Capítulo 19.

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—¿Señorita Garzón? ¿María José? —El señor Bustamante me miraba divertido.

—¿Sí? —Abandoné mis pensamientos de mala gana.

—¿Quiere hacer las presentaciones de los chicos?

—Claro, señor Bustamante. —Me levanté y miré a mi alrededor—. A ambos equipos se les encargó la tarea de idear un anuncio animado para el sPhone Azul. Así que tenemos dos spots que presentarles ahora. Cada equipo dispondrá de diez minutos. Al final de las presentaciones, cada uno de ustedes deberá enviarme un correo electrónico, con copia al señor Bustamante, sobre cuál de las dos campañas cree que encajará mejor con el espíritu de la empresa.

Me senté, tratando de no poner los ojos en blanco. Daniela entró mientras el primer grupo estaba preparando su presentación.

—Hola a todos —saludó sonriente—. No les importa que me quede a las presentaciones, ¿verdad?

Llegaron varios «En absoluto», «Por supuesto» y «Claro» desde distintos puntos de la sala.
Ella rodeó la mesa y, una vez más, se sentó directamente delante de mí.

El señor Bustamante sonrió.
—Señorita Turner, ¿podría darle a la señorita Daniela una copia sobre los puntos que tener en cuenta, por favor?

Ella se acercó, con las mejillas rojas y brillantes, y le entregó a Daniela una carpeta. Ella se lo agradeció con un gesto de la cabeza y una sonrisa, lo que provocó que la joven se pusiera de color carmesí.

Cuando las luces se apagaron, mis ojos se encontraron con los de Daniela por encima de la mesa. Me estaba mirando de esa forma que decía «Te deseo en este mismo momento», pero yo no podía ocuparme de eso ahora, en mitad del día, delante de mis compañeros.

Giré la silla noventa grados y solté el aire, dispuesta a ver los primeros minutos de una presentación que, para mi sorpresa, estaba bastante bien.
Me vibró el teléfono, y lo saqué del bolsillo. Era un mensaje de texto de Daniela.

Daniela: «Vuelve a girarte. Ya».

«Solo si dejas de mirarme. No quiero que los demás se den cuenta de lo que hay entre nosotras, y no puedo concentrarme si me miras así...».

Daniela: «Me da igual lo que piensen. Date la vuelta».

«Presta atención a la presentación.
Es posible que aprendas algo».

Aplaudí al final de la primera presentación y me dispuse a tomar notas de la segunda.

Daniela: «Como no te des la vuelta en los próximos sesenta segundos, te juro que rodearé la mesa y te follaré delante de todo el mundo».

Se me aceleró el corazón. Supuse que era una amenaza vacía, que no iba a arriesgar su reputación por algo tan imprudente y trivial.
Seguí concentrada en la presentación, anotando las ideas que me surgían.

Daniela: «María José, treinta segundos...».

Yo: «No te atreverías...».

Daniela: «Ponme a prueba».

Ahogué un jadeo.

—¡Enhorabuena a ambos equipos por su excelente trabajo! —dijo el señor Bustamante—. Por favor, recuerden enviar ese correo electrónico con copia a la señorita Garzón sobre sus impresiones. Ahora ha llegado el momento de la sesión zen semanal, así que los invito a seguirme a la sala de relajación.

MI JEFA | PT1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora