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La oscuridad habia sido disuelta, y su cuerpo ya no se sentia pesado. No escuchaba el horrible reloj y su cabeza se encontraba 'bien'.

La chica abrió los ojos, obligándolos a acostumbrarse a la claridad. Descansaba sobre algo poco cómodo, se reincorporó donde yacía sentada.

Seguía en el bus.

Miró al chico de su lado, éste iba mirando por la ventana, tal como lo habia pillado al subir. Sintió vergüenza por haber sido tan confiada de dormir sobre él.

No le salian las palabras, por ende se limitó a mirar por el camino. Era árbol trás árbol, parecian no acabarse nunca. Seguian en carretera.

El trayecto duraria unas dos horas, este era el bus más corto que iba a tomar.

Su mirada cayó sobre cada persona sentada a su alrededor. Habia una mujer rubia con dos niños idénticos, uno iba sobre sus piernas y el otro a su lado.

Su cabello parecia alumbrar como si de una fuente de energía se tratase.

Habia un sujeto leyendo una revista con chicas desnudas en ella. Once no entendía del todo qué le entretenía, pero lo ignoró.

De pronto tomaron su brazo, se giró asustada.

- Perdón, no queria asustarte. - Era el chico de su lado, Once se tranquilizó. - Es sólo que queria saber si me podrias pasar mi mochila, está arriba de tu asiento.

La chica asintió, parándose y agarrándose de los dos asientos delante y atrás del suyo. Se soltó de uno y con su mano buscó la mochila, habia sólo una y era de tamaño promedio a su suerte.

Se la pasó y se volvió a sentar.

- Gracias, eres muy amable. - Ambos se sonrieron y Once volteó la vista, tratando de ignorar lo que el otro sacaba de su mochila.

Pero le fue inevitable mirar de reojo.

Parecia sacar unos auriculares.

Once giró su vista por completo, hacia el hombre que venia sentado a un pasillo de distancia.

- Buenas, ¿disculpe? - Preguntó tímida, el hombre le sonrió, escuchándola. - ¿Cuánto tardaremos en llegar?

- Yo diria que, calculando... - El hombre miró al techo del bus, concentrado. - Unos veinte minutos.

- Muchas gracias. - Volvió a mirar en frente, pero ahora escuchaba el ritmo ligero de una canción, provenia de la persona a escasos centímetros de su cuerpo.  Su compañero de asiento.

Era un ritmo pesado, Once no conocia mucho de géneros músicales pero le recordaba al rock.

Podia estar equivocada, sus conocimientos al respecto eran bastante escasos, pero no se avergonzaba al respecto.

El chico de su lado movía lentamente la cabeza, parecia disfrutar de aquella cinta.

Once lo miraba divertida, le gustaba observar a la gente de vez en cuando. Los cabellos oscuros y largos del chico danzaban con sus dedos, que tocaban sus piernas. Poco después, empezó a cantar pero casi susurrando.

Cuando iba por, mitad de la canción quizá, miró a su compañera, pillándola mirando. Ésta se avergonzó.

- ¿Quieres escuchar? - Preguntó sacándose los audífonos, Once negó con la cabeza y manos.

- No, yo sólo miraba. - Pero el chico no le hizo caso y le puso los auriculares sobre las orejas.

Podia distinguir un solo de guitarra eléctrica. Jonathan solia escuchar canciones parecidas.

El ambiente de la canción se sentia fuerte y con algún tipo de ¿poder?

No sabria cómo pero la pierna de la chica comenzó a moverse al ritmo de la música, tal y como lo hacia su compañero, quien era expectante.

Once se sacó los auriculares, al sentir que habia pasado mucho tiempo con ellos. Se los entregó al chico y éste los recibió, poniéndolos detrás de su cuello.

- Iron Maiden. - Dijo él. Ante la expresión confusa de la chica, sonrió. - Lo que estoy escuchando, es una canción de Iron Maiden.

- No sé mucho sobre ellos.

- No hace falta saber para disfrutar. - Fue lo que dijo antes de estirar sus brazos hacia arriba. - ¿No conoces la canción? ¿Para nada?

Once negó.

El chico apretó los labios, parecia bastante pensativo de un momento a otro.

- ¿Ni siquiera se te hace conocido el ritmo? - Insistió.

Once negó nuevamente.

- ¿Te sorprende que no los conozca?

- No, no. Es sólo que, bueno, pensé que podrias saber del género.

- Tengo un hermano que los escucha. No sé si a la banda, pero música parecida.

El chico asintió con la cabeza, la canción seguia sonando y danzaba rodeando su cuello.

- ¿Cómo se llama tu hermano?

- Jonathan.

- ¿Es mayor que tú?

Once asintió.

- Por unos cuantos años.

A este punto, algo estaba llamando la atención de la chica, y era que su compañero estaba usando una polera de manga larga y cuello, apegados a la piel, en un día caluroso.

Y no era muy supersticiosa, pero la prenda era color negro.*

- ¿Hacia dónde vas? - Preguntó Once.

- Hawkins. - El cuerpo de la chica se tensó ante la respuesta. Sintió vibras negativas por un instante. - ¿Y tú?

Once dudó en contestar. Tenía un presentimiento.

- Voy a ver a mis amigos.

- Qué genial, un reencuentro después de un tiempo, ¿no?

Esa respuesta la dejó dudando más. De pronto el ambiente se habia dado vuelta, y observaba cada detalle del chico sentado a su lado. Éste se dió cuenta.

- ¿Qué pasa? - Preguntó.

- ¿Tienes frío? - Preguntó la chica.

- No, no, es imposible tener frío con esta tarde calurosa. - En un acto impulsivo y quizá a propósito, se subió la manga de ambos brazos, dejando piel al descubierto.

Los ojos de Once se abrieron sorprendidos, y todo cobró sentido.

En el laboratorio habian niños capaces de hacerte ver alucinaciones. Como su hermana 008.

Capaz de hacerte volar, como 002 o ella misma.

Y habian otros que te inducian malestares físicos u mentales, debilitandote.

Eso explicaba el dolor de cabeza y el desmayo. Que ahora sabia que era un desmayo y no cansancio. Trató de ponerse en pie y salir del bus, pero nuevamente el dolor de cabeza se hizo presente. Se agarró fuerte de sus piernas, arañándolas.

No entendia, se suponia que todos habian muertos, ¿qué estaba sucediendo?

Hasta que cayó nuevamente, perdiendo la conciencia.

Ese era el poder de 006.

* se dice que el usar prendas negras atrae el calor.

Incompatibles [ STEDDIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora