"NFT"

70 6 2
                                    

En Londres ya había pasado gran parte del invierno. Luego del controversial caso de Blair Jennings, que le había valido a Elizabeth recuperar su trabajo, los días de la chica habían pasado de ser tranquilos y algo predecibles a una vorágine de casos y análisis, que provenían parte de Scotland Yard y parte del propio hospital, ya que la licencia por maternidad de Molly había comenzado. Por suerte, la lesión de Walt no había sido tan grave, así que pronto pudo regresar a su trabajo asistiendo a Elizabeth y haciendo las mañanas más llevaderas ya que, como todos habían supuesto, Anderson, que se había quedado sustituyendo a Molly, estaba con un humor de perros. Pero la chica lo soportaba todo con una sonrisa; Molly y Sherlock tenían razón cuando dijeron que ese trabajo la hacía feliz.

El detective también se mostraba sumamente satisfecho con la situación, y no perdía oportunidad de meter sus narices en cada autopsia solicitada por Scotland Yard, estuviera Greg a cargo o no. Ese triste año que había pasado se vio obligado a ver cómo Anderson reemplazaba a su novia en el Barts, lo que de alguna manera hacía aún más dolorosa la pérdida, así que el acercarse ahora al laboratorio y ver la cabeza cobriza inclinada sobre un microscopio, o sobre las interminables planillas para completar, lo llenaba de felicidad.

A todo este aumento de actividad de Elizabeth se le sumaron las tardes de ensayo pues, como no podía ser de otra manera, una vez que todo regresó a la normalidad Lucas insistió en que debían volver a tocar. En un principio, todos dudaron.. ¿Cómo iban a enfrentar a su público, explicando lo sucedido con la chica, y sin dar demasiados detalles para no generar una persecución de la prensa amarillista? ¿Quién iba a creerles? Se sugirió, entonces, que se presentaran con otro nombre, como un grupo totalmente nuevo, pero la idea fue rechazada; primero, eso no evitaba las explicaciones, porque probablemente muchos de sus seguidores originales se dejarían caer en el Seminare para oír a otro grupo tocando rock sudamericano, y fácilmente reconocerían a la chica. Y segundo, ellos eran Silver River; habían desarmado el grupo sólo porque Elizabeth ya no estaba, pero ahora estaban los 5 integrantes nuevamente, y jamás cambiarían su nombre.

Lucas terminó convenciendo a sus amigos diciendo que armaran una breve explicación, muy bien pensada, y lo postearan en el instagram que en alguna oportunidad Sarah le había creado al grupo, y que aún seguía activo y recibiendo mensajes de sus seguidores. Ellos se encargarían de esparcir la noticia, y si alguien insistía demasiado en conseguir una entrevista, ya se ocuparía Sherlock de espantar al pobre infeliz. Resuelto ese 'insignificante asuntito', los cinco integrantes de Silver River se dedicaron a ensayar en cada momento libre que tenían en la semana; hacía más de un año que no tocaban juntos, y había varios detalles a ajustar. Pero la felicidad que sintieron de nuevamente compartir su música superaba cualquier incomodidad que generaran los ensayos extra, y por incomodidad nos referimos a que Sherlock, Molly, Lestrade y Sarah escuchaban a toda hora la guitarra, el piano o la batería, dependiendo de con quién viviera cada uno.

Finalmente, y luego de un par de meses de ensayos intensivos, Silver River volvió a su hogar, el escenario del Seminare. Lucas había decidido no publicitar demasiado el asunto, por las razones que ya se mencionaron, pero de todas maneras la noticia corrió como reguero de pólvora, y así ese viernes el teatrito estaba lleno de coterráneos argentinos, un número considerable de uruguayos, y varios latinos procedentes de diversos países, al margen de los locales. La parte no artista del grupo regresó a su lugar usual, la mesa en lo alto del balcón, el mejor lugar para observar el espectáculo. Todo era tal cual solía ser, y parecía como si ese terrible año no hubiera transcurrido, aunque el vientre redondeado de Molly dejaba a las claras que el tiempo sí había pasado.

- ¡Justo ahora se le ocurre a Lucas volver a tocar! - exclamó la chica, soltando un suspiro cansado, mientras trataba de ponerse cómoda en su silla. Victoria le sonrió con compasión

Lo veo en tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora