XXVIII

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Hyunjin y Jeongin llegaron al páramo, hubo resistencia del menor ante la fuerza del rubio en todo el camino. Desde que dejaron el pequeño cementerio con la familia de luto, Hyunjin no dejó de apresar el brazo de Jeongin, tal vez hasta dejando marca de sus dedos en el dorso. En cuanto escuchó esas palabras dichas por el hombre, se asustó y decidió que lo mejor sería que Jeongin se quedara detrás de los muros del páramo y que él continuara sólo. No va a permitir que algo le suceda.

— ¡Ya suéltame! — gritó Jeongin. Forcejeó una vez más su brazo, finalmente teniendo éxito en soltarse. No contaba con que el hada tuviera demasiada fuerza.

— Te quedarás aquí — ordenó — Hablaré con Soobin y Felix para que no te dejen salir. Yo seguiré buscando a Jisung.

Jeongin lo miró desconcertado. Se encontraban en el centro del páramo, los seres mágicos viéndolos atentamente.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— No estás a salvó allá afuera, mi labor es protegerte, no importa que seas un príncipe ilegítimo.

Príncipe. La palabra se le hacía tan extraña ahora que sabía que era uno; se sentía cómo una realidad diferente, pero por desgracia no era así y no lo podía cambiar.

Jeongin recuerda las palabras del señor Moon, el cómo le había relatado un cuento, el mismo que usaban para asustarlo cuando no quería comer o se portaba mal. Pero en aquellos ojos viejos y cansados, no pudo ver la diversión con la que los mayores cuentan las leyendas y los mitos. No era un tono de voz que relatara una historia de terror frente al fuego. Todo en su rostro le reflejaba que decía la verdad y que tenía miedo. Las sospechas incrementando ante la reacción de Hyunjin.

Los cuentos han tomado vida.

Y vaya que lo hicieron, pero Jeongin no está del todo seguro porqué lo dice. Mencionó una amenaza, un asesino que al parecer anda rondando por el reino y lo tomó como un cuento para niños, tal vez por la edad, ¿Cierto? Eso es lo que hubiera pensado Jeongin días atrás, pero ahora que conoce el mundo de la magia, ya no está seguro en que creer y en qué no. Con la existencia de la magia todo es posible.

Recuerda que Rubén mencionó algo parecido aquel día en la cocina y todos lo tomaron por loco, pero, ¿Y si tenía razón?

— ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué otra cosa me están ocultando? — Jeongin se cruzó de brazos sobre el pecho, hundiendo las espesas cejas, mirando enfadado al mayor.

Hyunjin apretó los labios.

— No tienes por qué saberlo — respondió de manera seca.

— ¡Claro que tengo! He nacido para ver este mundo y si todos corremos peligro debo de saber a lo que me enfrento.

— Tú no te vas a enfrentar a nadie — dijo entre dientes. La mirada ámbar se había vuelto intensa, provocando que Jeongin se encogiera en su lugar — Te vas a quedar aquí donde estás a salvo.

— No eres nadie para darme órdenes.

— Soy el encargado de protegerte — Hyunjin dió unos pasos hacia adelante, la punta de sus zapatos acariciando los de Jeongin. Las respiraciones pesadas llenas de furia se mezclaban en una sola y los ojos intensos se unían cómo un imán — Así que me harás caso, te quedarás aquí y sino obedeces yo mismo me encargaré de atarte a una silla para que no muevas ni un mechón de cabello.

Jeongin alzó las cejas sorprendido. No llevaba mucho tiempo conociendo a Hyunjin, pero aquellas palabras y ese semblante en su rostro, le demostraban una dualidad impresionante; un cambio de personalidad drástico que no reconoció a la persona que tenía delante, ¿Dónde estaba aquel chico dramático que se reía de todo? Hyunjin en ese momento daba miedo. Pero la verdad es que Hwang, siente el pánico y la ansiedad en su interior. Tiene la sensación de estar sudando frío de los nervios y el corazón palpitando hasta la garganta. Mantener a Jeongin a salvo es una de sus mayores prioridades, tiene a su mejor amigo perdido y no podría soportar la culpa de que algo malo le sucediera a Jeongin.

Beauty In Death 》 MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora