Género: amor, fantasía Advertencia: -- Palabras: 1138 Parte 2 de 3
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—Así que existe un paraíso. —Repitió Hyukjae las palabras de Donghae quien asintió y le da una mordida a una galleta. —Entonces existe un infierno.
—Si, dónde van las almas de los condenados. —Reafirmando lo que Hyukjae había dicho ocasionando un escalofrío en el humano.
—¿Y yo iré ahí? —Preguntó con miedo ante la respuesta.
—No lo sé, no tengo la jerarquía para saberlo. —Donghae respondió como si fuera cualquier cosa.
—¡Pero eres un ángel! —Exclamo Hyukjae exasperado.
—El paraíso funciona de la misma manera que aquí, tenemos un Creador que es el jefe de todos y de ahí se dividen los angeles en grupos, están los que acompañan a las personas en su lecho de muerte, las que los ayudan a cruzar, los que entrenan a todos esos y así. —Donghae comenzó a explicar enumerando.
—¿Y tú dónde perteneces?
—Al curso de entrenamiento intermedio. —Dijo no tan orgulloso de eso, no había podido pasar al aplicado y graduarse desde hacía casi un siglo por su comportamiento.
—Mi ángel no tiene terminado el entrenamiento y fue enviado, genial. —Hyukjae dijo sarcásticamente provocando un puchero en Donghae.
—Me enviaron como castigo por hacer travesuras, yo no quería venir. —Se quejó, habían pasado dos meses y seguía molesto.
—¿Y no te puedes ir o algo así?
—No, tengo que cumplir mi misión para poder regresar. —Explicó con fastidio.
—¿Y qué es lo que tienes que cumplir conmigo? —Hyukjae preguntó interesado pero ahí estaba el gran problema.
—Si, bueno...—Donghae se rasco la nuca nervioso. —No lo sé.
—Espera, ¿cómo que no lo sabes? —Hyukjae lo miró incrédulo.
—Cuando me dieron tu ficha venía la misión como clasificada, solo sé que eres un amargado que no te gusta tu vida. —Murmuro lo último pero fue claramente escuchado.
—Hasta mi ángel es tan lamentable. —Se dijo a si mismo, Donghae no dijo nada pero agachó la cabeza. El sentimiento de inseguridad era algo que el ángel siempre trató de ocultar y es que siempre sintió que no encajaba en ningún lugar, era pésimo siendo un ángel y tampoco entendía porque Leeteuk le había encomendado aquella tarea, era más fácil si lo desterraba o lo mandaba con las almas condenadas con el demonio Kyuhyun.
—Lo siento. —Murmuró para levantarse y mirar por la ventana melancólico, por primera vez en mucho tiempo se sintió bien consigo mismo pero su protegido tenía razón. Era un ángel lamentable.
