37. Valen más

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Camille Kent.

Primero Isaza aparece corriendo y va a ponerse en su marca en la sala de ensayo. Se pone su monitor, se cuelga una guitarra y finge estar ocupado, aunque todavía faltan algunos ajustes para empezar, así que no sé que espera que creamos que hace.

Tampoco hay que adivinar mucho, porque Orianna aparece unos segundos después de él.

El pelo le cae liso y perfecto. Está vestida y maquillada pulcramente como siempre.

Camina poniendo un pie delante del otro, como si todo el tiempo estuviera en una pasarela.

No hay un solo cabello fuera de lugar en su cabeza, pero yo la conozco mejor que eso.

El lápiz de labios en su boca parece demasiado fresco, como si hubiera acabado de retocarlo por algún motivo.

Me vuelvo y miro a Isaza, que está repentinamente muy ocupado afinando una guitarra que escucho sonar perfectamente afinada.

Ella camina particularmente erguida, y la tensión en su cuerpo es tan clara que por un instante tengo ganas de abrazarla, porque nunca he conocido a una persona que tuviera tanto pánico de soltar el volante.

No ha terminado de llegar frente a nosotros cuando ya está sacando una carpeta de su bolso.

La deja caer frente a mí y me lanza una pluma MontBlanc que debe costar más que todo lo que tengo puesto.

- Firma – Me dice

- Buenas tardes, preciosa, ¿qué tal ha ido tu....?

- Firma – Me interrumpe – No tengo todo el día

Se cruza de brazos y sube una de esas cejas perfiladas y perfectas, con esa cara que la hace lucir como una arpía.

La ha usado tanto conmigo que ha perdido gran parte de su efecto.

Giro la pluma entre mis dedos y finjo que lo pienso.

- Me gusta tu lápiz de labios – Observo distraídamente – Luce como si te lo hubieras acabado de poner. Pero, ¿por qué harías eso? No hay ninguna razón para que tu lápiz de labios se hubiera corrido

Ella me da una mirada aburrida y apunta de nuevo hacia los documentos con la mirada.

- Firma – Repite

- ¿Por qué no te quedas en el ensayo, nena? Va a ser divertido – Le digo con una sonrisa coqueta. Ella ni siquiera me determina.

Mira algo en su Smart watch y luego se echa el pelo por encima del hombro.

- Como quieras – Me dice, ignorando por completo mi última sugerencia – Que tengas un buen día, Juan David – Le dice a Villa con un asentimiento, y luego gira sobre sus tacones y empieza a dirigirse a la salida.

Le doy un beso rápido en la mejilla a Villa y me levanto de sus piernas antes de seguirla.

La detengo en medio de las escalas y la sujeto por la muñeca.

- Ori, espera

Ella se sacude de mi agarre.

- Déjame en paz. ¿Qué mierda quieres? – Me grita - ¡¡¿Qué carajo quieren todos de mí?!!

- Nena... – Empiezo a decirle

- No, basta – Me detiene, y su voz se quiebra en la segunda palabra – Ese cabrón me besó, Camille. Me besó, y yo no sé....No sé cómo...

- Agua -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora