Capítulo 20.

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Traté de canalizar la ira y la confusión que sentía en otra cosa, lo que fuera, pero los sonidos del océano y la música que flotaba en la sala era demasiado fuerte. Incluso había algunas personas roncando.

—Sígueme. —Me cogió de la mano y me ayudó a levantarme—. Empujó un panel en la pared que había a nuestra espalda, y me llevó a una sala oscura donde había una mesa de reuniones de madera.
Volvió a poner el panel en su lugar y lo bloqueó con llave. —Vamos a almorzar juntas.

«¿Qué?».

Debió de notar mi expresión, porque sonrió.
—Solo serán treinta minutos. Para entonces, terminará la sesión zen.

Me había quedado sin palabras. No podía creerme su sangre fría. Me acababa de follar, literalmente, en una sala donde estaban todos mis compañeros, y luego tenía la audacia de sugerir que almorzáramos.

—Voy a pedir la comida. —Se inclinó para abrir las persianas—. ¿Qué quieres comer?

No respondí.

—¿María José? Ya sabes que no me gusta que no me respondan a las preguntas...

—Una ensalada de pollo, y nada de sexo, por favor.

Se rio mientras sacaba el móvil.

—¿En todas las salas de Industries Calle hay un pasaje secreto escondido? —pregunté.

—No, no en todas, solo en las de reuniones. Es una medida de seguridad contra incendios, aunque está claro que son útiles para otras cosas.

Puse los ojos en blanco mientras me sentaba ante la mesa.

—¿Angela? ¿Puedes encargarte de que alguien me traiga dos ensaladas
de pollo y dos tés dulces a la suite ejecutiva del veinticuatro? Eres la mejor. Gracias. —Se sentó frente a mí—. La puerta de la izquierda da al pasillo.

—Interesante...

—¿Estás cabreada?

—No lo sé. No sé muy bien cómo debo estar después de que me hayan follado delante de todos mis compañeros.

—¿Relajada, quizá?

—Me vienen a la mente muchas palabras, pero esa, sin duda, no es una de ellas.

—Bueno, la próxima vez date la vuelta cuando te lo pido. Estoy segura de que nadie ha visto nada. La mayoría de ellos estaban quedándose dormidos... ¿Puedo preguntarte algo?

—Claro...

—¿Alguna vez aceptas citas o siempre rechazas a la gente cuando te invita a salir?

—No salgo con nadie.

—¿Por qué?

Me encogí de hombros.
—No quiero volver a sentirme decepcionada, ya me entiendes... —Al empezar a pensar en Richard, cambié de tema—. ¿Tú tienes citas?

—Llevo un tiempo tratando de conseguir una... Pero la mujer con la que lo intento es la más difícil de convencer del mundo.

—Seguramente esté fuera de tu círculo. ¿Por qué no sales con una top model?

—No me interesa. Ya lo he hecho.

«Oh..., vaya...».

—Vale, ¿y una actriz?

Llamaron a la puerta.

—También he salido con alguna... Sinceramente, ninguna de esas mujeres poseía demasiada sustancia, pero no puedo culparlas. Se mimetizan con esa industria. —

MI JEFA | PT1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora