ALLARIK Libro #2 ADD ✅

Capítulo 53

POV ZAHIRA

—¿A dónde iremos? —cuestiono algo perdida, la madre de Allarik acaba de tomar otro avión y el silencio de mi marido me coloca los nervios de punta.

—Es una sorpresa —responde después de beber un poco del whisky del vaso que hace unos minutos, una de las azafatas le entregó.

—Debo admitir que le temo mucho a "tus sorpresas" —digo las últimas palabras con ironía, mientras coloco mis dedos en forma de comillas.

—Wow... ¿pero qué rayos le has hecho a mi esposa? —se rie de manera espontánea—. Porque la Zahira que yo conozco, no le teme a nada, ni siquiera a mí —se encoge de hombros, llevando uno de sus dedos índice hasta su pecho, para señalarse a sí mismo.

—Que no te lo demuestre, no quiere decir que no lo haga —confieso quitándole el vaso de sus manos y de un solo sorbo me bebo el contenido de aquel recipiente.

—Lo sé —murmura tomándome de la mano y luego acerca mi rostro al suyo—. Y ya no quiero que lo hagas más —agrega con sutileza y siento como mi cuerpo se eriza ante su contacto.

—Pues debes empezar a esforzarte mucho, porque tu actitud de mierda lo único que ha hecho es dejarme traumas —enarco una de mis cejas y el se ríe con más fuerza.

El Allarik risueño me agrada, ese que amplía su sonrisa con cada una de las tonterías que digo, ese que conocí en Montecarlo y que tenía la esperanza de volver a recuperar algún día, a vuelto y yo me siento feliz por ello.

—Por eso iremos al lugar que tengo pensado —da pequeños toquecitos en la punta de mi nariz, con su dedo índice.

—¿Me torturaras? —La pregunta sale de mi boca de manera automática y el coloca sus ojos en blanco—. ¿Qué quieres que piense al respecto? Todo contigo es así, aquel concepto de lo que te gusta a ti es todo lo contrario de lo que me gusta a mi —le aclaro y el niega con su cabeza como si no tuviera remedio.

—Esto si te gustará, te lo garantizo —pasa uno de sus brazos por detrás de mi espalda y luego me acerca a el para estrecharme más—. Te prometí que todo iba a cambiar de ahora en adelante, que las cosas mejorarían y este es el primer paso.

La calidez que hay en sus palabras me hacen sonreír como tonta y aferro mis manos en el traje que lleva puesto.

El besa la coronilla de mi cabeza con cariño y me aprieta más contra el.

Hemos atravesado tiempos difíciles y aún así seguimos intentando estar juntos, ahora soy feliz, pero no estoy segura cuánto tiempo durará esta pequeña tregua.

Muy en el fondo siento que lo peor está por llegar, nadie lo ha dicho ni mucho menos hay señal de que vaya a suceder, pero esa extraña sensación de que hay secretos ocultos, la actitud siniestra de mi suegra y a eso hay que anexarle las advertencias de aquella mujer, me hacen querer huir lo más lejos posible.

Pero mi estupido corazón se rehúsa a alejarme de él, no quiero dejarlo solo, se supone que una esposa hace lo posible por mantener a flote a su hombre cuando está en peligro de hundirse, tal vez no sea el mejor salvavidas de este mundo, pero por lo menos lo intento.

Todo el viaje lo pasamos hablando de temas triviales, de anécdotas que ha ambos nos sucedieron de niños y de los mil planes que antes nos habíamos trazado en Montecarlo y ahora estamos retomando de nuevo.

Me abrocho el cinturón de seguridad en cuanto el piloto anuncia por las bocinas que pronto aterrizaremos y la ansiedad que me causa la incertidumbre de mi próximo destino, me hace querer comerme las uñas.

—¿Qué crees que estará haciendo tu madre? —pregunto de manera despreocupada y el suspira.

—Por primera vez en mi vida no tengo ni la menor idea y tampoco me preocupa —responde relajado—. De seguro debe estar pasandosela bien, como tenía tiempo que no lo hacía, comiendo, yendo de compra o tal vez hasta follando.