[Capítulo corto]
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Steve manejaba rápido, apretando el acelerador hasta el final, siendo consciente de casa segundo que pasaba, de cada segundo que Eddie no reaccionaba a su lado.
Sus ojos ardían, sus mejillas estaban mojadas, lágrimas descendían hasta su cuello. La sangre no dejaba de salir, Steve con una mano ejerció fuerza.
Dobló brusco, casi perdiendo el control del volante. Pero lo supo controlar.
Al llegar, bajó rápido, corriendo a la otra puerta y tomando a Eddie.
- ¡Ayuda! - Comenzó a gritar con desesperación, le daba igual dejar las llaves en el auto, todo daba igual ahora. Entró al hospital, dónde fue atendido rápidamente.
Una camilla en la que dejó a Eddie, dos enfermeras y un doctor. Estaban alertados, Steve a esas alturas no podía escuchar nada, sólo ver.
Veía como le prohibían el paso a la sala de operaciones. Se agachó en el suelo y comenzó a llorar.
El cuerpo de Mike levitaba, Max y Dustin entraron en pánico, sin saber qué hacer.
- ¡No entiendo qué está pasando! - Gritaba la pelirroja, intentando bajar a su amigo. - ¡Mike!
Hasta que llegó corriendo Once, acompañada de Jonathan.
La chica estaba colapsada, pero intentó usar sus fuerzas, buscando lograr algo. Pero era un final inevitable. Se largó a llorar, tirándose al suelo.
Max la abrazó.
Y las extremidades de Mike se quebraron, rápido. Cada segundo era una tortura, la mayoría había optado por taparse los ojos. La sangre corría por sus ojos.
Cayó al suelo.
Once soltó un grito aterrador, dejando escapar toda la ira y tristeza que llevaba aguantando desde hacía tiempo. Jonathan se tapó los ojos, sin saber qué hacer.
Dustin tomó el cuerpo de su amigo, negándose a dejarlo, abrazándolo.
- Mike... - Susurró Once una última vez, perdiendo toda su fuerza y cayendo desmayada.
Nancy y Joyce esperaban fuera de la habitación de Will, moviendo las manos con nervios.
Hasta que un doctor salió, con media sonrisa.
Joyce se acercó rápidamente, cruzándose los dedos en busca de buenas noticias.
- Su hijo está respondiendo bien, el coma pareció durar muy poco, nunca había visto un caso así. Está despierto, pero en estado de shock. - Explicó, leyendo unos papeles. - Todo está bien, parece ser que fue una pequeña recaida. Ahora debe enfocarse nuevamente en la recuperación de su brazo y pierna. - Sonrió una última vez. - Puede pasar a verlo en unas horas.
Nancy acarició la espalda de Joyce, una muestra de ánimo.
Will estaba sentado en la cama. Mirando por la ventana, recordando todo.
Mike.
Sus ojos brillaron, siendo víctimas del fuerte ardor que comenzaba a llamarlo. Mike.
Se negaba a aceptarlo.
Debía haber algo, él debía estar vivo, no podía acabar así, era...injusto.
¿Por qué todo tenía que ser tan injusto?
Comenzó a llorar, agradecido de la soledad en la habitación. Dejaba escapar fuertes sollozos.
Steve estaba sentado, moviendo la pierna impaciente, aterrado. Tenía la cabeza hundida en sus brazos, que se afirmaban de sus piernas.
Temblando.
Tenía miedo, tenía demasiado miedo en estos momentos. Su cuerpo estaba helado, no lograba reaccionar completamente.
El tiempo parecía eterno.
Hasta que un doctor salió.
Steve se reincorporó, parándose en frente del hombre.
- ¿¡Cómo está!? - Preguntó agitado, sin controlarse.
Lo reconoció al instante.
- No puedo asegurarte nada, pero tranquilo, confía en Dios.
Fue la respuesta, dejando a Steve con más miedo. ¿Dios? ¿Es en serio? ¡Su novio estaba muriendo y le piden que confíe en Dios!
Estaba perdiendo los estribos.