ALLARIK Libro #2 ADD ✅

Capítulo 49

POV ALLARIK

Le acaricio el rostro, después de la promesa que le acabo de hacer aunque soy consciente de que no debí decir eso. No soy un hombre que exprese esa clase de palabras y menos acostumbrado a cumplirlas, pero a ella si.

Creo que ambos ya hemos tenido suficiente con todas las mierdas que nos ha tocado vivir y nuestro momento de ser felices ha llegado. La amo... y eso es lo único que importa, y mientras mi ser siga existiendo en este mundo, yo lucharé para protegerla si es necesario.

Pero también está otro factor que lo jode todo, la promesa que le he hecho a mi madre.

No puedo solo sacarla de ese lugar y pedirle que siga su vida como si nada le hubiese ocurrido, cuando los mal nacidos que la metieron ahí, jamas sufrieron por nada. Mientras ellos se salían con la suya, su vida se detuvo dentro de esas malditas cuatro paredes y el resto vivió la suya sin ningún inconveniente.

No me parece justo que tanto a ella como a mi, nos negaran la oportunidad de vivir una vida juntos y después cuando estoy a punto de lograr lo que por años mi madre y yo planeamos, simplemente ese plan se vaya por la borda.

Miro a mi mujer que ahora permanece con los ojos cerrados y paso con delicadeza mi dedo pulgar por sus carnosos labios, brindándole caricias que solo la hacen suspirar.

Simplemente no puedo dejar todo de lado, pero tampoco puedo ignorar al monumento de mujer que tengo en frente. De ser necesario me quedaré con ambos.

Mi plan y el amor de mi vida.

Aunque luego el mundo arda en llamas, seré egoísta una vez más y me atreveré a poseer todo.

Dicen que en esta vida si cometes actos malos, pronto se verán reflejados en una serie de consecuencias o repercusiones, que a la larga siempre terminan siendo el peor castigo, tu karma o incluso tu infierno.

Por mi... todo aquello se puede ir a la mierda y si las leyes de la vida vienen a cobrarme algo, entonces aquí estaré esperando para dar la cara. Nunca me he acobardado por nada y esta no será la ocasión en que lo haga.

—¿Me amas? —la escucho susurrar y me ofende su pregunta, porque ella más que nadie ya debe saber la respuesta, pero aún así le respondo:

—Ya sabes que sí —hundo mi cara en el espacio que hay disponible en su cuello y beso cada tramo de su piel con la atención que ella se merece—. ¿No entiendo por qué aún lo pones en duda? —me quejo y luego paso mi lengua con sutileza por toda su piel pálida.

—Entonces si es así, no seas más un egoísta —agrega con cautela como si hubiese alcanzado a leer mis pensamientos y sus palabras me hacen sonreír, porque soy consciente de que ella tiene razón.

—Tal vez lo sea un poco —acepto ampliando más mi sonrisa de manera cínica—, pero no puedes juzgarme por no haber querido que otro hombre tomara lo que es mío —sin darse cuenta de que la observo ella también sonríe—. Además, te salvé de algo que no querías hacer.

—Para luego tu obligarme a cumplirlo contigo —replica.

—¿Y acaso no te gusta? —ataco y ella se queda en silencio por un momento, mientras disfruta de las caricias que le otorgo con mis manos.

—Si me agrada, pero pudiste haberlo hecho mejor —me recrimina y no encuentro fallas en esa lógica, pero jamás lo voy a aceptar ante ella.

—De donde provengo, esta es la única manera en que sabemos hacer las cosas —me excuso aunque sé que es mentira y ella resopla.

—Claro, como malditos neandertales —se queja abriendo sus ojos, para luego mirarme de manera acusatoria.

Sonrío ante sus acusaciones y veo como coloca sus ojos en blanco.