N/A: cuarto y último capítulo de llanto y lágrimas (por ahora). A los 'detractores' del Sherlock con sentimientos les pido que se acuerden que, del comienzo de esta historia hasta este momento, pasaron unos siete años y muchas, muchas cosas; la gente cambia, incluso Sherlock (se llama desarrollo de personaje 😏)
A la mañana siguiente, Sherlock seguía durmiendo profundamente; hacía mucho que no tenía una buena noche de descanso, así que, luego de despertarse a la madrugada, y una vez constató que Elizabeth había vuelto y no era algo que él había soñado, se quedó tranquilo y durmió sin más interrupciones. Aparte, y por más feliz que estuviera, el día anterior había estado lleno de emociones, y eso lo había dejado agotado. Todo eso hizo que ni siquiera se percatara de que la chica se había levantado. Hasta que, a media mañana, dos cosas lo despertaton; primero, el aroma a café recién hecho que llegó de la cocina lo sacó del sueño profundo, y luego una suave melodía en la guitarra lo terminó de despertar. El detective se quedó unos minutos tendido en la cama, escuchando la música y disfrutando de esa sensación de paz que pensó no sentir nunca más.
Al fin se levantó y se dirigió a la cocina. Elizabeth estaba sentada de espaldas a él, en la butaca, rasgando suavemente su amada Fender y con una taza de café a su lado, en la mesita auxiliar. Feliz de la vida, Sherlock se acercó a ella
- Buenos días, Elizabeth ¿Pudiste descansar bien? - la chica se volvió
- Hola Sherlock. Sí, dormí muy bien, gracias - luego bajó la vista un momento a la guitarra, para volver a mirar al detective con una sonrisa tímida - Vi que tenías mi guitarra guardada en el rincón; ayer fue un día emocionante, y teníamos mucho que hablar, pero hoy no me pude resistir a tocarla - explicó, con tono levemente culpable. Él se agachó a su lado y le sonrió con dulzura
- ¿Y por qué me lo decís como pidiendo disculpas? No necesitás mi permiso para usarla, es tu guitarra; yo solo la guardé como recuerdo tuyo. Y sé cuánto amás esa Fender. Ahora está de vuelta donde pertenece - ella soltó una suave risita
- ¿Y cómo convenciste a Lucas de que te la deje? - Sherlock se puso de pie
- Prefiero no darte los detalles de esa negociación. Digamos que Lucas entendió que no es bueno llevarme la contraria cuando estoy de mal humor - respondió, mientras volvía a la cocina a servirse una taza de café. Elizabeth volvió a reír
- ¡Y eso que él tampoco es lo que se dice tranquilo! - entonces volvió la mirada al instrumento y pasó con cariño un dedo por el lustroso borde de la caja de resonancia - Gracias por guardar mi guitarra con tanto cuidado; solamente necesité afinarla un poquito, pero está perfecta. Y me hace muy feliz tenerla de nuevo - la chica volvió a tocar suavemente mientras Sherlock se sentaba frente a ella con su café.
Más tarde, el detective decidió hacer una breve expedición hasta Garcia's Food, en Portobello Rd., Nothing Hill, el supermercado donde la pequeña diáspora argentina de sus amigos acudía usualmente a comprar los productos regionales, eso cuando les fallaba algún proveedor de Lucas. Sherlock estaba decidido a conseguirle a Elizabeth su amado mate, y dado que ella aún no podía abandonar el domicilio, el detective tomó a su cargo la incursión al mercadito. La chica, mientras tanto, se ocupó de seguir poniendo orden en el 221; el día anterior no pudo con su manía, y al caer la tarde acomodó un poco la sala, pero ese día Sherlock ya le había dado total libertad para que limpie y ordene como le viniera en gana. Y ella no dudó ni un momento.
En eso estaba cuando sonó el timbre. Elizabeth se quedó indecisa unos segundos ¿Debería bajar a atender? Técnicamente no estaría saliendo de Baker St., y podía ser un cliente en busca de Sherlock. Y aparte, la Sra. Hudson había salido a traerle ciertas cosas que la chica no le confiaría al detective, tales como desodorante, shampoo y otros enseres femeninos. Decidiéndose, dejó la esponja en la pileta de la cocina y bajó apresuradamente las escaleras. Al abrir la puerta se quedó helada de la sorpresa
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Lo veo en tus ojos
Fiksi PenggemarSherlock Holmes y John Watson vuelven a su rutina de clientes en Baker st. pero tienen que afrontar cambios que darán un nuevo giro a sus vidas