022

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La chica corría despavorida, sintiendo sus piernas pesar más de la cuenta, y ejerciendo más fuerza en el control de sus movimientos.

La arena se enlazaba a sus pies, algunas partes quemaban pero no lo suficiente para detenerla.

Habia logrado escapar de esa prisión gracias a la recuperación de sus poderes. Se enteró de Vecna, dónde estaba, a quiénes tenía y dió vuelta todo.

Las personas que se interponían en su camino quedaban condenadas al fuego y una muerte segura.

Pero poco le importaba, necesitaba ayudar una vez más al pueblo de Hawkins, necesitaba asegurar las vidas de sus amigos.

Corrió miles de kilómetros, con una resistencia que hasta a ella sorprendió. Los autos que la seguian se estrellaban entre si.

Y Once seguía corriendo.

Tenía un plan en mente, y se basaba en llegar a la gasolinera más cercana y pedir que la lleven. Cruzaba los dedos en qué una buena persona le dijera que sí.

Pero... si algo habia aprendido esta chica del mundo exterior, era que nada era fácil.

Llegó a una gasolinera, presa de la desesperación, y a su suerte habia un camión parado.

Once se asomó, viendo al conductor echando gasolina.

El hombre no se daba cuenta de la presencia de la chica, tarareaba una canción y movía sus pies a ritmo. Al terminar, se echó un cigarrillo a la boca.

- ¿Señor? - La voz sobresaltó al sujeto, que tiró su cigarro al suelo llevando su mano al pecho.

- Dios santo. - Suspiró. - ¿Qué haces sola, niña?

- Necesito llegar a Hawkins.

- ¿Hawkins? - Preguntó asombrado el hombre. - Yo no llego hasta allá. ¿Por qué estas sola?

Once no contestó, apretando sus labios.

- ¿Necesitas ir a ver a alguien?

- A mi familia.

El hombre fumó de su nuevo cigarrillo, lanzando el humo al frío viento. La quedó mirando un largo rato, tenia una mirada perdida y algo en ella no lucia bien.

- Sube, te llevaré hasta el aeropuerto.

Y ambos se subieron al camión.

Once decidió confiar en el hombre, en su única esperanza.

- Bien, ponte el cinturón, nos tardaremos un poco. - Once hizo caso.

El hombre, por suerte, no preguntó mucho el resto del camino. El ambiente iba motivado por la música de la radio.

Hasta que comenzó a ver la ciudad, gente por doquier pese a ser de noche. Llevados un poco más allá, el camión se estacionó y el hombre bajó.

Once supuso que debia bajarse, pero no podia desabrocharse el maldito cinturón, no sabia si era porque sus manos le jugaban en contra o se habia olvidado.

El hombre estaba fuera mirándola, le hizo señas para que vaya hacia él.

Once miró fijamente el cinturón y éste se desabrochó, abrió la puerta y pegó un pequeño salto.

- Bien, debe haber algún vuelo a esta hora. Vamos a checar.

Habian personas con maletas por todos lados, corriendo, comiendo, sentadas esperando.

Se acercaron a una chica que trabajaba ahí.

- Buenas noches, ¿Desea viajar a algún lado? Tenemos tres vuelos programados para las últimas dos horas. - Preguntó la chica sonriente.

- Sí, eh... ¿Hawkins?

- Me temo que el último vuelo más cercano a su destino salió hace una hora.

La expresión de Once fue de terror.

- ¿Pero, no hay otra forma de llegar hasta allá?

La chica revisó en la computadora y hojeó unos papeles.

- Hay un vuelo, pero al llegar deberian tomar dos buses hasta Hawkins.

El hombre miró a Once, ésta asintió.

- Bien. Un boleto.

La chica miró curiosa al hombre, ¿sólo un boleto?

- Bien.

Once se alejó de ellos, mirando por las grandes ventanas a los aviones. Escuchó el sonido de un reloj que la hizo voltear asustada.

Pero se chocó con el hombre de frente.

- Acá está tu boleto, logré tener una rebaja y no sé cómo. - Le extendió el papel, Once lo recibió sonriente. - Escucha atenta, esto harás al llegar...

Jonathan se despertó por un golpe. El hombre de al lado lo habia empujado porque se habia caido en su hombro.

- Disculpe... - Se avergonzó el chico, el hombre lo ignoró. Vaya carácter. Bostezó y miro en dirección a su hermano.

Estaba hablando alegremente con Mike. Se alegraba de eso, ¿cuánto faltaba para llegar?

Tenía hambre.

Sed.

Vió a la azafata asomarse, y de inmediato alzó la mano. Ella se acercó sonriente.

- ¿En qué puedo ayudarle?

- ¿Podria darme una botella de agua, por favor?

- Claro, espere un minuto.

Jonathan estiró sus piernas, teniendo cuidado de no chocar al gruñón de al lado. La azafata volvió en poco tiempo, y le extendió una botella de agua a Jonathan.

- Gracias.

Abrió la botella y tomó.

- ¿Me das? - Le tendió la botella a Mike, quien se la pasó a Will, éste dió un sorbo. - Gracias.

- ¿Cuánto queda? - Preguntó a Mike.

- Unas cinco horas.

Dejó caer su cabeza hacia atrás, éste era el peor viaje de su vida.

Dustin sujetaba la cuerda con ayuda de Lucas y Max.

- No vuelven. - Se angustiaba Henderson.

- Ha pasado poco, debemos ser pacientes. - Tranquilizó Max.

- Pero si no vuelven en diez minutos, salto.

- Como quieras. - Dijo Lucas afirmando más de la cuerda.

- ¿Estarán Steve y Eddie bien? - Preguntó Max desde el fondo.

- Confío en ellos.

- Yo creo que el rockerito debe estar con los pantalones meados. - Se burló Lucas, soltando una risa.

Dustin rió, pero forzadamente. Y Max los ignoró, ya que habia otra situación insistiendo en su cabeza.

- ¿Creen que Once vuelva? - Preguntó la pelirroja.

- ¡Claro que sí!

- Está bien, sólo preguntaba.

- Relájate, amigo, estás tenso. - Lucas tocó el hombro del otro.

Henderson ignoró esas palabras y siguió mirando fijamente al portal, la espera estaba carcomiendo todo su ser. Y no lograba pensar con la mente fría.

Incompatibles [ STEDDIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora