POV ALLARIK
Después de varias horas viajando por aire y otro tiempo más por las áridas arenas del desierto de Shariba, al fin llegamos.
Las imponentes murallas de aquel palacio maldito que alberga la presencia de personas que no son de mi agrado, se alzan frente a mi y a mi esposa, quien no para de observar las múltiples estatuas de aquella mujer que lleva por título, ser la esposa de el hombre que me engendró.
No me gusta estar aquí y los pocos recuerdos que tengo guardados en mi mente de las veces que lo he pisado, no son tan gratos. Deslizo la punta de mi lengua por mis labios para humedecerlos un poco y debo admitir que estoy un tanto nervioso por la expectativa que me causa toda esta situación.
Tengo años que no veo a mi padre y a la amargada de su mujer, y lo más probable es que no estén muy contentos con mi llegada casi inesperada. Solo le informé a mi padre que vendría antes de abordar el avión y es bien sabido que a nadie le gustan las visitas que vienen sin aviso anticipado.
—Maldita sea... —escucho gruñir bajo a mi mujer—. Me pica todo el cuerpo —agrega rascandose la espalda de manera disimulada y es entonces que entiendo que es ella la que me ayudará a sobrellevar toda esto situación.
Su manera de ser, junto a todo su ser que destila superioridad, no ha dejado de ser el mismo y sin duda la importancia que desde antes ya había tenido en mi vida, se ha intensificado.
Me causa un poco de gracia verla batallar con el incómodo atuendo que yo mismo le proporcione, pero es necesario que lo lleve, por lo menos hasta que nos presentemos ante el sultán.
Su presencia me calma a niveles que yo jamás pensé llegar, pero no debo demostrarlo ante ella. Es una mujer astuta, que piensa con suspicacia y que sabe muy bien como jugar las fichas que tiene a su favor.
Lo noté en el avión cuando vi con que intenciones miró al escolta más joven, lo hizo para ver cuanto le pertenezco y seria imposible negarle que todo mi ser le pertenece y esta a sus pies.
Pero ella aún no está preparada para afrontar esa idea. No si aún piensa en huir de mi lado y aunque la ame, primero debo domesticar la bestia que lleva por dentro y por suerte tiene un marido que le gustan los retos difíciles.
—No maldigas —susurro a su lado mientras entrelazo mi mano con la suya y siento como se tensa—. A mi no me interesa, pero a la gente de aquí le parece una ofensa y si quieres seguir conservando tu lengua, te recomiendo que mejor no hables —agrego mientras comenzamos a ascender por las escaleras hasta llegar con la persona nos llevará con mi padre.
Típico... tanto es lo que le importo poco, que en vez de recibirme él, manda a su consejero de confianza.
—Bienvenido, joven Allarik. Siempre es un gusto volverlo a ver aquí —el hombre de avanzada edad, ojos con superficie arrugada por el avance del tiempo y mirada calma, vestido con los ropajes tradicionales de esta nación.
Me recibe con una sonrisa amable y soy consiente que no es fingida, porque a diferencia de los demás habitantes de estas murallas, el si me trató con respeto.
—Bienvenida, señora —el hombre le hace una reverencia a Zahira—. Usted también será recibida con el mismo respeto que su esposo —agrega y noto como mi esposa, se ruboriza un poco, pero recibe el saludo dando un leve asentimiento.
—Dejate de formalidades, viejo sabio y ven a darme un abrazo —suelto la mano de mi mujer y abrazo al hombre que queda reducido a casi nada cuando el vacío de sus anchos ropajes se pegan a su delgado cuerpo en el momento en que mis brazos lo rodean.
—Tu padre nos colgará a ambos, recuerda que las muestras de afecto en público están prohibidas —dice con esfuerzo después del apretón.
—No creo que lo haga, ya sabes lo viejo exagerado que es —digo después de soltarlo—. Además, no creo que su remordimiento de padre distante le permita hacer tal cosa, sé que me detesta pero su odio no llega a tal horrible idea.
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ALLARIK Libro #2 ADD ✅
Dragoste[Libro 2 de la trilogía amantes del desierto] Allarik "la venganza del jeque" Para Allarik, el amor es algo sobrevalorado que solo sirve para fastidiar a las personas con el drama y el sentimentalismo que deja a su paso. Nunca, a ofrecido a nadie lo...