Kate Bishop desde el primer momento que ve a Yelena Belova siente una fuerte atracción hacía ella que solo va aumentando con el tiempo.
Está historia es el camino de cómo se va construyendo la relación de Kate y Yelena de poco a poco, una linda his...
Peter y Kate se encontraban en su sala favorita de todo el complejo, ambos estaban comiendo comida chatarra mientras hablaban de como les había ido en el entrenamiento. Kate le contó a detalle como fue la paliza que Natasha le dio, Peter intento no reírse de la desgracia de su amiga, pero le fue imposible no hacerlo. Sobre todo porque Kate tenía heridas, moretones e inclusive le salió un bulto en un lado de su cabeza; todo eso como muestra de la estupidez de Kate al exponer su atracción por Yelena a la hermana de esta, y para rematar por llamarla 'cuñada'. Hasta parece que quería morir.
—¿Cómo sigue la inflamación? —le preguntó Peter colgado del techo mientras tomaba unos cuantos doritos de la bolsa que ambos compartían.
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—Pues me duele hasta respirar, pero bien—Kate tenía una caja de pizza congelada en la zona afectada.
—No es por nada, pero te lo mereces.
Kate lo miró mal, lo que menos necesitaba en ese momento era ser regañada por su amigo de quince años. Peter saltó de donde estaba colgado para hablar de enfrente.
—¡Solo a ti se te ocurre llamar cuñada a la Agente Romanoff! —exclamó un tanto exaltado.
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—¡No fue mi culpa! —Kate se defendió— ¡La palabra salió sola de mi boca!
—Sí... así como las otras palabras que dijiste acerca de Yelena y que su hermana escucho—Peter da un aplauso—. Me encanta tu discreción—dijo sarcástico.
—No es mi culpa que Yelena provoque esas emociones en mi, ¿ok?—Kate da un suspiro de enamorada al recordar a Yelena peleando—. Esa mujer es perfecta...
—Luego te quejas que su hermana te patea el trasero —dijo divertido al ver como Kate nuevamente se perdía en Yelelandia—. Hubieras visto como te arrastró por el suelo—Peter comenzó a reír.
—¡Hey, no fue gracioso!
—Claro que lo fue—musitó Peter mientras seguía riendo. Cuando Natasha golpeo a Kate no había podido reírse por estar más preocupado que su amiga no fuera asesinada, pero ahora nada impediría burlarse de ella.
