VIII

587 96 25
                                    

Soledad.

La soledad se ha vuelto una gran mejor amiga, es aquella que nunca te abandona, jamás te suelta de la mano y está en tus momentos más difíciles abrazándote con fuerza, escuchando tus lamentos y las palabras tiradas en el aire que solo pueden ser perceptibles para esa hermosa y triste compañía inexistente; es como si ella misma se encargara de alejar a todos de ti, tenerte para ella sola, protegerte de las adversidades y prejuicios de la gente. Soledad no es mala, ella es buena, se encarga de cuidarte, te ayuda a armar aquel muro de piedra alrededor tuyo y te resguarda de aquel frío que no puede apagarse fácilmente; te muestra cosas que ella misma descubrió para hacerte sentir mejor, en dónde tomarás la fortaleza para seguir de pie, como otra capa del escudo, como otra pared protegiendo tú mismo muro o una suave manta de seda que te cubre los hombros, abrazándote y acariciando la piel. Soledad, eres una gran amiga, ¿Lo sabías? Por supuesto que no lo sabías, solo recibes odio y rencor, ¿Cierto? Te dicen que eres la peor, que te alejes, te marches y te detestan, no es lindo recibir eso a cambio de tu protección, pero no lo entienden, nadie lo hace, tu siempre nos brindas esa mano para levantarnos, eres nuestra sombra, corazón y mente, eres un espejismo hermoso y oscuro. Gracias por protegernos tanto, aunque duela, por lo menos sabemos que te tenemos a ti.

Pero te has marchado, ¿Cuando fue que te fuiste? Creí que lo protegerías siempre, ¿Dónde estás ahora? ¿No serías tú la que alejara esta detestable voz aguda de la cabeza? La tuya era más suave y serena, pero ahora has abandonado a aquella pobre alma que no puede tener el privilegio de obtener el descanso eterno para acabar con su infierno.

Minho se encontraba sentado sobre el césped, la espalda apoyada contra la corteza del árbol, mirando sus pies descalzos bañados en sangre, con la lluvia cayendo sobre los mismos, borrando todo rastro posible de la sustancia. Las lágrimas bajaban por su pálido rostro, con el nudo tan grueso y fuerte obstruyéndole la garganta. Tenía unas ganas tan grandes de gritar con todas sus fuerzas, que su desgarradora voz hiciera eco en el bosque y que cada ser del mundo pudiera escuchar su sufrimiento, inclusive aquella malvada mujer. No le tenía ni un atisbo de piedad, solo piensa en ella y con la desesperada crueldad de ser liberada. Pero Minho no se permitirá brindarle aquella ayuda.

Se llevó una mano al rostro, limpiándose las comisuras de la boca con el dorso, dejando una mancha de sangre en la piel, que borró al levantarse y salir a la lluvia. Su cuerpo desnudo expuesto al agua fría que le bajaba por la piel, con la esperanza de que el diluvio no solo limpiara el exterior, sino también su mente y alma, que lo librara de semejante pecado que acaba de cometer y que Jisung lo perdonara.

Sus ojos se dirigieron al cuerpo sin vida de una campesina tendido en el suelo, la garganta abierta, piel pálida y la complexión hecha fideos. Había dado fin a otra vida inocente, todo por su bienestar.

Eres un monstruo.

Mi monstruo.

Mi creación.

Eres mío, Minho.

— ¡Basta! — gritó, enterrando los dedos en las sienes, elevando el rostro, teniendo una mejor vista del cielo gris — déjame en paz.

Un sollozo brotó de su garganta, acompañando el sonido de los truenos y el repiqueteo de la lluvia golpeando el suelo.

— Jisung...yo... — sorbió la nariz. Sus pies empezaron a llenarse de lodo, junto con el cadáver que parecía desaparecer en la tierra — perdóname. También me odio, Jisung, también me odio y si tan solo pudiera, te ayudaría a matarme — murmuró para si mismo, temblando de frío y comenzando a caminar para alejarse de aquella escena. El verdugo alejándose de su víctima.

El cuerpo frío de Minho comenzó a sentirse caliente, ardiente, caluroso y su ojo azul brillando con intensidad; con toda la energía concentrada en su cuerpo, decidido a cambiar de forma para huir aún más rápido, salir corriendo como un cobarde, y así lo hizo, dejando sus piernas atrás saltando en cuatro patas sobre el lodo, salpicando el alrededor, comenzando a correr desenfrenadamente por el bosque, buscando su alivio, su paz, alejar todo mal de su mente, pero es prácticamente imposible. ¿Cómo puedes alejar algo que ya traes encima?

Beauty In Death 》 MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora