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Las chicas ya se habían trasladado, instalándose lejos de los otros. Steve y Eddie volvían caminando a su carpa, con el viento aferrándose a sus cabellos y sus pies hundiéndose en la arena.
Miraron la luna juntos.
- Está hermosa la luna desde aquí. - Murmuró Munson, mirando hacia arriba, dejando caer su cuerpo sobre Steve, quien a suerte lo agarró. - Eres bastante fuerte, eh.
- Bueno, entreno.
- Yo también soy fuerte.
No hubo respuesta.
- Mira. - Eddie se posó frente al otro. - Tómame. - Extendió sus brazos.
Steve lo agarró de la cintura, estrechándolo hacia si y levantando por escasos segundos.
- Bien, voy yo. - Munson se preparó, el otro se cruzó de brazos. Al contar hasta tres, intentó levantar a su pareja como él hacia usualmente. No lo logró de esa forma, pero eso no significaba mucho.
- Es más complicado así, intenta cargarme estilo princesa.
El otro hizo caso, y fue entonces que logró levantar a Harrington. Lo mantuvo unos segundos, Steve se reía y se afirmaba del cuello del contrario.
- Eso es, chico fuerte. - Motivó Harrington ya en tierra firme.
- Tanta fuerza me hizo cansar. ¿Vamos a la cama? - Preguntó juguetón Eddie, caminando rápido hasta la tienda de campaña.
Al llegar, entró, tirándose sobre las colchas.
El mayor lo siguió, cerrando detrás de él.
Eddie tenía puesto una camiseta y su ropa interior. Steve por otro lado, portaba únicamente sus pantalones cortos.
Munson miró a su chico, abriendo lentamente sus piernas.
- Comienzo a creer que no estás cansado. - Dijo Steve a lo bajo, acercándose de rodillas al otro. - ¿Me equivoco?
Eddie no contestó nada, en su lugar, envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Steve, acercándolo más a su cuerpo y rozando sus miembros que al contacto comenzaban a palpitar.
Sus labios se unieron hambrientos, y las manos de ambos jugueteaban por el torso del contrario. Los dedos del mayor se balanceaban sobre los pezones de su chico.
Eddie movía su pelvis en circulos, buscando más contacto entre sus cuerpos.
Steve cerró los ojos, deshaciendo el beso y trazando con su lengua un camino hasta el pecho del otro. Mordiendo y succionando, dejando marcas rojizas y de dientes. Munson soltaba leves gemidos, cegado por la excitación que recorría por sus venas.
La ropa interior de Eddie fue bajada lentamente. Al estar a la altura de las rodillas, movió sus piernas hasta tirarlo en algún lugar.
La mano del mayor acarició su zona, apretando. Estaba mojado.
Besó a Munson a la par que comenzaba a masturbarlo. Los gemidos eran callados por sus bocas. El ambiente caliente estaba ya formado.
El pulgar de Steve presionó en la punta.
- Steve. - Jadeó.
- ¿Qué pasa?
- Quiero... - Eddie tenía los ojos cerrados, respirando por la boca. - sentirte dentro.
Una fuerte punzada cayó directo en cada parte del cuerpo del mayor, permaneciendo y haciéndose notar en la entrepierna. Los gemidos y respiración entrecortada de Eddie lo llamaban desesperadamente.