La luz del sol le pegaba en los ojos. El cielo nublado había desaparecido, dejando paso libre a los rayos solares que le acariciaban la piel. Se sentía liviano cómo una pluma, con la sensación de ser abrazado por alas suaves que lo llevaban por los aires, pues la brisa fresca le desordenaba los cabellos, disfrutando de las cosquillitas que le daban las puntas en su rostro.
Se despertaba en la misma montaña rocosa, con la hermosa vista del reino; los coloridos árboles de tonalidades naranjas y amarillas y el atardecer de fondo haciendo lucir el paisaje cómo una pintura.
Jisung barrió la sierra con los ojos, buscando alguna señal de Minho o de alguien más. El dolor muscular había desaparecido junto con la pesadez misma. Y las esmeraldas de sus cuencas se sintieron encender con los martillos de su corazón al ver a Minho saliendo de entre los árboles.
— Despertaste, Cheeks — la sonrisa se le veía tan hermosa, brillante, reluciente. Los ojos chicos ante el estiramiento de mejillas y la risilla de su voz, derrite por completo. El cabello negro parecía castaño ante la luz y sus ojos profundos, lo admiraban con tanta emoción que Jisung devolvió la sonrisa, sintiéndose de alguna manera completo.
— ¿Dónde estabas, Minho? — Jisung se puso de pie, sacudiendo sus ropas llenas de hojas.
El humano se paseó la mirada sobre Jisung.
— No importa — se acercó unos cuantos pasos al hada — he llegado. ¿Recuerdas que nos teníamos que ver aquí? He llegado, lo único que quiero ahora es tenerte para mí.
Jisung soltó una risita nerviosa. ¿De qué hablaba ahora este tonto?
— Deja de bromear ya y dime para que me citaste en esta resbalosa montaña.
— Es nuestra montaña, Cheeks — Minho se acercó más. A Jisung se le hacía completamente extraño aquel comportamiento que está teniendo el humano, pues siempre es él el que va a más metros de distancia del que le gustaría.
— No entiendo — respondió Jisung. No sabía que hacer en ese momento, si retroceder, avanzar, detenerlo o dejar que siguiera rompiendo los metros — ¿Nuestra montaña?
— Así es, aquí es dónde siempre apareceré para ti. El lugar en el que te dejarás encantarte por mí. Este pedazo de roca, será nuestro confidente de nuestras travesuras, besos y caricias.
Minho parecía acercarse más con pasos largos, sin borrar aquella sonrisa y la mirada brillante posada en su hada. Y aunque a Jisung le gustara lo que ocurría, de cierta manera se sentía extraño.
— Minho, ¿Estás ebrio o algo así?
— ¿Por qué lo dices? — se detuvo en seco. La punta de sus zapatos rozaba con los de Jisung. Ahora tenían una visión plena y detallada de sus rostros, pues es la primera vez que se encuentran tan de cerca.
— Te estás comportando de manera extraña. Nunca haces tales cosas cómo... — inspeccionó la poca distancia entre ellos. Sonrió de oreja a oreja — invadir el espacio personal.
— ¿No te gusta?
— Me gusta — afirmó Jisung. Tenía tan cerca a Minho, que podía sentir el calor corporal que emanaba y la respiración haciéndole cosquillas en la piel — es solo que...— Minho se inclinó un poco para adelante, teniendo finalmente los rostros a escasos centímetros de distancia. El pecho se le agitó, sintiendo cómo el corazón golpeaba contra sus pulmones. Tragó duro — esto es nuevo para mí.
Jisung podía apreciar todo de Minho, cómo si la persona que lo creó, hubiera sacado un pedazo de papel, pluma y garabateara en él hasta el mínimo detalle del rostro del chico. La cicatriz en su pómulo se veía más pronunciada a esa distancia, los ojos que lo admiraban con una sed de cariño, eran dos perlas magníficas mezclándose con una ardiente intensidad en aquel lado azul.
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Beauty In Death 》 Minsung
FanfictionEn el reino de Luceat existen todo tipo de criaturas mágicas que viven bajo la protección de la monarquía y viceversa. Entre cada uno de esos seres, existe un hada muy poco común, cohibida por el menosprecio que los demás le dan y encerrada en su bu...