Sus pasos parecían ser gelatina y el sudor le transparentaba la ropa. Los labios ya le dolían de tanto estarlos mordiendo, que hasta una pequeña herida se asomaba de estos. Llevaba la espalda encorvada y la mirada fija en el suelo, como si fuera entretenido ver la tierra y como las hojas secas se aplastaban y crujían bajo su peso.
Se sentía extraño. Un estado en el que ni él mismo sabía lo que sentía, porque no había nada, ni una ola de tristeza o ira, era una sensación de vacío que se cuestiona en ese momento de que si su corazón sigue vivo, palpitando dentro de su pecho, pero ahí seguía, bombeando sangre manteniéndolo con vida. ¿Entonces por qué se sentía de aquella forma? Quería llorar y no podía, descargar la noticia que escuchó con todas sus fuerzas para no mancharse más a sí mismo con la oscuridad de emociones reprimidas. Es como si estuviera muerto.
Muerto en vida.
Jisung estaba siendo escoltado hacia el páramo, rodeado de hadas y elfos que se pegaban a sus espaldas vigilando que no se volviera a escapar. Delante de ellos, el rey Christopher caminaba con la espalda recta y el mentón levantado, como si la preocupación en su interior no existiera; la máscara perfecta para su rostro triste, es una cargada de seguridad y una sonrisa fingida. De vez en cuando, giraba a ver a Jisung sobre su hombro, buscando las esmeraldas para comprobar de que estaba bien, pero aquel se encorvaba manteniendo los ojos fuera de su alcance.
Seokjin también iba con ellos, aquel le dedicaba miradas molestas y fulminantes al hada. Se encontraba enojado por la imprudencia de Jisung, no se cansa de siempre poner a todos en riesgo. La gente muere por su culpa, todos los que quiere se esfuman a su causa. Y lo está volviendo a hacer. Daphne Han debió de haberse deshecho de ese bastardo en cuanto tuvo la oportunidad.
Estuvieron buscando algún signo que los llevara a Minho o a la bruja Lee, pero solo encontraron pequeños tramos marchitos y un Han Jisung llorando pidiendo desesperadamente a aquel chico con el maleficio.
Faltaba poco para que llegaran al páramo, creando una ansiedad envolvente en su sistema al no querer llegar y comprobar lo que Seungmin le había dicho. Y Christopher no estaba preparado para albergar tanta tristeza e impotencia en su corazón.
Cuando llegaron y cruzaron el arco, todas las miradas se posaron en el cohibido Jisung, en medio del semi círculo formado a su alrededor. No quería levantar el rostro, porque tenía miedo de verse reflejado en cada una de aquellas pupilas que seguramente lo juzgaban sin importarle como estuvieran sus sentimientos por dentro.
Los seres mágicos se alineaban a los bordes del camino, dándole una triste bienvenida al rey y a sus acompañantes. Podían escucharse a algunos lloriquear y sorber mocos, sollozando y murmurando palabras incoherentes. A Jisung se le ponían los vellos de punta. Regresar era una de las cosas que quería, pero ya no estaba completamente seguro si eso era lo que tanto había querido. Volver dejó de ser una opción para él cuando abandonó a Minho ante la bruja Lee y sus oídos captaron una noticia que su interior niega aceptar.
— ¡Jisung! — Nayeon apareció entre la gente, abriendo sus brazos mientras corría y buscaba a su amigo. No le importaba que el rey estuviera presente o que Seokjin la mirara de manera desaprobatoria a sus espaldas. Rodeó a Jisung en un fuerte abrazo en donde se deshizo a lágrimas, empapando la playera ajena, apretujando su cuerpo contra el chico — Lo siento mucho.
Jisung fue incapaz de devolver el gesto. Mantenía sus brazos a los costados, mirando nada más como el rostro bello y empapado de su amiga se contraía en un profundo llanto, sin dejarlo respirar y taladrando sus oídos con las insistentes disculpas que le formulaba.
— Está bien — solo fue capaz de pronunciar esas dos palabras con la voz seca y casi como un susurro. La apartó, limpiando las lágrimas resbaladizas con sus pulgares y acomodando el cabello rebelde de Nayeon — ¿Dónde está?
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Beauty In Death 》 Minsung
FanfictionEn el reino de Luceat existen todo tipo de criaturas mágicas que viven bajo la protección de la monarquía y viceversa. Entre cada uno de esos seres, existe un hada muy poco común, cohibida por el menosprecio que los demás le dan y encerrada en su bu...