Steve dormía plácidamente sobre el pecho de Eddie. Ambos habian quedado agotados después del acto, pero a diferencia del mayor, Eddie no logró conciliar el sueño.
Acariciaba el cabello del chico que dormia sobre él, y miraba al techo.
Eran cerca de las siete de la madrugada, todavía no se escuchaba ruido en la casa.
Al acomodarse en la cama, un dolor de cadera se hacia presente. Era incómodo, pero era leve.
El chico a su lado se removió, quedando su vista en el techo, con sus manos se restregó los ojos cerrados.
Eddie le sonrió.
- ¿Despertaste?
Steve bostezó, antes de mirarlo.
- Eres muy listo.
- Es una cualidad. - Harrington se sentó, dejando escapar un bostezo que fue contagiado a su acompañante.
- ¿No ha llegado nadie?
- No, seguimos solos. - Eddie apretó los labios. - ¿Quieres una segunda ronda?
- Tranquilo, Munson. - Steve terminó de estirarse, cuando Eddie se le abalanzó encima, sentándose. - Esto es peligroso.
- Ya tuvimos sexo de todas formas. - Le robó un beso.
Ambos chicos tenian puesta su ropa interior, pero los movimientos de cadera de Eddie estaban logrando que éstos sean una molestia.
Steve acarició la espalda del otro.
Y se escuchó la puerta.
Pasos rápidos.
- ¡Eddie! ¡Steve! - La voz correspondia a Dustin, quien estaba a punto de bajar las escaleras.
- ¡Henderson quédate ahí! - Gritó Steve, parándose rápidamente de la cama y vistiéndose, Eddie hizo lo mismo.
- ¡Ni se te ocurra asomarte o lo próximo que comerás va a ser tierra! - Amenazó el pelilargo, limpiando restos y tirándolos a un cesto de basura.
Dustin esperó, con media sonrisa grabada en sus labios. Pronto la escalera fue bajada y la pareja pisó el mismo suelo que su amigo.
- Bien. ¿Qué pasó? - Preguntó Steve, peinando su cabello. Dustin los miraba, más en específico, el cuello y cabello alborotado de ambos. - Estuvimos... peleando.
- Uh si, una pelea muy intensa. - Eddie remojó sus labios. Fue entonces que recordó las marcas en su cuello. - Oh Dios Dustin, habla rápido.
- Venia a buscar a Eddie.
El nombrado alzó las cejas, esperando la explicación, Steve se apoyó en la pared.
- Nancy y yo ya hablamos con la policia, todo va bien. Ellos, saben sobre el Upside Down, estaban en una investigación. Pero tú debes ir a hablar con ellos y decirles todo.
Eddie se quedó sin palabras, el mayor habló en su lugar.
- ¿Es confiable?
- Sí. Bueno, eso esperamos.
- ¿Cómo están seguros de que no le pegarán un tiro a Munson? Cualquier loco al verlo en la calle. O peor, es una trampa y la policia lo encarcela.
- Tu novio va a estar bien, Steve. Nancy está fuera esperando, vamos.
Dustin no los esperó y se fue hacia fuera. Eddie se balanceó en frente de Steve.
- Mi novio. - Sonrió en burla. - Vamos Harrington, voy a necesitarte, recuerda que eres mi escudo.
Eddie tomó la mano de su chico, éste no se negó y lo siguió. Se subieron al auto de Nancy, ambos en los asientos traseros.
- Buen día. - Saludó, los otros correspondieron el saludo.
El camino fue tranquilo, Steve jugueteaba con la mano de su pareja, quien se limitaba a mirar el paisaje, teniendo nervios pero confiando en Dustin. Después de todo, él nunca le fallaría.
- Oye. - Harrington lo llamó, haciéndolo voltear. - Va a estar todo bien. - Apretó su mano, traspasando confianza. Eddie asintió sin decir nada más.
Al entrar al pueblo, Munson sintió terror, y con gran valentía, decidió apoyar su cabeza en las piernas de Steve.
- ¿Te da miedo que te reconozcan?
Eddie asintió.
- ¿Por qué no hablas? ¿Te comió la lengua el ratón?
- Bueno Harrington, lamento decirte que el ratón me comió otra cosa. - Steve soltó una pequeña risa y bofeteó la frente del otro.
Nancy y Dustin ignoraban la conversación de la pareja, después de todo, eran sus momentos.
Cuando el auto se estacionó, Munson se reincorporó en su asiento, asustado.
- No te asustes, princesita. - Dijo Steve tomando la mano de Eddie, llevándola lentamente a centímetros de sus labios.
- No me digas que me besarás la mano.
- Te voy a besar la mano.
- Oh Dios, ojalá tuviera una cámara. - Los labios del mayor cayeron sobre la mano de Eddie, dando un corto beso. - Me voy a mojar.
- Me alegro que te hayas motivado, ahora debemos ir.
Al entrar en la comisaria, todos miraban sorprendidos a Eddie.
Después de todo, el asesino buscado de forma exhaustiva los últimos días estaba caminando tranquilamente dónde descansa la ley.
Nancy buscó al jefe de policia, encontrándolo.
- Un gusto volver a verlo, oficial. - Saludó Nancy, el hombre se dio vuelta, sorprendiéndose por el chico presente. - Espero que podamos hablar sobre Eddie Munson. - Le guiñó un ojo.