Vivir sin aparentar más

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El domingo de Greg y Sherlock transcurrió de entrevista en entrevista con las amigas de Gwendolyn, los vecinos, profesores y cualquier otra persona que a Sherlock se le ocurriera, sin conseguir apenas datos nuevos. También solicitaron a la madre permiso para revisar la habitación de la chica. Las dos vivían solas en una hermosa casa restaurada en Nothing Hill. La Sra. Floyd era una viuda que había heredado de su esposo una famosa cadena de gimnasios, y vivía un muy buen pasar. La habitación de la chica era el sueño de cualquier adolescente, prácticamente un culto a la belleza, llena de ropa excelente, maquillaje, perfumes, glitter y plumas rosas. Sherlock revisó las fotos, los cajones, los libros, hasta dio vuelta el colchón. No consiguió nada más que esa imagen de adolescente influencer fashion. Sin embargo sentía, en algún lugar profundo de su cerebro, que algo no andaba bien.

Ya de nochecita, Greg dio por terminado un día más sin resultados esperanzadores. Necesitaba un cambio de aire. Después de darse una ducha, se encaminó a su bar preferido. Mientras estaba sentado en la barra, con su Marston's en la mano y mirando a la misma nada, sintió que alguien se sentó a su izquierda, pero no prestó demasiada atención

- Greg ¿Verdad? - una voz con una cadencia que le sonaba conocida le llamó la atención - Mirá que es grande Londres, y lo que menos falta son bares ¡Qué casualidad la nuestra! - al girarse un poco a la izquierda se encontró con Alicia Messina, que llevaba un jean negro y una campera de gabardina roja. El inspector pestañeó algo sorprendido

- Vaya, Alicia, la hermana de Lucas. ¿Viniste con los demás? - ella negó con la cabeza, mientras se acomodaba el cabello negro

- No, no, ya tuve suficiente esta semana - dijo con una sonrisa - Hoy Lucas tuvo a la pobre Elizabeth ensayando todo el día para el sábado que viene, y también resolviendo algunos traspiés de la obra. Así que le dije que esta noche se ocupara de Molly, que la tiene muy abandonada. Iba a decirle a Eli si quería salir, pero hace media hora me dijo que se tuvo que tomar un analgésico porque mi hermano la dejó con dolor de cabeza. La está volviendo loca. Así que decidí salir sola a divertirme un rato - Lestrade la miró con curiosidad. Al igual que Elizabeth, la mujer hablaba mucho y detalladamente. Se ve que lo traían en la sangre. Con un movimiento espontáneo, ella se inclinó sobre la barra, para observar el perfil derecho del inspector - ¡Dios mío! ¿Te golpearon? - dijo, con sincera preocupación, reparando en el tajo que tenía Greg en la sien, y el moretón que lo rodeaba, que apenas se estaba poniendo verde.

- Ah, sí, algo así - le respondió, tocándose inconscientemente el golpe. En pocas palabras le explicó lo que había pasado, mientras ella lo escuchaba con interés. Finalmente, Greg se rascó un poco la cabeza - Bueno, ya que te amargué la noche con este caso complicado que tenemos, lo menos que puedo hacer es invitarte una Marston's, la mejor cerveza - dijo con una sonrisa. Ella se irguió con aire ofendido, pero sonriendo también

- Greg, vengo de Alemania, una Pilsner o nada - los dos rieron, mientras el inspector meneaba la cabeza

- Perdón, perdón, olvidé que venías de Leipzig - y con un ademán llamó al barman para hacer el pedido.

Mientras daban cuenta cada uno de su bebida, conversaron de todo un poco. A Greg le sirvió muchísimo encontrarse a Alicia, pues lo distrajo algo de todo el caso Floyd, que le estaba royendo la mente, y él necesitaba un poco de distracción. Alicia, por otro lado, también estaba abrumada por tener encima a su hermano todo el día, pidiéndole ayuda con los preparativos del sábado siguiente. Así que, si bien era verdad que Elizabeth no pudo acompañarla y que Molly y Lucas necesitaban pasar un rato juntos, la realidad es que ella se escapó de su compañía para respirar un poco. Encontrarse a Greg fue una suerte. Los dos eran un poco más grandes que el resto, y ambos transitaban sus respectivos divorcios, por eso se entendieron rápidamente. Luego aprovecharon que la mesa de pool había quedado libre y se pusieron a jugar, terminando la noche más animados de lo que la empezaron.

Lo veo en tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora