27. Grises

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Juan Pablo Isaza.

Veo a Orianna cuando cruza la calle hacia el café en el que decidió encontrarse con Jess.

Estoy 20 minutos antes, y normalmente no soy tan exagerado con la puntualidad, pero cuando Jess me llamó para pedirme que la acompañara a esto, me puse tan histérico que he estado moviéndome a toda velocidad.

Sé que me pidió que viniera porque Orianna la asusta, y porque soy la única persona además de Villa que entiende toda la trama de esta historia, y Villa está bastante fuera de la cuestión por ahora, así que objetivamente me doy cuenta de que sus opciones estaban bastante limitadas, pero eso no hace que mi ansiedad por volverla a ver por primera vez desde ese beso inolvidable sea menos.

Por ahora, solo subo el americano doble que me pedí para aparentar normalidad hacia mis labios mientras la abogada pasa por la puerta vidriera del café. Levanta una mano para saludar a la barista y le hace una seña. La barista asiente una sola vez, como si conociera su pedido habitual.

Orianna avanza hasta la mesa en la que estoy y deja su mochila en una silla junto a la mía mientras saca otra y se deja caer en ella.

- ¿Qué bebes? – Es su saludo

- Un americano – Respondo

- Tienes que probar los filtrados. Son la joya de la corona aquí – Declara

- Lo tendré en cuenta – Asiento escuetamente. Ella sonríe

- Me generas curiosidad – Declara sin más. Subo una ceja de manera involuntaria, y luego me controlo rápidamente, porque una parte de mí se pregunta si solo me dispararía si la hago enojar

- ¿Por qué?

- Sé por qué la chica está metida en este lío. Entiendo por qué el otro Juan David resultó involucrado en esto, y lo comprendo, porque conozco mejor que cualquiera la magia de Cherry. ¿Pero tú?, ¿de verdad estás tan enamorado de esa chica como para meterte en esto?

Vuelvo a levantar mi taza y doy un sorbo mientras medito la respuesta.

Una parte de mí juega con la idea de no responderle, pero lo que hace que mi boca se abra y le conteste ni siquiera es una deferencia hacia ella, sino que es más una declaración para mí mismo.

- Si, pero esa no es la cuestión – Le digo con un encogimiento de hombros – Estamos conectados de una manera que alguien que no haya encontrado su alma gemela no va a entender. Y no estoy tratando de ser poético. Ni siquiera romántico. Aún si seguimos nuestra vida como amigos, estamos construidos como un rompecabezas de dos únicas piezas, y ella tiene toda la mitad de mí. Suena como una idiotez, pero...

- No – Me interrumpe ella – Tiene sentido, y es bonito – Señala reflexivamente – Me caes bien, Juan David. Definitivamente me caes mejor que el otro. ¿Quieres que invente un cuento acerca de este chico Daniel y lo dejemos desaparecido, así te quedas con Jessica? Francamente, creo que solo necesita un empujón de todos modos

Me quedo mirándola fijamente.

Ella suelta una carcajada.

- Es una broma – Aclara. La barista viene a dejar su pedido ante ella: un trozo tarta ópera y un capuchino. Orianna le hace un guiño y la barista le sonríe antes de irse – Aunque si quieres no es broma.

Su tarta venía con dos tenedores, así que tiende uno en mi dirección.

Lo recibo por inercia y la miro mientras empieza a comer relajadamente. Suspira con deleite cuando prueba el postre, y se recarga con comodidad en su silla.

- Agua -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora