Luego de la aventura con los gitanos, Victoria volvió a ser la chica alegre y extrovertida que habían conocido. A todos les interesaba saber detalles de esa cultura milenaria, y ella hizo lo posible por explicarles cada cosa que le preguntaban, sintiendo que al fin no necesitaba ocultar nada. La vida de ese grupo tan particular volvió a su relativa normalidad. Todo marchaba sobre ruedas.
La fecha de la boda se acercaba, y los nervios se adueñaron de todos. Por supuesto, los más afectados eran los novios, pero el resto no se quedaba atrás. Alicia alternaba entre la alegría de ver a su hermano menor tan feliz de casarse, y los recuerdos agridulces de su propio matrimonio, que terminó tan mal; Lestrade, por supuesto, la acompañaba todo lo que podía. Elizabeth estaba sumamente emocionada; era la primera vez que alguien tan cercano a ella se casaba, de hecho los dos eran sus mejores amigos. Debido a eso, también estaba muy atareada, ayudando en cada cosa en que Molly le pedía su asistencia. Sherlock trataba de mantenerse indiferente a la situación, pero ver a su novia colaborando en los preparativos en casi cada momento libre que tenía le recordó a él mismo trabajando hombro a hombro con Mary y John en la organización de su casamiento, haciéndolo sentir cierta nostalgia. El doctor, por otro lado, si bien estaba muy feliz por sus amigos, también sufría momentos de tristeza y dolor; algunas noches se quedaba largas horas viendo las fotos de su propia boda, y hasta había sacado el vestido de Mary de su caja, que llevaba años archivado en lo mas hondo del ropero. Esas noches se preguntaba si realmente podría ser feliz nuevamente.
Así pasaban los días, hasta que al fin llegó el buen tiempo. El día feriado correspondiente al cumpleaños de la Reina, Sherlock decidió llevarse a Elizabeth nuevamente al campo, esta vez a Cutsdean, para alejarla unos días de Londres, su trabajo y la organización del esperado evento. La Sra. Holmes recibió a la chica con su cariño acostumbrado, feliz de tenerlos a ambos ese fin de semana largo. Ese viernes por la noche, los cuatro se sentaron a cenar en la mesa de afuera, disfrutando de la apacible noche y la fragancia del campo
- Estás muy ansiosa por esa fiesta - observó mamá Holmes, luego de oír a Elizabeth detallar la visita a la modista el día anterior, en la que había acompañado a Molly a una prueba de su ansiado vestido
- Molly y Lucas me pegan los nervios. Estuve ayudando tanto que todavía no pude ir en busca de mi vestido, y eso también me pone un poco nerviosa - explicó la chica. Papá Holmes la observó con una sonrisa, mientras se servía ensalada
- Estoy seguro que cualquier vestido te va a quedar muy bien y vas a estar muy bonita - le dijo. Sherlock asintió en silencio, completamente de acuerdo. Elizabeth sacudió la cabeza
- Mis dos mejores amigos se van a casar, si no uso eso como la razón para conseguirme un buen vestido de fiesta, nunca más voy a tener una excusa semejante para vestirme así. Es mi oportunidad - dijo sonriendo. Luego suspiró - ¡Estoy tan contenta por ambos! ¡Son tan buenos amigos y los quiero tanto! Es un evento muy especial para mí - Mamá Holmes le palmeó la mano con suavidad
- Puedo imaginarme eso. Ojalá consigas el vestido que querés, para que ese día sea tan especial como lo deseás. Sin eclipsar a la novia, por supuesto - agregó con una risita. La chica alzó las manos
- ¡Claro que no, jamás haría eso! Si alguien se merece que ese día sea especial, esa es Molly. Yo sólo aprovecho la oportunidad para vestirme de 'princesa' por un día. Pero la estrella, definitivamente, es Molly - dijo con énfasis. La Sra. Holmes se manifestó de acuerdo con esa idea, y la conversación continuó, esta vez hablando del hermoso jardín que los rodeaba.
Más tarde, instalada en la misma habitación dónde la habían alojado la vez anterior, durante la investigación de las Damas de Rosa, Elizabeth se dirigió derecho a la ventana; como la vez anterior, se sentó en el ancho alféizar, observando las estrellas. Y, como la vez anterior, un suave golpe en la puerta precedió la aparición del detective. Sherlock se dirigió en silencio hacia la ventana y se sentó a su lado. Por un rato, ninguno dijo nada, simplemente disfrutaban del momento.
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Lo veo en tus ojos
FanfictionSherlock Holmes y John Watson vuelven a su rutina de clientes en Baker st. pero tienen que afrontar cambios que darán un nuevo giro a sus vidas