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Las manos de Steve acariciaban la espalda de Eddie. Cambiaba de dirección cada segundo pero no lo soltaba, de vez en cuando, hacia círculos con los dedos. Munson notaba cada detalle de los toques. Cada vez que Steve movia su mano, se sentia feliz y como si él fuese la pieza que le faltaba.

Eddie tenia su rostro hundido en el cuello de Harrington, aspiraba su aroma y no queria moverse de ahí. Ni un centímetro.

El cuerpo de Steve, estaba entre las piernas de Eddie, ya qué éste a comparación de Steve, estaba sentado.

Puede ser que las diferencias entre estos dos chicos no paraban, creaban una lista enorme y sin fin, pero, en este momento, ambos corazones latían al unísono y con la misma pasión.

Habian perdido la noción del tiempo, de cuántos minutos estuvieron así, pero Steve fue el que, volviendo a su realidad, se alejó. Munson parecia no querer dejarlo ir, pero lo soltó.

- Eh, tú... - Titubeó Harrington nervioso, tosió un poco, buscó las palabras correctas y las tiró sobre la mesa. - ¿Te sientes mejor?

Eddie asintió con la cabeza, manteniendo su mirada en el otro. Pero éste no le correspondía la mirada.

- Entonces, ya es tarde, deberia irme. - Steve buscó aprobación en el pelilargo, éste le apuntó con la mano a la puerta y sonrió.

- Que no te coma un lobo en el bosque. - Se burló Eddie.

Harrington sonrió nervioso y salió por la puerta, no sin antes chocar con unas latas vacías. Eddie soltó una risa a la par que se cerraba la puerta.

- Dios... - Susurró Eddie, peinando su cabello hacia atrás y tomando un sorbo de la cerveza que habia dejado sobre la mesa del lado. Sonrió solo, mirando la lata que habia dejado Steve.

Munson se puso en pie, dió un saltito y buscó el walkie talkie, necesitaba tenerlo cerca por alguna emergencia. Y bueno, ahora se encontraba solo y necesitaria algo a lo que depender.

Al encontrar el objeto buscado, olió la chaqueta en la que anteriorme Steve habia puesto sus manos, y la habia tratado con tanta delicadeza. Habia quedado rastro del perfume del chico.

- Harrington idiota.

Mientras que Eddie se botaba en aquel bote para dejar caer su cuerpo, sonreía y pataleaba al recordar el abrazo anteriormente dado. Al parecer, Steve se preocupaba por él, y eso lo dejaba jodidamente loco.

Más de lo que ya estaba.

Y cuando esto sucedia, el chico de su mente estaba caminando a orillas de la carretera, distrayéndose con los miles de árboles a su alrededor. Habia decidido tomar un atajo, era una carretera poco transitada, dónde sólo gente que conocía el camino y vivia por acá pasaba.

Su mente se enlazaba a Munson cada que miraba algo fuera de lo común.

El árbol sin hojas en medio de puro verde. La única flor en un largo pasto. La nube distanciada en el cielo azul. El aire cálido. De pronto Steve vió dos piedras negras, y le recordaron a los "bonitos ojos de Munson"

Se soprendió a si mismo pero su mente no le dejó analizar al encontrar...

- ¡Un portal! - Gritó Steve asustado, asombrado, sentía muchas cosas en este momento. Habia un puto portal en medio de la carretera, así sin más, en el suelo. - Dios, Dios... - Se agarró la cabeza con ambas manos. - Debo avisar de esto. - Se tanteó el pantalón y los bolsillos de su chaqueta, no habia nada.

Se le habia quedado en la casa al salir corriendo de ese almacén.

Dió vuelta sobre su eje y corrió lo más rápido que pudo devuelta al lago. En el camino se tropezó unas cuántas veces, pero nada lo frenaba, podria llegar hasta con una pierna rota pero llegaria.

Avisaria a Dustin, Nancy, Eddie, todos.

Al llegar abrió la puerta y la empujó, haciendo que ésta chocase con la pared y haciendo un pequeño agujero.

Buscó sobre la mesa, nada. Sofás, nada. Debe de estar arriba. Bajó la cuerda, la escalera, subió y ahí estaba su walkie talkie. Lo agarró y se contectó de inmediato. Nadie respondia.

¡Mierda!

Bajó corriendo y fue hacia el almacén, abrió la puerta apurado y lo próximo que sintió fue el fuerte golpe contra el suelo, cerró los ojos por el dolor.

- ¿Qué mierda? - Susurró Steve, tenia un peso encima de él y, al abrir los ojos, la sombra de Eddie estaba sentada encima de él.

- Hijo de perra, me diste un susto... - Habló Munson conteniendo su notoria ira, se relajó encima de Steve, pero no se salia. - ¿No te enseñaron a tocar la puerta?

- Es una emergencia, ¿Por qué no contestaste? - Harrington señaló con su mirada al walkie talkie puesto sobre la mesa.

- ¡Porque escuché a un loco entrar golpeando la puerta de la casa y lo apagué!

Ambos, siendo conscientes de la postura comprometedora, se separaron.

- Bueno, Harrington... habla.

- Hay un puto portal en medio de la carretera, estoy seguro que es la razón de tantas desapariciones.

- ¿En medio de la carretera?

- Sí, lo ví cuando me estaba yendo. No tenia el walkie asi que vine corriendo.

- Ya veo.

- Es una zona poco transitada, vamos. - Steve agarró del brazo a Eddie, quién se negó. - ¿Qué pasa?

- ¿Y si me atrapan? No creo que tu niño Dustin esté feliz con eso, te echaré la culpa.

- No seas llorica, ya dije que no hay nadie y si lo hay, te escondes en los árboles, hay uno parecido a ti.

- Estás loco Harrington.

- Bien, si no quieres ir, quédate. - Steve salió del almacén, seguia intentando contactarse con los demás pero no habia respuesta.

Hubo una ráfaga de viento que hizo a Steve frenar. Le habia entrado tierra en los ojos.

Maldijo a todo el mundo, y mientras se masajeaba los ojos cerrados, una fuerza se lo llevó arrastrando de la mano.

- ¡Vamos Harrington, hay que apurarse si queremos salvar al mundo! - Ambos chicos corrian, Steve tuvo que parpadear fuerte unos segundos antes de notar que Eddie lo llevaba corriendo sujeto de la mano.

Y los dos corrían hacia esa carretera, sintiendo la brisa sobre sus almas.

Claro que, en un momento pararon porque Steve debia guiar, aún así siguieron corriendo.

Incompatibles [ STEDDIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora