XXVI

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Jeongin miraba fijamente los ojos ámbar con intensidad. Le ardían sus mismos globos oculares por el llanto que no había parado en todo su recorrido desde el castillo hasta el páramo. Fue recibido por una elfa llamada Nayeon, quien después de un rato en convencerla de su inesperado linaje real, llamó a Hyunjin. En cuanto lo vió, lo primero que hizo fue insultarlo, golpearlo, descargar toda su ira y rencor sobre él. El hada lo había dejado, pues lo comprendía. Su propia sangre le había mentido sin pudor, y ahora que sabía la verdad, le dolía el corazón por la espada mal estrujada en su pecho.

Yacían en la colina, casa de Jisung. Nuevamente sentados en el pasto, cerca del borde, apreciando la belleza de las vistas. Hyunjin no separaba los ojos del sendero conectado con el páramo y el mismo arco de la entrada, esperando el regreso de Seungmin con noticas de Jisung. Jeongin hace un rato ya se había tranquilizado, y ahora solo se dedicaba a analizar por milésima vez el rostro de Hyunjin.

— ¿Los odias? — preguntó el hada, la luz de las luciérnagas acariciaba el rostro de ambos.

Jeongin se tomó su tiempo para pensar en una respuesta. No los odiaba, para nada. Como tanto intentaron explicarle, tenían sus razones, argumentos que la mente de Jeongin se niega a comprender, por el hecho de que su corazón se manchó de rencor y dolor. Aunque lo intentara, nunca podría desarrollar tal sentimiento como el odio hacia su madre y Chris.

— No. Es solo que me da tristeza, enojo, impotencia, que me hayan mentido. Tal vez lo que ahora necesito es tiempo. Saber que soy un Bang, un bastardo como tanto especularon, me enferma.

— No puedes decirle a nadie lo que eres. Nosotros no te haremos nada, eres parte del linaje que debemos obedecer, y eres un humano al que nuestra labor es proteger, pero los de tu especie son malos, ellos podrían asesinarte si se enteran de tu verdadero origen.

— Lo sé — dijo Jeongin con una mueca — es por eso que me lo ocultaron. Me escondieron bajo la mentira de un padre mensajero muerto por tuberculosis cuando aún estaba en el vientre de mi madre. ¿Por eso me dieron esa tarea en el castillo? Recoger y mandar cartas como si... ¿cómo si estuviera llenando de honor y memoria a mi padre inexistente?

Hyunjin no sabía que decir, ¿Cómo se podía consolar a alguien? Nunca había hecho tal cosa. Cuando Jisung se sentía mal emocionalmente, solo se alejaba de todos y se encerraba en las cuatro paredes de su casa hasta que se le pasaba, así que no tiene nada de práctica en estos casos.

El hada acercó la mano a la espalda contraria, dejando leves palmaditas esperando que eso ayudara al menor.

— Mi vida es una miseria. No sé con qué cara podré pararme ahora frente al castillo y esperar a que Chris y mi madre puedan ser como eran antes, incluso me pregunto si yo mismo puedo volver a ser Yang Jeongin, sabiendo que ese no es mi verdadero apellido.

— Entiendo que todo ha cambiado para ti, la perspectiva de tu vida, el entorno, las personas, tus seres queridos, pero no tienes todo perdido — Hyunjin mantenía un semblante serio, amigable, tranquilizador, unos ojos reconfortantes cómo una manta de seda en los hombros y un canto místico para Jeongin que de alguna manera lo hacía sentir sereno y protegido — puedes volver a tu vida o rehacerla, pero no te estanques en ese dolor — ahora su mano se dirigió al pecho contrario, justamente sobre el corazón — no puedes guardarte eternamente todo aquí, tienes que liberarlo, volverte fuerte y enfrentar el hecho de quién eres, el aceptar tu sangre y comprender porque te han mentido. Eres lo que quieres ser, lo que te permites construir, y si quieres, tú mismo lo puedes derrumbar para volverlo a forjar.

La mano sobre su pecho se sentía cálida y suave. Bajó la mirada hacia el tacto, observando la mano grande cerrándose contra su piel. Jeongin se relamió los labios secos. Hyunjin tenía razón, quedarse con el sentimiento y los mismos pensamientos que no lo dejan tranquilo, sería un hundimiento fácil para sí mismo. Tiene que aceptar lo que le sucede, pero primero necesita tiempo para aclarar su mente y tranquilizar su corazón.

Beauty In Death 》 MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora