XXXIX

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¿Ya había mencionado que odia existir? Desprecia tanto respirar, vivir, ser una carga y una desdicha para todos. Un malestar, un tumor en la vida de las personas. Lo fue en lo que alguna vez fue su familia, lo ha sido para el reino y lo es en ese momento para Jisung. Un maldito impedimento que no deja a nadie ser feliz, porque siempre está ahí, creciendo como el problema que es, la oscuridad, amargura y pesar que va cargando en la espalda al pasar de los años, que se va volviendo cada vez más grande, pesada, y aunque todos estos años estuvo pidiendo ayuda, nadie lo escuchó. Su voz se quedó muda, haciendo nudos en su garganta, lengua, tragándose todo, oscureciendo cada vez más su corazón. No le prestaron atención, en su lugar lo tacharon, despreciaron e hicieron a un lado, encerrándolo y convirtiéndolo en lo que es ahora: un monstruo. Una bestia incapaz de ser feliz, porque simplemente lo intenta y se lo arrebatan de las manos como si no fuera nada. No tiene derecho a la felicidad, eso está más que claro.

Las raíces que nacieron de sus plantillas de los pies, se han vuelto más fuertes, enredándose en sus piernas, torso, asfixiando su cuello y tapándole la visión. Así es como ha tenido que aprender a lidiar con su vida, convivir con la oscuridad y soledad. La amistad no está en su diccionario, la fraternidad se borró como tinta en agua y el amor... estuvo más que prohibido. En su mente podía ver un libro abierto de par en par, con las hojas amarillas, el mango gastado rojizo y como si fueran impresas en fuego, las letras en grandes que se trazaban en medio de las páginas le robaba el aliento y las minúsculas sonrisas que se permitía, pues era la muestra de su realidad. SOLEDAD. Aprende a vivir con ella, ¿quieres? es tu mejor aliado.

Ahora es en ese momento en que todo el odio que se tiene a sí mismo, se intensifica. Si él mismo no se lo perdonaba, no esperaba que Jisung lo hiciera. Era como si regresara el tiempo y se viera nuevamente de niño, sudoroso, jadeante y empapado de sangre, observando con las pupilas dilatas el desbordante olor a metal, la tinta roja que contrastaba con la fría y pálida piel de aquel cadáver que lo miraba con unos ojos faltantes de brillo; era bañado por su propia plasma, la misma dejando mancha en el rostro de Minho. De las comisuras destilaba sangre, al igual que salpicaduras que le daban el toque de arte al lienzo de su cara.

Minho sostenía entre sus manos la cabeza de su víctima reposándola en el regazo, acariciando su cabello con arrepentimiento y tristeza. Bajó los párpados abiertos con su mano. Arrebataba una vez más una vida inocente. Le arrancó el derecho de vivir a aquella pequeña niña llena de esperanzas y sueños, se deshizo de ellos como si fueran cenizas, al igual que su familia, tirada en el suelo a sus espaldas.

— Eres la peor persona que puede existir en la tierra — dijo entre dientes, conteniendo la rabia que sentía. Estaba desnudo, su ropa se había desgarrado al haberse convertido en un lobo con el propósito de asesinar a esa familia.

— ¿Yo? — la bruja Lee le sonría desde su posición. Husmeaba entre los objetos personales de los difuntos, buscando con felicidad algo que le fuera útil, o lindo — Yo no los maté, Hoonie.

Minho le lanzó una mirada de odio.

— ¡Tú me has obligado! Siempre me estás usando para tu trabajo sucio. Estoy harto de ti.

Grizella se giró a verlo con los ojos chispeantes. Una sonrisa ladina hacía aparición en su perfilado rostro mientras movía las caderas con un compás lento, urgando entre los cajones.

— No es que yo te obligue, es tu deber obedecerme. Y si no lo haces, conoces perfectamente las consecuencias — entre sus manos sostenía una muñeca de trapo y paja. Se veía tan fea y vieja, que no entendía como aquella pequeña podía entretenerse con ella. Tal vez no le importaba, con tal de tener la compañía y diversión que deseaba, no era importante la apariencia que mostraba el juguete, lo que contaba era lo positivo que aportaba a tu vida, en la felicidad. Minho se imaginó a la niña sonriente, cepillando el horrible cabello de paja de la muñeca, poniendole trapos, jugando y hablando con ella, esperando a recibir alguna respuesta. ¿No es lo que todos siempre hacemos? Buscar alternativas para no sentirse tan... sólo.

Beauty In Death 》 MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora