El tibio rayo del sol había revivido las flores que Mary había plantado con tanto cuidado. John empezó a pasar las tardes del fin de semana en una lona sobre el pasto, jugando con su hija, que cada día estaba más grande, asombrando a todos. Frecuentemente recibía la visita de la Sra. Hudson, Elizabeth y también Molly junto a Lucas. Incluso Lalo, tan callado él, había entablado una relación con la pequeña, y ahora era como el Benjamín de esa familia. Mientras la Sra. Hudson lo cuidaba como su hijo, Rosie se había "enamorado" del chico que siempre tenía caramelos y monerías para ella, y cada vez que lo veía corría a sus brazos y lo llenaba de besos.
Menos frecuentemente, pero de alguna manera de forma regular, también aparecía Sherlock, sobre todo los domingos después de ver a Eurus, de dónde volvía algo agotado emocionalmente, o cuando tenía la certeza de que Elizabeth andaba en otro lado. Esos días, Sherlock dedicaba su atención casi exclusivamente a su ahijada, quién siempre lo recibía feliz y le devolvía una sonrisa al rostro casi siempre serio. Había logrado evitar a la forense casi todas sus visitas. Igual, al pertenecer al mismo grupo, de vez en cuando se la cruzaba, pero ambos ya habían aprendido a manejarlo, o al menos eso se decían interiormente.
Uno de esos domingos, mientras John arreglaba el jardín, antes de que su hija despertara de la siesta, su amigo hizo acto de presencia. Se veía en sus ojos el brillo característico de cuando tenía un nuevo caso. John sugirió pasar a la cocina, así de paso servía el té.
- No me digas nada - le dijo apenas Sherlock se sentó a la mesa - tienes un nuevo caso, lo veo en tu cara -
- ¿Has oído hablar de una serie de asesinatos en Folkestone? - Sherlock se acomodó un poco el saco. Ante la negativa de su amigo, hizo un gesto afirmativo - La policía hizo un buen trabajo en que no se filtre a los medios. Prácticamente la noticia no salió de la localidad. Aparentemente es un asesino serial - John abrió los ojos, mientras meneaba la cabeza como queriendo decir que no tenía idea de lo que había pasado. Interiormente se sintió satisfecho, no porque le agradara que murieran personas, sino porque sabía que los asesinos seriales eran como los preferidos de Sherlock, y últimamente lo notaba algo apagado. Perseguir a uno, y en un lugar lejano a Londres, le iba a ocupar la mente.
- ¿Vas a viajar? - John le consultó
- Sí, necesito ir a ver todo in situ. Estuve cambiando mensajes con un policía local, el inspector Burrows, pero se ve que con la ayuda a distancia aún no pueden dar con el hombre. Me encantaría tener tu compañía pero... -
- Pero ya sabes que ahora no puedo agarrar un bolso y seguirte así como así - John lo miró - Sabes que hubiese ido de buena gana, pero no puedo llevar a Rosie, ni tampoco dejarla con la Sra. H o Molly, pues no pueden ocuparse de ella por una semana, dos o lo que vayamos a tardar- Holmes asintió a eso, mientras mostraba un atisbo de sonrisa
- Lo sé perfectamente. Pero tengo un plan, si lo aprobás, claro. Le pregunté a mi madre si cuidaría de Rosie un período prolongado de tiempo, y dijo que feliz de la vida venía a tu casa a quedarse con ella si querías venir - John abrió bien grandes los ojos por segunda vez esa tarde, haciendo gesto de examinar la opción que su amigo le presentaba. Al ver su entusiasmo Holmes siguió - Pero, hay un problema. Mi madre no puede venir hasta el otro lunes, es decir, en una semana. Yo no sé cuánto voy a tardar con esto, pero si para el lunes todavía el caso sigue verde, si querés podés unirte - A John le parecía algo razonable. La Sra. Holmes había criado a tres hijos por demás peculiares, seguramente Rosie no le supondría ninguna dificultad, y aparte ella amaba a la niña y estaba siempre deseando pasar tiempo con ella. Era un buen plan, y así se lo dijo a Sherlock. Entonces, él comenzó a ponerlo en antecedentes
- Esto es lo que sabemos, gracias a Burrows. Hace algo más de seis meses, apareció un cadáver en el parque Three Hills, en Folkestone. El parque es un lugar donde se hace deporte, y de un día al otro se halló muerto a un hombre que, a todas luces, era un indigente. Se dio aviso a la policía, pero ya sabes, mucho no se movieron -
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Lo veo en tus ojos
FanfictionSherlock Holmes y John Watson vuelven a su rutina de clientes en Baker st. pero tienen que afrontar cambios que darán un nuevo giro a sus vidas