Jonathan llegó al hospital, con Once en brazos. Nancy apenas lo vió, corrió hacía él.
- Will está bien. - Le sonrió. - ¿Cómo están ustedes?
Jonathan la miró, sin saber qué decir.
Nancy abrió los ojos asustada, conocía esa mirada.
Llegó Max, con la mirada perdida. Robin. Hopper. Lucas. Dustin.
¿Y Mike?
Nancy fue hacía Dustin, aún buscando a su hermano con la mirada, temía lo peor.
- Dustin. - El nombrado se volteó, pero al reconocer a la chica, su mundo se derrumbó, volviendo a llorar. Nancy lo abrazó. - ¿Qué pasó?
- Mike... - Titubeó. - Él no... - Soltó apenas, aferrándose más a la chica. - Él murió.
El mundo de Nancy se paralizó. De pronto todas las personas caminaban lento, y no concordaban los sonidos del ambiente. Algo estaba mal.
Abrazó más al chico, todavía no reaccionaba.
¿Mike? No, es imposible. Él, ¿cómo?
Hasta que Dustin se separó de ella y sintió otros brazos rodearla, los de Jonathan. Fue entonces que pareció aterrizar.
Se sostuvo fuerte de su pareja y comenzó a llorar. Apretaba fuerte la camisa del otro, empapándola de lágrimas. Jonathan le acariciaba la nuca, aferrándose fuerte.
Los sollozos de Nancy se escuchaban por todo el pasillo.
No podía creerlo.
Su hermano.
Su hermanito.
Lloró con más fuerza, sintiendo su corazón vulnerable, por primera vez en mucho tiempo.
Steve esperaba impaciente. Ningún médico le daba respuestas, y los nervios lo estaban carcomiendo por dentro.
Era consciente de que una operación tardaba, pero quería saber qué era lo que pasaba.
Sintió a alguien sentarse a su lado.
Giró su mirada, viendo a su amiga.
Robin dejó caer su cabeza en el hombro del chico.
- ¿Están todos bien? - Preguntó Steve, sin dejar de estar ansioso.
- No. - Dijo ella apenas, sintiendo la voz en un hilo. - Mike.
Los ojos de Steve se abrieron con sorpresa, no se esperaba esa respuesta. Sin saber qué hacer, pasó su brazo por los hombros de la chica.
- Dios. - Susurró.
Se quedaron en silencio.
- ¿Cómo está Eddie?
La pregunta se sintió como un balde de agua fría en invierno.
- No tengo idea. - Se tapó el rostro con las manos, sintiendo el dolor esparcirse por todo su cuerpo. Robin se reincorporó, mirando a su amigo.
- Él estará bien, Steve. - Le tocó la pierna, moviéndola levemente, Steve dejó su mirada libre, mostrando el tono rojo de sus ojos.
Robin lo abrazó del cuello, atrayéndolo hacia si. Apretando.
Steve no se contuvo más, y se largó a llorar en los brazos de su amiga, sintiendo un dolor fuerte en el pecho.
Su llanto era cada vez más fuerte, y con ésto el abrazo de Robin se aferraba más. Acariciaba su espalda, susurraba palabras bonitas, intentaba de todo para consolar a su amigo.
Hasta que una enfermera salió de esa puerta. Steve se paró rápidamente.
- ¿Cómo está él? - Preguntó escondiendo el pánico de sus palabras.
La mujer le sonrió.
- Estable. - Le acarició el brazo, traspasando positividad. Steve no logró contenerse y se largó a llorar, Robin lo abrazó nuevamente. - Todavía no está lista su operación, perdió una gran cantidad de sangre, pero es un chico fuerte. Ha resistido.
La mujer se fue por el pasillo.
- ¿Ves? Te lo dije. Eddie va a estar bien. - Susurró Robin en el oido del chico, sonriendo.
Will estaba en la misma postura que hacía unos largos minutos. Miraba a la ventana, viendo el amanecer.
Cuando decidió confesarse a Mike, nunca esperó ser correspondido. Ni siquiera fue planeada la confesión, fue algo dicho por la histeria del momento.
Como mejor amigo, veía cuánto amaba a Once. Claro que lo veía, y no podía desearles mal, porque quería a ambos.
Pero las palabras de Mike habían sido hirientes, y todavía siente el ardor en el estómago al recordarlas.
Pero si de algo estaba seguro Will, era que jamás hubiese dejado que Mike se sacrificara. Jamás. Y Once tampoco.
Apenas lo podía pensar.
Mike estaba muerto.
Joyce abrazaba a Nancy, acariciando su espalda.
Hopper tenía a Once en brazos, miraba a la pared, concentrado en quizá qué cosa.
Max y Lucas estaban sentados juntos, sin decir nada, ambos soltando sollozos que callaban con su brazo.
Dustin estaba fuera del hospital, tomando aire y mirando al cielo. Su corazón latía fuerte, y lloraba plácidamente.
Jonathan se había encerrado en el baño, sin poder pensar nada claramente.
Steve era abrazado por Robin, quien sobaba su espalda dulcemente, tranquilizando sus emociones y sentimientos.
Eddie era todo un guerrero, luchando y resistiendo.
La muerte es sin lugar a dudas algo que, a veces te pilla de sorpresa. En especial si es de algún ser querido. Te destroza. Te hace pensar que no puedes seguir adelante, Nancy sentía que nada tenía sentido. ¿Cómo iba a llegar a casa y contar la noticia? ¡Era humanamente imposible!
Su llanto era silenciado por ella misma, que se decía que parara. Pero el rostro sonriente de su pequeño hermano volvía a su cabeza, haciéndola recaer.
Joyce la abrazaba fuerte, no la pensaba soltar.
Nadie debía ser soltado en estos momentos de lucha.
La vida es, sin lugar a dudas, complicada.