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Robin había cambiado su vestimenta unas ocho veces. Se miraba en el espejo, daba una vuelta lateral, arrugaba la nariz y cambiaba.

No se consideraba una persona que vestía a la moda, al contrario, solía agarrar lo primero que encontraba y que le gustaba.

Pero no podía permitirse ir así a una primera cita. O bueno, una salida de amigas. Ella lo consideraba cita, porque los nervios la comían lentamente.

Faltaban veinte minutos, estaba ansiosa.

Se decidió por un suéter gris y unos jeans negros.

Buscó una chaqueta negra, se la puso, tomó aire, agarró las llaves de casa y salió.

Vickie era una chica hermosa.

Y lo confirmó una vez que la vio, esperándola sentada en una banca del parque en el que habían quedado. Tenía un vestido blanco que resaltaba sus facciones, su maquillaje, su cabello cuidadosamente amarrado, todo.

Sonrió inconscientemente, acercándose chocando consigo misma.

- Hola. - Saludó, sentándose a su lado. Vickie la miró, sonriente como siempre.

- Hola. ¿Cómo estás?

- Bien, bien. - El corazón de Robin le estaba jugando malas pasadas.

- Me alegro.

- ¿Y tú? - Dijo tosca, volteando a ver a la otra.

- Pues, el clima me ha jugado en contra.

- ¿Por qué? Hay un sol increíble.

- Mira las nubes. Va a llover.

Robin alzó la mirada, siguiendo la flecha que creó Vickie al apuntar con su dedo. Las nubes a lo lejos se veían grises, y parecían acercarse rápidamente.

- Oh, no. ¿Quieres que... - Los ojos de Vickie se alumbraron, esperando una propuesta en específico. - volvamos a tu casa a por un abrigo?

- No hace falta, queda un poco lejos. - Vickie se paró de la banca, sonriendo a la otra. - ¿Vamos?

- Por supuesto. - Robin sacó de su chaqueta dos entradas, extendiéndolas a la otra. - Acá están, no se me olvidaron.

Ambas emprendieron camino hacía el cine, hablando entretenidas. Robin hacía reír a Vickie, logrando que sus ojos se arrugasen y enamorando un poco más a la más alta. Al llegar, mostraron sus entradas y pasaron.

La sala estaba bastante vacía, habían escasas parejas. Y sí, habían puras parejas.

La película era una de terror, que había salido recientemente. Se sentaron en el medio, Vickie llevaba palomitas de maíz.

Ambas se sonrieron, antes de que las luces se apagaran y la película diera inicio, con una primera escena sangrienta.

La pelirroja miraba concentrada la película, Robin se retorcía en el asiento, tapándose los ojos en ciertas escenas.

Pero debía de admitir que ponía más atención a la chica de su lado.

Hasta que un susto logró sacar un grito de Robin, haciéndola gritar. Vickie la miró conteniendo una risa.

- ¿Estás bien? - Susurró, la otra asintió. - ¿Quieres que...

No continuó aquella frase, guío su mano temblorosa hasta la de Robin, tocando, esperando que corresponda.

La castaña apretó la mano de la chica, sintiendo una tranquilidad fluir por su cuerpo.

Se pasaron todo el resto de película tomadas de la mano. Robin no se asustó más, debido a que no miraba a la pantalla grande. Sino que miraba el perfil de la chica, resaltando sus hermosos ojos.

Al finalizar, Vickie soltó su mano, sonriendo.

- ¿Qué te pareció? - Preguntó alegre.

- Uh, muy buena. - Mintió. - ¿Y a ti?

- Creo que se ha convertido en mi favorita. - Se pararon, caminando a la salida. - Era un poco sangrienta, pero su transfondo era bonito. Una chica en busca de venganza, es algo increíble, ¿no te parece? Me gusta cuando son protagonistas femeninas, en especial cuando muestran ser más fuerte que su pareja, porque suelen ser más débiles.

Robin la miraba fascinada.

- Uh, perdón, ¿hablo mucho? He tratado de mantenerme callada. - Bajó la mirada, la más alta negó con la cabeza y manos.

- Para nada, me gusta escucharte. - Intentó tocarle el hombro, pero su mano retrocedió por si sola. - No te contengas.

Vickie le sonrió, con sus ojos que se asimilaban al cielo, brillando.

Al salir por completo, notaron la lluvia.

- Mierda. - Soltó Robin, Vickie la miró. - Oh, no, perdón, no quise decir eso, pero la lluvia ahora es mala, Dios, ¿no tienes frío?

La pelirroja soltó una risa, hipnotizando a la otra.

- No tengo frío, pero es una lástima.

Al intentar salir, Robin la frenó, tomando su brazo. Acto seguido, se sacó su chaqueta y se la tendió.

- Oh no, pero te vas a mojar.

- No pasa nada, estoy abrigada.

Vickie no lucía convencida, miró a los lugares cercanos, buscando refugio. Y encontró uno, era una heladería que tenía un pequeño techo para no empaparse.

- Tengo una mejor idea. - La pelirroja abrió la chaqueta y le pasó el lado derecho a Robin, sin soltar el suyo. Lo extendió hacia arriba, pasando por su cabeza.

Robin entendió, haciendo lo mismo.

- ¿Hay que correr? - Preguntó la castaña.

Vickie asintió.

Y sin más, comenzaron a correr, riendo sin frenos.

Al llegar, ambas se apoyaron en la pared, recuperando el aire y sacando algunas gotas que cayeron sobre sus caras.

Vickie reía todavía, contagiando su risa a Robin.

Sus miradas se encontraron, creando una tensión en el ambiente. Robin fue la primera en bajar la mirada.

- ¿Sucedió algo? - Preguntó la pelirroja.

- No, no, ¿por qué?

- Tu expresión cambió repentinamente. No quiero estar siendo pesada, Robin, es sólo que estoy tratando de ser divertida para seguir cayéndote bien, con esto no quiero decir que estoy fingiendo todo, es sólo que...

Robin miró curiosa.

- Me caes muy bien, Robin. Y tengo miedo de lo que puedas pensar sobre mí.

Nuevamente sus miradas se conectaron, pero ninguna pensaba en desviar la mirada, en romper lo que se estaba creando.

En interrumpir el arcoíris que se estaba asomando en el fondo.

- Vickie, eres una chica maravillosa. - Tuvo fuerzas de decir. - No hay forma de que no me agrades.

La mano temblorosa de Robin fue a un mechón loco que descansaba en el rostro de la pelirroja, y lo escondió detrás de su oreja. La chica la miró nerviosa.

Ambas estaban nerviosas ante aquel toque. Por más mínimo que haya sido, lograba poner en riesgo el corazón de las dos.

La castaña dejó descansar su mano en la mejilla de la otra. Ésta puso su mano sobre la de Robin.

- Deberiamos volver a vernos, pronto. - Propuso Vickie.

- Sí, por supuesto.

Una última sonrisa, antes de separarse y esperar a que la lluvia desapareciera, bajo el pequeño techo.

Cada día estaba siendo mejor mejor que el anterior. Ansiaba contarle todo esto a Steve.

Incompatibles [ STEDDIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora