Steve tenia algo que agregar a su "características que definen a Eddie Munson":
El cabello mojado lo hace lucir jodidamente sexy.
- Puedes pasar a ducharte, Harrington. - Éste se paró, y caminó hacia el otro. - ¿Por qué tienes cara de perrito triste?
- No tengo ropa de cambio.
- No hay problema. - Eddie abrió nuevamente las puertas de su armario y sacó una polera de su club. "Hellfire Club" con un diseño caracteristico.
- Ni lo sueñes. - Steve ya conocia esa polera, y la negó con ambos brazos en forma de X.
- Es esto o andarás sin polera. - Munson siguió buscando, sacó unos pantalones y unos calzoncillos. - Reza para que todo te quede bien, luces más ancho que yo.
- Vaya, gracias. Pero no acepto la polera.
- ¿Por qué, te hiere tanto el orgullo? - Eddie hizo un puchero en broma, y se acercó al otro con la polera en manos. - Úsala. - Se la tiró en la cara, cubriéndola por completo.
Harrington dejó caer sus hombros y fue al baño. Por suerte no habia posibilidad de perderse en la casa.
Al entrar al baño, se miró en el espejo.
- Dios. - Se quejó, tocando sus mejillas con los dedos. - Me veo demacrado.
Se sacó las prendas y luego se metió a la ducha. El jabón sobre su piel iba dejando rastros hasta desaparecer por completo. El cabello se lo peinaba hacia atrás, mojándolo y asegurándose que no quedasen rastros de champú.
El agua estaba helada, pero se sentia exquisita.
Eddie estaba probando acordes en su guitarra, no lograba concentrarse porque el otro chico lo tenia preocupado.
No habia prestado tanta atención cuando Max explicó cómo lidiaba con Vecna. Por ende, no sabía qué hacer si pasaban ciertas cosas.
- ¡Munson! - El grito sobresaltó al chico, que tiró la guitarra y corrió a la puerta del baño.
- ¿¡Qué sucede!?
- No hay toalla, ¿me pasas una?
Eddie dió un largo suspiro, por un lado estaba agradecido que no haya sido nada grave, pero por el otro se molestó.
Fue en busca de una toalla y volvió a la escena, tocando la puerta dos veces.
- ¿Quieres que te seque también? - Bromeó a la par que se abria la puerta, dejando ver sólo el rostro de Steve.
- Gracias. - Intentó agarrar la toalla, pero Eddie retrocedió. - No empieces, Munson.
- Estoy contemplando la escena. - El pelilargo se mordió el labio, luego extendió la toalla. - Te ves bien con el pelo mojado, Harrington.
La puerta se cerró.
Eddie volvió arrastrando sus pies a su habitación, y fue a revisar en los cajones al lado de la cama, cruzando los dedos para encontrarlos.
Bingo.
El chico sacó una caja de condones, la abrió y dejó caer lo de dentro libremente sobre la cama. Quedaban cuatro preservativos.
Tiró la caja a una cesta de basura y guardó los condones en su bolsillo trasero. Estaba impaciente esperando a Steve.
Hasta que llegó.
Vistiendo la puta polera de su club.
La sangre corría fugaz por las venas de Eddie.
- Me queda bien, a tu sorpresa. Los calzoncillos un poco pequeños, pensé que eran de niño. - Bromeó Harrington cruzándose de brazos, apoyado en la puerta abierta. - ¿Me enseñarás música?
- Ah, eh, sí. - Eddie se paró torpemente, sacando discos de vinilo de una repisa. Todo estaba ordenado y eso sorprendia al mayor. - Prefiero los discos, son más lindos.
Pero antes de que Eddie eligiera uno, Steve declaró.
- Muéstrame la que tocaste en tu guitarra. - Munson lo miró, comprobando si hablaba en serio. - Hablo en serio, muéstrame.
Eddie fue en busca de audífonos, se los pasó a Harrington y puso play a la canción.
Steve pensó que Eddie tenia talento con los dedos, comparando el cómo se escuchan ambas guitarras, no ve mucha diferencia.
- Me gusta mucho. - Comentaba Steve escuchando la canción, meneando un poco la cabeza, desparramando gotas por doquier. - Perdón, no me he secado el cabello.
- Yo, iré a buscar un secador. - Eddie hacia movimientos bastante tontos que llamaban la atención del contrario. ¿Qué le sucedia tan de pronto?
Steve seguía escuchando la canción, tenia una buena duración, el ritmo, instrumentos, todo. Pero, todo eso lo opacaba la figura de Eddie tocando con firmeza su guitarra.
Paseándose por los acordes, jugando con ellos.
Eddie se asomó nuevamente por la puerta, con un secador en una mano y un cable enrollado en la otra. Conectó el cable a un enchufe al lado de su cama.
- Ven, siéntate.
Steve hizo caso, sentándose en el borde de la cama, le dió la espalda a Eddie, que estaba parado.
El pelilargo encendió el secador, tirando aire caliente en el cuello de Harrington, que se removió.
Los movientos de Eddie eran rápidos, y de vez en cuando tironeaba los pelos del otro, llevando quejidos.
- Tienes un bonito color de pelo. - Comentó Munson guiando la secadora bruscamente por todas partes.
Hasta que quemó a Steve.
- ¡Mierda! - Se sobresaltaron ambos, Steve se paró. - ¿Nunca te haz secado el cabello o qué?
- Bueno, suelo dejarlo secar al aire libre...
- Dios. - Harrington hizo que cambiaran de posiciones, estando él atrás. - Te enseñaré cómo secar el cabello.
Steve encendió el secador, tomando cuidadosamente los largos rulos de Eddie, que apenas tenian forma por lo mojado.
Hundia las yemas de sus dedos en busca de agarrar mayor cantidad y secar más rápido. Eddie sentía electricidad cada que sentia los toques del otro.
Harrington acariciaba el cabello de Munson como si fuese lo más preciado del mundo, temiendo dañarlo.
Los cabellos se enredaban en sus largos dedos.
- ¿Te habia dicho que me gusta mucho tu pelo? - Dijo fuerte Steve, esperando que el otro lo escuche.
Y si lo escuchó, pero decidió ignorar ese comentario por el bien de su pecho que parecia estar abriendo puertas a su corazón.
La brisa caliente que provocaba en el aire, bailaba dulcemente con los rizos de Munson, que ahora estaban contrayendo su forma natural.
Steve sacudió el cabello de su compañero una última vez y apagó el secador.
- ¿Viste? No es tan complicado. - Se sentó en la cama, pero se dejó caer. Eddie seguia sin moverse. - Oye, bótate.
- Quiero ir al baño, dame un segundo. - Dijo y se fue veloz al baño.
A Steve no le quedó más opción que esperarlo.
Y Eddie, quien habia cerrado con seguro, miró su reflejo.
Efectivamente, el ardor de sus mejillas era bastante notorio.