El asesino de Ghislaine Marchal

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Los forenses del St. Peter estaban por fichar su salida cuando Mycroft se les plantó delante

- Necesitamos un informe detallado de la autopsia de Ghislaine Marchal - sentenció, sin siquiera dar las buenas tardes, y extendiendo su identificación de miembro del gobierno. Ambos hombres suspiraron

- Recién termina nuestro turno - se quejó uno, mientras que el otro se cruzó de brazos

- Todavía no se digitalizó el informe, pero sí está la carpeta correspondiente en el archivador ¿No puede pedirle a la administrativa que se lo alcance? - Sherlock, que se había parado al lado de su hermano, negó con la cabeza

- No; necesito que estén presentes para cualquier consulta que tenga. Y, además, quisiera ver el cuerpo también - los forenses se miraron, consternados

- ¡Pero ya quedó archivado en la cámara! - protestó nuevamente el primero, quién evidentemente era el más desesperado por irse. Sherlock ni se inmutó

- No creo que sea muy difícil sacar el cuerpo del módulo correspondiente y pasarlo a una mesa de autopsias - observó, con marcado sarcasmo. El segundo forense suspiró otra vez, dejó sus cosas en su casillero y manoteó una bata, mientras murmuraba cosas por lo bajo. El detective no pudo evitar soltar una risita - No hay nada que hacerle, nadie supera al cuerpo forense del Barts - añadió, mirando con sorna a su hermano, quien le devolvió la mirada con una expresión muy seria, como indicando que se comportara.

Sherlock bufó por lo bajo, poniendo los ojos en blanco; luego se encogió de hombros y siguió al forense, que al parecer no había oído la última frase. Poco después, todos se hallaban reunidos alrededor de una de las mesas metálicas, con el cuerpo menudo de Mme. Marchal frente a ellos.

- Supongo que no desea que la abramos de nuevo - ironizó el forense más ansioso. Sherlock negó

- No, pero necesito ver la ubicación de las heridas, y constatar las fotos con el cuerpo y el informe. Empecemos por cómo hallaron el cadáver - dijo, tomando algunas de las fotos de la escena del crimen. El otro forense suspiró

- Bien, fui yo el responsable de la primer revisión, Ethan Page - dijo, presentándose. Sherlock se concentró en el hombre; es cierto que no era Elizabeth, pero parecía mucho más despierto que Anderson, así que el detective esperaba un buen informe

- Cuénteme - dijo, simplemente. Page tomó aire

- Bien, como ven en las fotos, el cuerpo fue hallado tirado en el piso, boca abajo y envuelto en una bata manchada de sangre, en el medio del sótano. Estaba descalza, parcialmente destripada y mostraba múltiples heridas en su cuerpo. El cabello estaba empapado en gran cantidad de sangre coagulada, y tenía ambas manos ensangrentadas; la primera falange del dedo medio izquierdo está casi separada del dedo - describía, mientras señalaba cada ítem en el cuerpo - En cuanto a los miembros inferiores, en el izquierdo vemos en los dedos rasguños superficiales, mientras que el derecho también presenta múltiples rasguños en la base del dedo gordo y en la parte posterior del pie. Como ven, una decena de heridas causadas por arma blanca, repartidas por el cuerpo; también, dos cortes en la garganta, que no llegaron a los vasos principales. La rigidez del cadáver era completa, las livideces son ventrales, y las pupilas ya presentaban midriasis, lo que nos dice que la muerte sucedió al menos seis horas antes - Sherlock se frotó el mentón

- Entiendo que la midriasis es signo de padecimiento grave, o muerte cerebral ¿Estoy en lo correcto? Eso tiene importancia para mi investigación - Page lo miró unos segundos, algo sorprendido

- Así es, Sr. Holmes, las pupilas dilatadas por la midriasis son casi siempre signo de padecimiento previo. Pero es lógico ¿No? Teniendo en cuenta las heridas que le acabo de describir... - el detective hizo un ademán con la mano

Lo veo en tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora