XIII

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El brillo en la mirada de Jisung, resplandecía con la luz de la luna. La tonalidad de sus ojos, se tornaban claros, subía desde el más diáfano hasta el más oscuro. Respiraba el aire puro de la noche, el cielo estrellado iluminando la tierra como una gema luminosa. Sólo cuando cae el sol, obtiene la tranquilidad que tanto ama tener. Cuando todas las hadas malas y los seres prejuiciosos se meten a sus casas, es ahí donde Jisung puede salir de su pequeño escondite sin temor.

Nunca sale del páramo, pero hoy apenas salió el sol, unas ganas inmensas de salir le atravesaron el cuerpo. Sentía como si un hilo de corriente estuviera jalándolo hacia fuera, incitándolo a desvanecerse en el mar de árboles que se reflejaban en sus ojos. Un cable de energía que lo electrizaba y llenaba de poder para fugarse. Pero tal como dijo hace dos noches, Seokjin dio órdenes para que no lo dejaran salir sólo. No había podido pedirle a Hyunjin que saliera con él, pues se encontraba tan cansado que no salió de cama en todo el día, se la pasaba siempre en la tienda de Felix siendo de modelo y ayudando en otras tareas. No se atrevía a decirle a Felix o Seungmin que fuesen con él, sería raro y sospechoso; Jisung, quién odia salir, ¿pidiendo algo como eso? Nayeon seguía molesta con él y Changbin... bueno él, estaba siendo solamente Changbin. Así que se mantenía en el páramo como gato encerrado, así como todos estos años.

Tampoco ha podido comprobar el estado de Minho, así que la preocupación y los pensamientos sobre él, no han abandonado en ningún momento la cabeza del hada. Es por eso que hoy necesita verlo y alejar toda esa nube negra de su mente, porque no puede soportar otro día más viviendo ese bullicio.

Se balanceó en el borde de la colina, observando los pinchos del muro bajo sus pies. Se acostó en el césped y miró el cielo, contando las estrellas y buscando figuras. Pensando, buscando hilos sueltos para aprovecharlos y fugarse, pero en lugar de seguir preparando un plan, un recuerdo le invadió la mente.

La noche en la que Minho y él, vieron el cielo nocturno juntos, echados sobre el césped, tan cerca uno del otro, pero a la vez tan lejos. Se comenzó a plantear que, le gustan las estrellas pintadas en el cielo, pero le gustaban más las que Minho proyectaba en sus ojos, que, aunque la mayoría del tiempo lucieran apagados, esa noche, Jisung pudo ver toda una vía láctea impregnados en la oscuridad de su mirada. El hada sintió un cosquilleo en el pecho, arrebatándole por un momento el aliento.

Intentó volver a regresar a su pensamiento inicial. ¿Cómo puede salir sin que lo vean? Sería algo complicado, pues su tamaño y la falta de alas hacen la tarea un tanto difícil. Se sentó nuevamente, exasperante por la situación. ¡A la mierda Seokjin! ¿Por qué le prohíbe salir? Es el líder, pero, ¡No tiene derecho a encerrarlo en estos muros! Se mofó de su superior y jaló de los cabellos castaños desordenándolo, teniendo mechones en diferentes direcciones de la cabeza. Se cruzó de brazos. Le acusará con Christopher.

El enojo se le disipó en cuanto vio una sombra en la penumbra de la noche. ¿La maldición? ¿Minho? Espera con ansias que sea el segundo. Se puso de pie de un salto, agudizando la visión para ver mejor a ese fantasma escurridizo que se balancea por el bosque. Se aproximaba a la colina de Jisung, siendo este como una princesa, encerrado en una alta torre de piedra, sin escapatoria, esperando a alguien fuerte y valiente lo rescate de las garras de un enorme dragón, en este caso, Seokjin.

La sombra se veía con más claridad en la espesa oscuridad. Figura humana, alta y esbelta y aquella gema azul brillando en las cuencas de su rostro, fue un rasgo inconfundible para Jisung.

— ¡Cheeks, cuánto tiempo! — con un brazo en lo alto, bailoteaba en el aire.

Era Minho. Le costaba admitirlo, pero extrañaba aquella voz dulce y grave a la vez. El cabello negro lacio cayéndole por la frente, su mirada cargada de algo indescifrable, la sonrisa tan hermosa que formaban sus labios al estirarse y aquel deje suave y tranquilo que le transmitía. Jisung le devolvió el gesto.

Beauty In Death 》 MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora