Juan Pablo Isaza.
Martín se pasa una mano por el pelo. Tiene el celular puesto sobre el redoblante, y responde un mensaje rápidamente antes de dejar el aparto a un lado.
Se vuelve hacia su portátil y corrige algo en la programación.
Todo el mundo ha empezado a recoger para irse, pero ya que Villa no estuvo en el ensayo, sé que los Vargas y yo compartimos la sensación de estar incompletos y vagamente perdidos.
Les he contado sin ahondar demasiado en detalles lo que pasó con Pastelito, y parecen tan pasmados que ni siquiera cuestionaron el hecho de que Villa no esté acá, o que no sabemos cuanto tiempo podremos cubrirlo para que no vuelva, porque sabemos que cualquiera en su lugar estaría al pendiente de cualquier cosa menos de un ensayo.
Gabo termina de empacar y se despide de todos.
La sala de ensayo se va quedando vacía. Veo que Simón empieza a guardar los cables de su amplificador. Vuelvo la mirada hacia Martín, que sigue concentrado en su portátil. El niño levanta los ojos, me ve mirándolo y sube una ceja con expresión interrogante. Finjo que estoy ocupado afinando mi guitarra, que obviamente está perfectamente afinada, y él vuelve a lo suyo.
Lo vuelvo a mirar. Tiene una gorra echada para atrás y una camiseta negra. Me sonrojo solo por mirarlo, así que no sé cómo le voy a pedir lo que quiero pedirle.
Vuelve a levantar la mirada y se encuentra con mis ojos.
- Isaza, ¿qué putas le pasa? – Demanda.
Simón y Juanjo levantan la mirada de sus tareas con curiosidad.
Sé que mi cara está toda roja, pero tengo que hacer esto en algún momento, así que me aclaro la garganta.
- ¡Hable! – Exige el niño – Me está mirando como un loco desde que llegamos. ¿Quiere una foto?
- Necesito pedirle un favor – Susurro en voz baja
- ¿Qué dijo? – Pregunta el niño mientras se inclina hacia adelante, claramente sin haberme oído
- Que necesita pedirle un favor – Traduce Juanjo, que está a mi lado
- Bueno, ¿qué necesita? – Pregunta Martín
Mis mejillas se vuelven más rojas.
Bajo la mirada al piso y Martín hace un ruido de impaciencia.
Sé que estoy rojo hasta las orejas cuando vuelvo a levantar la mirada. Tomo una respiración profunda y dejo salir las palabras.
- Necesito que me enseñe a bailar
Todo se queda en un silencio tan profundo que quiero abrir el estuche de la guitarra y meterme ahí. Juanjo tiene los ojos tan abiertos que creo que se le van a salir. Simón me está mirando como si fuera una bacteria particularmente exótica en una placa Petri.
Martín se inclina ligeramente hacia adelante, como si la proximidad física de algún modo pudiera darle sentido a mis palabras.
Necesito morir. Por favor, alguien máteme.
Veo como una sonrisa se dibuja lentamente en la cara del niño a medida que une los puntos. Adopta esa cara de diablillo que nos ha hecho ser sacados a patadas de salas VIP de aeropuertos, discotecas y hoteles luego de que hiciera una travesura particularmente salvaje.
- Le enseño si me dice para qué – Me devuelve el pequeño desgraciado.
La cara de Simón cambia al entendimiento y sube una mano para cubrirse la boca, no sé si por la sorpresa o porque está intentando no reírse.

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- Agua -
FanfictionTodo se cura con agua salada: sudor, lágrimas o agua de mar. Ella se convirtió en su agua salada. Y luego se fue. ...El amor es caprichoso.