074

4K 491 458
                                    

La primera noche fue horrible. Steve no había dormido nada y al darse las ocho de la mañana, lo llamaron del trabajo.

- No te ves bien. - Fue el saludo de Jackson.

- Dormí mal. - Esas fueran las únicas palabras que se dedicaron. Steve al terminar, fue directo al hospital.

Robin se había ofrecido para cuidar de Eddie mientras él no estaba, notificándole todo lo que pasaba. El tio de Eddie también estaba ahí, hablando con el doctor encargado.

La segunda noche Eddie aún no despertaba, la operación había sido larga, y era normal.

Pero en el tercer día, Eddie abrió los ojos. Mirando a su alrededor, una enfermera lo atendió.

No sabía qué sucedía, entonces se dignó a esperar instrucciones. Su cuerpo se sentía pesado. Lo bueno era que, al parecer, ahora podía recibir visitas.

Su tio fue el primero en entrar.

Faltaban pocas horas para que Steve saliera del trabajo. Sus manos temblaban al contar los billetes, asegurándose de que todo esté en orden. Jackson limpiaba a su lado.

El teléfono sonó. Jackson, siendo el que estaba más cerca, atendió.

- ¿Steve?

Fue lo dicho apenas abrió la boca para dar su usual discurso, el chico pasó el teléfono a su compañero.

- Diga.

- Eddie despertó, y puede recibir visitas.

Los ojos de Harrington brillaron, y sintió un gran alivio plantarse sobre su ser, suspiró. 

- Iré a verlo apenas salga. Gracias por decirme.

- ¿Está todo bien? - Preguntó Jackson, sonriendo a Steve y colocando su mano sobre su hombro.

- Todo está increíble.

Eddie estaba sobre la incómoda cama, conectado a una máquina que lo supervisaba 24/7. Tenía inyectada las manos, no podía moverse tanto por miedo a que se separe de algo.

Por lo menos respiraba tranquilamente.

Al sentarse, el dolor en el abdomen se hizo presente, mirando su herida tapada. Vaya mierda.

¿Dónde estaban todos?

La noche ya había caido, y no sabía cómo comunicarse con su novio.

- ¿Tengo que enviarle una paloma mensajera? - Preguntó al aire, apretando los labios.

Y al pasar unos largos minutos sin hacer nada, la puerta fue abierta. Un gran ramo de rosas blancas fue lo primero en asomarse.

Luego la cabeza de Steve, con media sonrisa.

Eddie alzó levemente los brazos, conteniéndose de dar un salto de alegría. Steve se acercó rápido, dejando el ramo a un lado y abrazando dulcemente a Eddie.

- Me asustaste mucho, Edds. - Susurró el mayor, acariciando con una mano los cabellos de Eddie y con la otra su espalda.

Munson no contestó nada, se limitó a disfrutar de aquel contacto. Hasta que sus cuerpos se separaron. Steve besó la frente del otro, antes de darse vuelta, agarrando el ramo.

- ¿Y esas flores? - Preguntó Eddie con un brillo en los ojos.

- Bueno, eh, es un poco idiota, lo sé. ¡Pero tienen una sorpresa dentro!

- Pero Stevie, ¿sabes que las flores blancas se suelen dar en funerales?

Harrington se avergonzó, desviando la mirada. Las había comprado al volver del trabajo.

- Pensé en pintarlas de negro. Pero no encontré pintura. 

Eddie sonrió.

- Quiero ver la sopresa.

El chico depositó con cuidado el ramo de flores sobre las piernas del otro, éste notó de inmediato lo que era.

Miró sorprendido a su pareja.

Y su mano fue la encargada de dejar en libertad aquel cassette, de Black Sabbath.

Steve se rascó la nuca, causa de los nervios.

- Acaba de llegar a la tienda, eh, pensé en tí al verlo. No conozco mucho de la banda, pero te he visto usando camisetas con su logo, y bueno, un póster en tu pared. - Se explicó, esperando no haberse equivocado.

Eddie sostenía el cassette en sus manos, sin apartar la mirada.

- ¿No es ese?

El pelilargo alzó la mirada.

- Es hermoso, me encanta, me gusta, es increíble. - Alzó nuevamente los brazos, esperando un abrazo de su pareja, éste se acercó a abrazarlo. - Muchas gracias, Harrington, te amo.

Las mejillas de Steve ardieron, abrazando fuerte pero manteniendo un equilibrio con su cuerpo para no dañar a Eddie.

- Yo te amo a ti, Edds.

El doctor entró, interrumpiendo el momento y tosiento. Los chicos se separaron.

- Disculpen, pero debo hacerle un chequeo a Edward, no va a tardar tanto. - Dijo el hombre, esperando a que Steve saliera.

- Volveré apenas pueda.

Al salir, se sentó junto a Robin.

- Deberías ir a casa, pareces un zombi. - Dijo Steve, sonriendo a su amiga.

- Y eso que no te has mirado tú. - La chica se paró de la silla, estirando sus brazos. - Bueno, supongo que me iré.

- ¿Sola?

- Uh, sí, no tengo una novia que me vaya a dejar. Y tampoco auto.

Steve le tiró sus llaves.

- Ve con cuidado, y tienes que estar acá a las ocho en punto.

- Entendido, comisario. - Robin se despidió, sin antes abrazar a su amigo. - Estoy feliz de verte sonreír otra vez.

Pasados unos minutos, el doctor salió, dando entrada a Steve. Al traspasar la puerta, vió a Eddie sentado derecho, mirándolo.

- ¿Todo bien? - Le preguntó.

- Estoy mejor que ayer. - Dijo, dejando caer su peso sobre la gran almohada.

Steve tiró de una silla, poniéndola en el lado derecho de la cama, sentándose y tomando la mano de su chico.

- ¿Qué hora es?

- Cerca de las once de la noche. - Respondió el mayor, Eddie se preocupó, recordando el trabajo de su pareja.

- ¿Mañana trabajas? - Steve asintió con la cabeza, dejándola caer sobre las piernas de Eddie. - Espera, Harrington, ¿dormirás acá? - Asintió nuevamente. - Pero idiota, no descansarás nada.

- No me importa, Eddie. - Cerró los ojos, el nombrado lo miró tratando de regañar, pero se limitó a acariciar su cabello. - No quiero volver a separarme de ti.

- Pero no me iré de acá. Con suerte me puedo mover.

- Quiero asegurarme.

Ambos se dedicaron una mirada, sonriendo al encontrarse con el otro.

- Te ves cansado. - Susurró Eddie, moviendo su mano hasta la mejilla de su chico, acariciando levemente. Steve asintió, cerrando sus ojos. - Al menos tápate. - Munson movió su pierna, haciendo alejarse al otro. - Ahí hay una manta, cúbrete.

Steve hizo caso y rebuscó en un cajón, la sacó y volvió a su antigua postura, pero ésta vez, tapado.

- Buenas noches, chico bonito. - Le sonrió Eddie.

- Duerme bien, cariño.

Incompatibles [ STEDDIE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora