Febrero, 2022.
Prisión de Rikers, Nueva York.
Camille Kent.
Para ser sincera, nunca pensé que llegaría hasta aquí.
Creí que el Fiscal me mataría y mi cuerpo desaparecería sin dejar rastro.
No había contado con encontrar el amor, o que la vida me cruzaría con amigos que se convertirían en mi familia, y todo eso me daría las fuerzas para luchar por otro día.
Nunca se me pasó por la mente que lucharía tan fuerte que al final ganaría.
Tampoco pensé que una condena de 10 años de prisión sería considerada un triunfo, pero aquí estamos.
El día en el que todo se desmorona, empieza como cualquier otro día en prisión.
Desayunamos avena pegajosa en algo que pretende ser leche pero obviamente no lo es, con medio banano que está a medio día de podrirse.
Nos dan un poco de azúcar morena para disimular la cuestión, y me lo como sin chistar porque, como aprendí de la manera difícil, si no comes las mierdas que da la cafetería, no comes y punto, y no hay nada más peligroso que estar débil en prisión.
Voy a las duchas en el turno de las 6 am.
El chorro de agua fría me hace tiritar, pero igual froto enérgicamente mi cuerpo desnudo para terminar pronto. Ya me he acostumbrado a ver al resto de chicas desnudas a mi alrededor.
Alguien tiene un bálsamo de pelo que huele espectacularmente, y por supuesto no pasa mucho tiempo antes de que Rose y las suyas se lo quiten. Me lavo el pelo con el mismo jabón del cuerpo silenciosamente, y me lo escurro rápidamente sin mirar demasiado, porque siempre que pueda evitar una pelea, lo haré.
Es triste que la prisión te quite la compasión de defender a alguien, pero no hay nada que prime más que el sentido de supervivencia, y no me metería en una pelea por nadie más que Guada o Karla. Diría que por Polly, pero ella no necesita que nadie la defienda.
Me seco y me visto tan rápido como puedo con unas bragas limpias y la misma ropa de ayer, porque sigue haciendo tanto frío que ni siquiera sudo, así que mi ropa puede considerarse aún limpia.
No poderse secar el pelo es una causa común de enfermedades por estos días, así que me lo peino con los dedos y me lo dejo suelto, para que se seque al aire lo más pronto posible.
Normalmente habría venido a la ducha con Guada y Karla, pero ambas tienen turno en la lavandería así que esta mañana estoy sola.
Cierro mi estuche de aseo y regreso a mi celda distraídamente, pensando en que debería escribirle un poco a Martín.
Tomo mi agenda y los lapiceros de colores que me enviaron los chicos y me dirijo a las mesitas que hay en el salón del primer piso.
- ¡Tu chico está en la televisión! – Exclama una chica de la celda vecina mientras me da un golpecito en el hombro
Le agradezco con una sonrisa y abrazo mi cuaderno hasta llegar al salón de televisión.
Están puestas las noticias de Univisión, y efectivamente Morat está en la pantalla.
Hicieron un concierto a beneficio y ellos mismos llevaron lo que recogieron al ala de maternidad de la Cárcel Distrital. Estuvieron con las reclusas y pasaron el día con los niños.
La ausencia de Martín es un recordatorio de cuanto hemos perdido, pero verlos hacer esto hace que mi corazón se sacuda, porque solo puedo imaginar cómo las almas de esas mujeres salieron de las rejas gracias a su música al menos por un rato, y lo siento como un regalo hacia mí.
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- Agua -
FanficTodo se cura con agua salada: sudor, lágrimas o agua de mar. Ella se convirtió en su agua salada. Y luego se fue. ...El amor es caprichoso.