Después de insistirle bastante a Atheneley Jones, Sherlock logró que consiga los permisos de las autopsias de Leila Henderson y de Ágatha Beckett, la otra muerte que él quería que Elizabeth revisara. Jones no entendía nada, ambas eran señoras mayores que habían muerto por paro cardiorrespiratorio, no sabía por qué Holmes se había encaprichado con ellas. Pero tenía bien en claro que el detective no hacía las cosas porque sí, siempre salían los resultados más increíbles de esas peticiones extrañas, así que hizo lo posible por complacerlo. El resultado fueron dos cadáveres en un estado avanzado de descomposición sobre la mesa de autopsias del Barts, y encima fuera de hora, pues había mucho trabajo esa semana, y el jefe no estaba dispuesto a permitir que se ocupara una mesa con cadáveres de un mes de enterrados, ni que Elizabeth perdiera tiempo con ellos. Había casos de juicios e investigaciones recientes. Así que ella aceptó ocuparse de ellos un viernes a las siete de la tarde, como si se necesitara un ambiente aún más tétrico. Ya caía la noche cuando ella empezó. Ya que Lucas había tenido que viajar el fin de semana a Alemania, para ver a su hermana, que trabajaba allí de abogada, Molly se ofreció a ayudar, cosa que fue sumamente agradecida.
Como se sentía algo culpable, aunque por supuesto no lo admitiera, Sherlock se apareció a eso de las nueve con fish and chips para Molly y una hamburguesa para Elizabeth. John no pudo ser de la partida, porque Rosie había levantado algo de fiebre, y se quedó con ella. Sherlock ya tenía casi todo su caso armado, sólo quería probar todos sus eslabones. Mientras se acercaba a la morgue por el pasillo en silencio, podía escuchar una melodía, que iba aumentando de volumen a medida que llegaba a la puerta. Abrió en silencio, con curiosidad, y ahí vio a Elizabeth, revisando la computadora mientras cantaba "Good Enough " de Evanescense. Sherlock se quedó oyendo como su voz pasaba de las notas suaves a las partes poderosas de la canción, casi como hechizado, como le sucedía cada vez que iba a verlos al Seminare. Ella había puesto la música en su teléfono, que llevaba en el bolsillo, como compañía para esa sala solitaria. Tuvo que admitirse a sí mismo que la chica cada vez le llamaba más la atención. Recordaba ese vacío mental que tuvo cuando conoció a Irene Adler, que era similar a lo que le sucedía ahora. Pero al mismo tiempo esto era completamente diferente, aunque no sabía definir cómo. De alguna manera que aún no alcanzaba a comprender, lo hacía sentirse mejor, con el mundo y consigo mismo. Sherlock se permitió disfrutar de unos instantes de la escena.
La puerta que daba a la sala de autopsias se abrió y apareció Molly, con dos planillas en la mano. Se acercó a su amiga, también cantando, las dos tenían gustos musicales parecidos. Cotejaron algo con lo que salía en el monitor de la computadora y asentían. Ya era hora de saber el resultado de esas autopsias.- Buenas noches, señoritas. Veo que ya están finalizando - ambas se dieron vuelta para saludar. Molly sonrió con esa expresión amable tan de ella, Elizabeth lo miró unos segundos con los brillantes ojos dorados, para luego sonreír también. Sherlock sintió otra punzada de culpa a ver las ojeras alrededor de esos ojos. Se notaba que la chica había hecho un esfuerzo notable por cumplir con su pedido. Venía de una semana dura de trabajo y se podía ver claramente que ya estaba agotada. Pero igualmente ahí estaba, ayudando a fundamentar su caso.
- Sólo falta esperar los últimos resultados de la computadora - Elizabeth suspiró, mientras apagaba su reproductor musical. - Salió todo tal cual dijo. Aunque tengo que decir que éstas fueron bastante más difíciles que la de Browning Dunne. Increíble. Tres asesinatos. ¿Podría clasificarse de asesino serial? - la chica se sentó, con las planillas frente a ella para completar las partes que faltaban. Molly se frotó la frente
- Yo creo que sí. Pobres señoras. Deben haberse sentido horriblemente instantes antes de morir. Y sin embargo, pasaron como muertes naturales... - se acercó a una silla para sentarse también, cuando se frenó - Bueno, ya está casi todo. Puedo traerte tu bebida caliente - mirando a Sherlock agregó, con un leve movimiento de cabeza - café, negro, dos de azúcar -
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Lo veo en tus ojos
FanfictionSherlock Holmes y John Watson vuelven a su rutina de clientes en Baker st. pero tienen que afrontar cambios que darán un nuevo giro a sus vidas