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Steve despertó dos horas más tarde, abriendo los ojos de golpe. Miró a la ventana, estaba oscuro. Eddie lo abrazaba de la cintura.

Se talló los ojos, y se separó lentamente del otro. Al sentarse sobre la cama, estiró sus brazos y comenzó a vestirse.

- ¿Te vas? - Preguntó adormilado Eddie, con la voz ronca.

- Debo irme. - Steve vio el condón usado, amarrado y tirado en la papelera. Y se percató de algo. - Después de que me quedara dormido, ¿te dormiste?

- Sí. - El otro tenía los ojos cerrados.

Fue destapado, provocándole un frío horrible en todo el cuerpo, Munson se abrazó a si mismo.

- ¿Qué mierda haces?

- No te limpiaste para nada. - Dijo Steve, viendo el abdomen y pecho manchado del chico. 

- Te dije que apenas podia moverme.

Harrington dio un suspiro.

- Ahora vuelvo.

A pasos rápidos y ya vestido, salió del cuarto de Eddie, encontrándose a un hombre sentado, mirando televisión y tomando cerveza.

Se dio vuelta.

- Hola. - Titubeó nervioso Steve, retándose a si mismo. El hombre lo miró de arriba a abajo, confundido.

- Hola, chico.

Se miraron por largo rato.

- ¿Cómo te llamas?

- Steve. Steve Harrington. - Al decir su nombre sentía que había sido descubierto. - Soy... amigo de Eddie.

- Está bien. - Le sonrió antes de volver su mirada a la televisión. El alma volvió al cuerpo de Harrington y fue al baño, mojando una toalla.

Pero antes, aprovechó de lavar su cara.

Al volver al cuarto de Eddie, éste estaba dormido, y tapado hasta la nariz.

Steve lo removió suavemente, despertándolo por segunda vez.

- ¿Sigues acá? - Se quejó el otro, luchando para no ser destapado, Steve tiraba fuerte. - No quiero, tengo frío.

- Sólo será unos segundos, no seas sucio, Munson.

- Cállate y vete.

Steve largó un suspiro, esperó a que el agarre del otro redujera y tiró fuerte hacía un lado, las mantas cayeron al suelo.

El cuerpo del pelilargo tembló.

La mano de Steve se posó en el brazo izquierdo de Eddie, tironeando hacía aquel lado, dejando al chico mirando hacia arriba.

La toalla mojada fue depositada en el estómago de Eddie, éste se contrajo y tiró insultos.

- Cálmate.

Limpió suavemente, quitando la sensación pegajosa. La piel quedó de un tono cercano al rojizo, Steve tapó nuevamente a su chico.

- Eres igual a un niño, pese a tener diecinueve.

- Y tú como una mamá, con veinte años, estás viejo. - Susurró el otro en respuesta, abriendo los ojos y sonriendo al chico. - ¿Qué tienes que hacer?

- Prepararme para una entrevista de trabajo.

- Oh. ¿Dónde?

- Una tienda de música.

Los ojos de Eddie se abrieron con una mezcla de emociones. Se sentó sobre la cama, Steve le tiró su camiseta, para que se la ponga.

- ¡Qué genial! - Dijo, tapando su torso. - ¿Es mañana?

Incompatibles [ STEDDIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora