Eddie Munson estaba sentado lejos del grupo, mirando a todos con detenimiento.
Cada uno hacia algo distinto, Robin escuchaba música en el auto, Lucas y Max hablaban de vez en cuando, Dustin estaba siendo 'curado' por Steve y Nancy escribia algo.
Jugaba con sus anillos, no sabía qué hacer y pensaba en la conversación con su pequeño amigo.
- ¿"Es evidente"? - Se preguntó a si mismo. - Deberia ir y tirarme al portal. - Masculló. Sintió pasos pero no subió la mirada, se dignó a seguir mirando sus anillos.
- ¿Te consideras fuerte?
- Por supuesto, Harrington. - No era necesario mirar para saber quién era.
- Perfecto, ¿con quién quieres hacer guardia? Te dejaré escoger por esta vez.
Munson ahora correspondió mirada. Miró a todos.
- Puedo ir solo.
- Ni lo sueñes, hace menos de una hora casi te lanzas al portal.
- Era una broma, no seas sensible. - Restó importancia. - ¿Con quién quieres ir tú?
- Yo estaré solo. - Eddie contuvo su risa. - ¿Qué?
- Siempre luciendo fuerte, sexy, me parece que no piensas en ti mismo. ¿Quién va a cubrirte la espalda? ¿Tu sombra?
- Se cubrirme la espalda solo, es mejor que entre ustedes exista apoyo. - Steve se giró para ir con los demás, pero el pelilargo le agarró la mano.
- ¿Podemos ir los dos? - Preguntó Eddie confiado, pese a que por poco le temblaban las piernas. Seguia sin soltar al otro.
- ¿Por qué?
- Pues porque yo no quiero morir y tampoco quiero que mueras tú.
Steve pareció pensarlo.
- Pensé que escogerías a Dustin.
- Dios, no. - Contestó rápido, aún le ardía que ese pequeño sepa sobre sus sentimientos. - Si voy con él, él correría peligro.
- Bueno, si tanto me deseas, está bien. - Ahora si se separaron, Eddie volvió a sentarse en la piedra y sonrió.
Steve fue a hablar con Nancy y todos se reunieron al lado del portal.
- Todos saben qué hacer, Steve y Eddie al comienzo de la carretera, Robin y Max al final. Lucas y Dustin por el costado derecho. No olviden siempre llevar sus walkie talkie.
Harrington no lucia muy seguro pero hizo caso a la chica. Todos agarraron linternas y herramientas pequeñas -por si hacia falta defenderse- del auto de Nancy. Eddie sólo seguia a Steve.
Ambos caminaron por la carretera, con la noche cayendo a sus pies.
- Me sorprende que no hayas ido con Nancy. - Empezó la conversación el de rulos.
- Bueno, tú me preguntaste. - Respondió con tono obvio el otro.
- Pero podias negarte.
- No empieces, Munson.
Eddie alzó las manos en señal de inocencia.
- Harrington.
- Hmm.
- ¿Llevas el walkie talkie?
Steve paró en seco.
- ¿Acaso tú no lo llevas?
Eddie se tocó los bolsillo y mostró sus manos vacías.
- No. - Trató de sonreir pero Steve solo rodó los ojos y dejó caer sus hombros, cansado. - Volvamos, no caminamos tanto.
- Buena idea, Munson. - Contestó usando el sarcasmo, el nombrado se limitó a seguir de vuelta.
- En mi defensa, pensé que tú lo llevarias contigo, no soltabas esa cosa.
- ¿Cómo esperabas que lo lleve si tengo una linterna y un bate?
- Bueno, tú sacaste esa cosa grande cuando Nancy dijo que eran herramientas pequeñas. - Eddie mostró su atornillador. - es tu culpa.
- Si, si, apura el paso.
- ¿Carrera?
- No. - Negó seco Steve, pero tenia un plan por dentro. Esperó a que Eddie se desanimara y caminara lento para comenzar a correr. - ¡El que llega último paga!
Steve comenzó a correr con todas sus fuerzas y Eddie, quien se percató al instante, trataba de alcanzarlo con una notoria desventaja.
Ambos corrian rápido, pero mantenian su distancia, cuando estaban llegando a la altura del auto, el pelilargo se lanzó sobre el de en frente. Logrando que ambos se caigan, pero Steve llevándose la peor parte.
Estaban en el suelo riendo, a metros del portal. Ninguno se paraba.
- Diria que yo gané. - Decia entre alientos Eddie. Steve giró su cabeza, estaban a una distancia de dos o tres metros.
- No lo creo.
Munson se sentó, mirando al otro.
- La caída fue lo mejor y fue obra mía.
- Fue trampa. - Steve también se sentó.
- No, no lo fue.
- Claro que si, porque si no lo hubieses hecho no hubieras ganado.
- ¡Asumiste mi victoria!
Harrington se dió cuenta de su error y apretó sus labios, mientras el otro celebraba, decidió lanzarse encima.
Tiró a Eddie al suelo y comenzó a hacerle cosquillas por todo el cuerpo, a su suerte, era bastante cosquilloso. Pataleaba incontables veces y Steve, estando a su derecha, tuvo cuidado de no recibirlas.
Munson seguía retorciéndose y ninguno se daba cuenta de la extraña forma viscosa que salía del portal, acechándolos.
- ¡Para, Harrington! - Gritaba entre risas.
- No, no y no.
- ¡Ya, Ya, tú ganas! - Las manos de Steve quedaron quietas. Eddie recuperó el aire y se sentó, quedando frente al mayor.
Steve le sonrió.
Eddie se mordió el labio inferior, sintiendo unas feroces ganas dentro suyo. Con su mano temblorosa, la guió hasta el brazo de Steve, éste no se apartó.
- Eres fuerte. - Susurró Munson sin apartar su vista del brazo que acariciaba. Lentamente fue subiendo hasta llegar a la mejilla del otro.
Mejillas que estaban ardiendo, al igual que sus corazones.
Steve no daba señales de querer frenar las caricias, y eso estaba volviendo loco al pelilargo.
Esta vez sus miradas se chocaron y se detuvieron en la otra.
- ¿Estás tímido, Harrington? - Preguntó con la voz en un hilo.
- ¿Tímido? - Repitió acercándose, acercando su rostro lentamente al de Eddie, llevando ambas manos hacia las mejillas del contrario.
Sus alientos se envolvian y ya habian cerrado los ojos, y de forma lenta, caliente y firme, sus labios se unieron.