50. Deseo número 10

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Febrero, 2022.

Prisión de Rikers, Nueva York.

Camille Kent.

- Oye, Polly.... – Rose, la secuaz habitual de Polly, asoma su cabeza por la puerta abierta de mi celda

- Estoy ocupada. Largo – La interrumpe Polly

- Pero...

- ¡Largo! – Exclama

Se dice que Rose asesinó a su esposo y luego hizo empanadas con el cuerpo.

Los mitos de prisión a veces son muy ridículos, aunque hay algo sobre Rose que siempre me ha hecho estremecerme. A diferencia de Polly, no se ha endurecido solo para sobrevivir aquí adentro. Parece una de esas personas que te mataría y luego se iría a dormir tranquila, y algo acerca de sus ojos vacíos me hace sentir incómoda, especialmente porque el hecho de que me aborrece se ha hecho muy claro, sobre todo ahora que Polly pasa tanto tiempo con nosotras.

Ni Guada ni yo ocultamos que preferimos evitar a las amigas habituales de Polly, que son de las que acosan a las más flacas y débiles en las duchas, disfrutan golpeando a las más débiles, les roban sus cosas y, en general, son esa caricatura horrible del líder de la prisión.

En cierto modo, Polly también lo es, pero hay algo blando sobre ella que me dice que hay algo más, y que la vida aquí no ha acabado con su humanidad del todo.

- ¡Deja de moverte o te apuñalaré! – Me grita Polly

Hago un puchero y me quedo quieta.

Luego mi pierna empieza a saltar furiosamente.

Polly, que está tratando de trenzarme el pelo hace 15 minutos, exhala un suspiro de frustración.

- El chico te va a ver con pelo de prisión y se va a ir con otra – Me regaña Polly – Por ejemplo, conmigo. Tengo un gran pelo, y el chico es guapo

Sacude su pelo recogido en docenas de trenzas que le llega hasta la cintura para resaltar su punto.

Los hombres le gustan tanto como una babosa, así que solo está intentando relajarme.

Subo la cabeza y la encuentro dándome esa sonrisa desdentada que es extrañamente cálida en su rostro rudo.

- Estoy un poco nerviosa – Admito.

Polly es la élite de la prisión, así que me consiguió un poco de maquillaje, que ya me he aplicado y adecentado un poco mi cara. Ori me envió ropa interior funcional pero nueva y bonita con mi último paquete, y la guardé para esta ocasión.

En este momento él debe estar en la fila para entrar, y solo imaginarme el mal rato que esos guardas asquerosos le van a hacer pasar hace que la bilis me suba por la garganta. Es un hombre hermoso y la idea de que lo toquen y abusen de su poder como sé que hacen para dejarlo pasar me hace sentir tan terrible que quisiera que hubiera una forma de decirle que se vaya, pero ya es demasiado tarde.

Falta una hora para nuestra visita conyugal, así que ya debe estar aquí.

Polly me da un tirón en el pelo para que deje de moverme. Guada se sienta sobre mis piernas para mantenerme quieta, y ya que está ahí, me abraza.

- Te ves muy bonita – Me dice con orgullo

- Se me ven las costillas de lo flaca que estoy – Me quejo

- Estás muy buena. Si el chico no lo valora, ya sabes que estoy aquí – Señala Polly. Me río

- Gracias, Pol

- Agua -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora