Juan Pablo Isaza
Sus ojos se quedan en los de Orianna, y las veo tener toda una conversación sin palabras, como las que suelo tener con mis hermanas.
La abogada es un personaje que me da curiosidad. Por fuera es un mujerón, con un pelo castaño rojizo largo hasta la cintura y unos ojos verde oliva grandes y expresivos. Hoy va vestida con unos jeans de tiro alto y una blusita negra corta. Podría ser una universitaria cualquiera, excepto porque emana un aire de seguridad que por un lado es ligeramente atrayente, pero por otro me hace creer que sería capaz de dispararnos a los tres y luego seguir comiendo donas como si nada.
También es claro lo profundamente que quiere a Pastelito, porque una sola mirada de ella hace que baje la guardia.
La abogada da un paso atrás y vuelve a apoyar la cadera en la mesa.
- Vamos a hablar de temas serios. Juan David y Juan David, se pueden ir – Dice, y nos hace una seña a Villa y a mí hacia la puerta
- Juan Pablo – Corrijo sin sentido. Ella se encoge de hombros con indiferencia
- Lo que sea – Señala con un gesto de su mano – Para que entiendan un poco mejor cómo funciona el mundo: vamos a hablar de homicidios y esas cosas que hacen que se meen encima. Si algún día los llaman a una corte por haber estado aquí, tendrían que admitir que lo sabían y no lo dijeron, lo cual es un delito. O si van a la corte y mienten, diciendo que no sabían nada, estarían cometiendo perjurio, lo que sucede que también es un delito de esos que no les gustan. Así que, para no repetirme mucho, ¿se pueden largar?
- No voy a dejar a Jess aquí – Respondo rotundamente
- ¿La vas a defender con unos woohoo? – Farfulla Orianna, irritada
Pastelito suelta una risita que cubre rápidamente con su mano.
- ¿Alguno tiene un celular con batería? – Nos pregunta, volviendo a los temas importantes.
Villa se mete la mano al bolsillo de los jeans y le extiende su celular sin apenas mirarla. Ella abre la cámara y se la pone frente a la cara.
- El 10 de octubre de 2017, afuera del Bandolero, un bar a las afueras de El Paso, Texas, le disparé dos tiros de una 9mm a Christian Hart. Uno en la entrepierna, solo porque podía, y otro entre las cejas, que fue el que lo mató. Dos días más tarde salí de Estados Unidos vía marítima hacia Colombia. Entré al país por el puerto de Buenaventura y luego llegué a Medellín, y me he escondido allí bajo la identidad de María Camila Rivas. En este momento, el propietario de este celular y su gente son mis rehenes, sin ningún nexo o responsabilidad frente a estos actos.
Oigo el pequeño "pip" del video cuando se detiene.
Ella baja el celular y se lo lanza de vuelta a Villa, que lo atrapa por acto reflejo, porque parece tan pasmado como todos.
- Listo, están exonerados. ¿Se van, se quedan? Me da igual. Solo necesito decirle esto a Jessica – Declara Pastelito
Jess está antinaturalmente callada, solo mirándola.
Veo girar los engranajes de su cerebro, y aunque normalmente estoy muy sintonizado con ella, es obvio que en un asunto legal como este me va a perder.
- Me quedo – Declaro. Jess me mira por encima de su hombro y extiende su mano hacia mí
Tomo su mano y entrelazo nuestros dedos, sin importarme la ceja arqueada en la cara de Pastelito.
Villa no dice nada, pero se queda sentado en dónde está.
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- Agua -
FanficTodo se cura con agua salada: sudor, lágrimas o agua de mar. Ella se convirtió en su agua salada. Y luego se fue. ...El amor es caprichoso.