Capítulo final

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POV ZAHIRA

Khalil y yo caminamos en la playa, realizando nuestro paseo matutino al que últimamente hemos estado acostumbrados.

A esta hora de la tarde el lugar no es muy concurrido y digamos que tampoco se llena de visitantes, en realidad es una de esas playas a la que vas a solo dar un paseo y no es de esos lugares que sirven para bañarse.

El oleaje es algo fuerte en esta zona, pero lo suficientemente seguro para que mi hijo juegue.

Observo al pequeño querubín de casi cinco años que me sonríe, mientras recoge caracoles de la orilla del mar, para colocarlos en la cubeta que lleva en sus manos y es inevitable enternecerse. Su cabello rubio brilla por los ultimos rayos del sol que casi se oculta y sus hermosos ojos de color miel me miran con tanta adoración que casi puedo morir de amor por él.

Los rasgos que posee de su padre, se asoman más con el paso de la edad y de cierta manera todo esto resulta tortuoso para mi.

Solo basta con mirarlo a sus ojos y esperar que me dé una de esas sonrisas coquetas iguales a las que me ofrecía Allarik, para verlo reflejado en él. No hay nada que no haga por mí hijo, pero es muy difícil vivir día a día con la viva imagen de Allarik; el amor que aún poseo por su padre es tan alto que duele solo al recordarlo.

Si... aún duele, pero soy fuerte. O por lo menos eso es lo que aparento delante todo el mundo.

No quiero desmoronarme delante de la gente que es importante para mi. No quiero que mi hijo me vea como una mujer débil que se pasa llorando por un hombre, mientras permanece tirada en un rincón.

Es difícil vivir alejada del amor de mi vida, si. Pero no imposible de superar.

"No imposible de supera..." trato de convencerme de que aquellas cuatro palabras algun día si se puedan cumplir.

Muy en el fondo aún guardo la esperanza de que algún día las cosas entre el y yo tal vez funcionen, pero de inmediato ese pensamiento es opacado por toda la inseguridad que me ha aplastado año tras año al notar que él no ha sido capaz de buscarme.

No me llamó cuando se supo el sexo de nuestro hijo, mucho menos hubo alguna respuesta positiva cuando di a luz. Después de tantas horas de labor de parto, por lo menos esperaba que por las puertas de aquella habitación de clínica privada; el apareciera para brindarme su apoyo, cuando más lo necesitaba.

Para decirme que nos amaba y estaba ahí para enmendar todo, pero todos estos putos años lo único que he obtenido de su parte es un maldito silencio que me mata lentamente con el pasar del tiempo.

Aparto esos pensamientos que lo único que hacen es herirme y me centro en mi hijo, que sigue mostrándome con orgullo aquellos caparazones vacíos que recoge.

—Creo que ya ha sido suficiente por hoy —le digo brindándole una sonrisa y el hace un puchero.

—No es justo, mami. Acabamos de llegar —parpadea varias veces de manera tierna y soy consciente de que quiere usar sus técnicas de manipulación conmigo—. Mira mi balde, aún no está lleno —agrega algo triste y eso me arruga el corazón.

—Ya está oscureciendo —replico algo seria.

—Prometo ser muy veloz —me mira con ternura.

Mierda... odio cuando hace eso. Sabe que no soy inmune a su ternura.

—Está bien, solo cinco minutos y cuando te diga que es hora... —la frase queda a la mitad cuando el se aproxima a mi y me abraza con fuerza.

—Te amo, mami. Eres la mejor —agrega y yo solo me quedo callada.

ALLARIK  Libro #2 ADD ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora