Los pasos, a suerte de Eddie y Steve, eran como de un animal, sólo uno. A mala suerte de ellos dos, se escuchaba una respiración de rastreo.
- Mierda, mierda. - Maldijo Eddie caminando lento a un armario.
- ¿Qué haces?
- Busco un puto escondite para sobrevivir. - Abrió el armario y habian pocas prendas, las hizo a un lado. - Ven, metámonos acá.
Steve hizo caso y se agachó para sentarse en el lado izquierdo del armario, Eddie se puso a su lado y cerró las puertas con cuidado.
- Nos va a encontrar. - Susurró Eddie moviendo las piernas, intranquilo.
- Escucha, cuando olfatee hacia acá, saltamos y lo golpeamos. - Planeó Steve tocando la pierna de Eddie, buscando tranquilidad. - ¿Está bien?
Munson asintió, y ambos miraron por dos pequeñas grietas en las puertas. Habia silencio y nada con lo que alertarse.
- ¿Se habrá ido? - Preguntó Steve mas para si mismo.
- ¿Vamos a ver?
- No, esperemos un poco más.
Y como si todo estuviese planeado, la puerta de la habitación fue brutalmente tirada al suelo. Era una criatura parecida al "demodogo".
Empezó a olfatear toda la habitación. Lentamente dirigiendo su caminar a donde ellos. Cuando estaba frente al armario, Steve hizo una cuenta regresiva.
- Uno, dos...tres - Susurró y al llegar a tres, empujó con las piernas las puertas, cayendo parado y golpeando con la puerta derecha a la criatura.
Steve golpeó dos veces en la cabeza al demodogo mientras que Eddie estaba paralizado.
Pero al segundo golpe la guitarra se habia roto. Y todavia no moria.
- ¡Munson! - Gritó Steve mientras la criatura se tiraba encima de él, Harrington trató de defenderse con todas sus fuerzas, y, cuando el demodogo abrió su cabeza para gritar y dar fin al chico, Eddie le enterró el destornillador en el punto medio.
Dejaron aturdido al bicho y aprovecharon para escapar, corriendo por sus vidas. Steve hasta habia olvidado su dolor de pierna.
Ambos corrian por la misma dirección, mirando atrás cada segundo para asegurarse que no les seguian.
Se perdieron en el bosque, dónde tomaron aire.
- Mierda. - Jadeó Eddie. - ¿Estás bien?
- Sí, ni un rasguño. - Trató de sonreír Steve, pero una gota de sangre abrió camino desde su frente. - Oh, bueno, al menos no duele.
- Hace un rato, yo, pensé que morirías. - Susurró Eddie apretando los labios, sintiendo sus manos temblar. - Perdón, me habia quedado paralizado, no sabía qué hacer, yo, tenia mucho miedo, y tú estabas en el suelo. - Harrington al ver la expresión de pánico del otro, lo estrechó en sus brazos.
- Estamos vivos, me salvaste la vida. - Susurró Steve en el oido del otro. - Deja de temblar, estamos bien.
Lentamente el cuerpo de Eddie volvió a su estado normal, reduciendo el frío y descontrol. El pelilargo se aferró fuerte a la espalda del mayor, como si se estuviese cayendo.
Y Steve no pensaba soltarlo, lo tenia entre sus brazos y esperaria hasta que el otro haga sus bromas.
Porque eso significaria que todo continuaba.
Pero Eddie no decía nada, y Steve se preocupó. Se separó unos centímetros e intentó mirar el rostro del chico, pero éste lo escondía.
- ¿Munson? ¿Qué pasa? - Agarró sus hombros, pero el otro se tapó la cara con las manos. - Oye, mírame.
- No quiero que te burles.
- ¿Burlarme de qué? Tú eres el despiadado que siempre se burla. - Steve intentó quitar las manos de su cara. - Vamos, quiero verte.
- Sólo si prometes que no usarás esto como técnica de extorsión.
- ¿Cómo podria? Tampoco tengo una cámara.
Eddie mostró su rostro, dejando ver sus ojos rojizos y algunas lágrimas esparcidas en sus mejillas. Steve sintió una punzada en el estómago y corazón.
No salía nada por su boca.
Estaba sorprendido y preocupado.
- Yo...pensé que ibas a morir, estabas tirado en el suelo y gritaste mi nombre, si yo no hubiese hecho nada... - Los ojos cristalizados estaban volviendo, se frotó los ojos con las manos. - Mierda, ¿no dirás nada?
- Es que, parece que tú - Steve abrazó nuevamente a Eddie, pero ésta vez por el cuello. - eres el llorón entre los dos.
Podria haber parecido un comentario crudo, pero hizo sonreir a su compañero que ahora le daba suaves golpes en el abdomen.
- Debemos irnos ahora mismo o nos comerán. - Declaró Steve, separándose y comenzando a caminar.
Pero frenó en seco, llamando la atención de Eddie que iba atrás suyo. Harrington extendió su mano.
- Tómala, no quiero que te pierdas. - Dijo avergonzado, el pelilargo sonrió apretando sus labios y tomó la mano del otro.
- Estás rojo. - Molestó Eddie.
- ¡Cállate!
Hizo gesto de labios sellados con su mano que no estaba ocupada. Caminaron un par de metros, y Eddie balanceaba sus manos conectadas.
- No tenemos armas y no sabemos dónde ir, sin hablar de que estamos en una carretera. Es como un suicidio. - Steve miraba a todos lados tratando de buscar hasta lo más pequeño para defenderse.
- ¿Y si volvemos al inicio?
- No llegariamos al portal, está prácticamente en el cielo.
- Pero quizá los chicos tiraron algo.
Eso resonó en la cabeza de Steve, Munson tenia toda la razón.
- Pero antes, debemos buscar armas.
Ambos asintieron con sus cabezas, sonriendo el uno al otro.