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La sensación de sus pies sobre el extraño suelo, era familiar. Miraba por todos lados, era diferente. Lucía más... destruido.

Sorprendentemente, no había ruido.

Escuchaba su propia respiración y pasos.

Comenzó a caminar, buscando alguna salida, algún rayo de luz.

- ¡Will! - Se escuchó a lo lejos, como una onda de sonido. El nombrado se asustó al reconocer la voz, que era de su madre.

Pero no sabía qué estaba pasando.

- ¡Will!

- ¡Will!

- ¡Will!

Se tapó los oídos, los ruidos resonaban en su cabeza y no veía nada, su respiración estaba acelerada y su vista estaba en negro.

De pronto todo ruido cesó.

Y se encontraba en su casa, su casa antigua.

Will miró a todos lados, confundido. A pasos lentos, decidió caminar a la entrada, esperando encontrar a alguien que le explicase algo.

¿Acaso había sido todo un sueño?

Pero grande fue su sorpresa al encontrarse a si mismo, siendo un pequeño niño.

Su versión más pequeña corrió hacia la mesa, escondiéndose debajo de ésta. Los gritos volvieron, pero de un hombre al que era imposible no reconocer.

- ¿¡Dónde está ese niño!? - Se asomó del pasillo, buscando a Will. Su presente veía todo con susto, no esperaba volver a ver a ese hombre que se hacia llamar su padre.

La figura de Jonathan más joven estaba detrás de él, alterado.

- ¡Déjalo tranquilo! - Gritó el chico, su padre se dió vuelta y lo empujó, haciéndolo chocar con la pared.

Y la vista del hombre se posó en el niño escondido, mirando aterrorizado la escena, abrazándose a si mismo.

- Aquí estás, pequeña mierdecilla. - Se agachó, tomando a Will del brazo y tirándolo.

- ¡Suéltame!

- ¿Me vas a decir dónde está la puta de tu madre?

Jonathan, recobrando todo sentido, agarró al hombre de la camisa por atrás, tirándolo a un costado y llevando a su hermano consigo.

Will corrió atrás de Jonathan, escondiéndose detrás y tomando su mano.

- ¡No vuelvas a tocar a Will!

- ¡Tu madre y tú lo están volviendo un marica! - Gritó agresivo, parándose y enfrentando a su "hijo" mayor. - ¡Necesito hablar con ella y me iré!

Y la puerta se abrió bruscamente, golpeando la pared.

Joyce entró, dando una bofetada al hombre.

- Jonathan, lleva a tu hermano a tu habitación.

- Pero.

Joyce lo miró, enojada. Jonathan no protestó.

Los hermanos ya no estaban en la escena, por ende todo volvió a ponerse en negro.

Will miraba asustado todo, reavivando dolores que creía haber superado, como eran las palabras de su padre.

Su vista se enclareció nuevamente, pero esta vez, estaba en su casa actual. No quería entrar, pero se vió obligado a hacerlo.

Se escuchaban gritos comprimidos en una habitación, vió a su hermano sentado en el sofá, mirando a la nada.

Entró lentamente, caminando hacía dónde provenían los gritos.

Incompatibles [ STEDDIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora