45. Labios rojo cereza

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Octubre de 2021.

Nueva York.

Orianna Dortolina

- Me gustan más los otros

- ¿Los Valentino? – Él suelta una risita

- Los primeros – Dice todo distraído, porque obviamente no tiene ni idea de la marca de mis zapatos.

Salgo de los Louboutin nude que tengo puestos, y vuelvo a ponerme los Valentino negros.

Tengo el celular subido en un estante del vestidor del hotel y me estoy mirando en el espejo de cuerpo entero.

Tengo puesta solo la combinación y los zapatos de tacón.

Él me mira a través de la cámara como si fuera un trozo de su postre favorito y se estuviera sintiendo goloso, y me encanta que me mire de esa manera, a pesar de que lo extraño furiosamente.

- Me encantas – Dice de la nada con esa voz ronca y espectacular que derrite mujeres sin ninguna dificultad, incluso cuando ni siquiera se esfuerza.

Levanto el rostro y le sonrío a la pantalla, mientras siento el sonrojo cubrir mis mejillas.

No entiendo por qué soy tan vulnerable con él.

Nunca hubo un solo hombre o mujer en mi vida que me hiciera reaccionar de esa manera, aunque tampoco tuve muchas relaciones con este nivel de compromiso, en las que importara demasiado hablar de emociones y mostrar mi verdadero yo fuera de las sábanas.

Cherry ya me conocía demasiado para que eso hiciera falta, y a fin de cuentas fuimos más como amigas que cogían.

Para todo lo que cuenta, él es mi primera vez en todo.

Y eso me asusta locamente, porque en este momento sostiene mi corazón en sus manos y tiene todo el potencial del mundo para dejarlo caer y hacerlo añicos.

Pero curiosamente, y a veces me enoja el poco sentido que esto tiene, confío en que no lo hará.

- ¿Tienes idea del frío que está haciendo en Nueva York, cielo? – Le pregunto, para encubrir que me ha hecho sonrojar como una adolescente ñoña – Como para estar haciendo el amor contigo, dormir, y volverlo a hacer

- Tienes un avión privado. Podría estar ahí haciéndote el amor esta noche, pero eres tacaña – Me recrimina

Me río, porque está en Madrid de gira y la logística sería imposible, y además no quiero que esté aquí.

No porque no me muera por un abrazo suyo para lo que se viene, sino porque quiero que esté seguro, y la única forma de mantener a Villa lejos del primer juicio de Cherry es que ninguno de ellos viniera.

Los juzgados nunca me han puesto nerviosa, pero nunca me había jugado tanto como ahora.

Creo que él solo está haciéndome bromas porque lo sabe y quiere distraerme, y de algún modo no me cabe en la cabeza que sea capaz de meterse entre los huecos de mi coraza con tanta fluidez y pueda saber justo lo que necesito, a pesar de que me he pasado años tratando de levantar un muro para protegerme.

El muro sigue ahí, y no tengo intención de que se vaya para el resto del mundo.

Pero él ha sabido ir abriendo una pequeña puertecita en mi fortaleza, y cada día se hace más fácil dejarlo entrar cuando quiera.

Creo que está muy cerca de quedarse dentro, para ser sincera.

- El avión es de la empresa, no es mío – Le recuerdo

- Agua -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora