Capítulo 65.

4.6K 221 1
                                    

CALLE

DOS MESES DESPUÉS...

Steffany me pasó los dedos por el cabello y me besó en los labios. Trató de abrírmelos con la lengua, pero no los moví. Cuando me desabrochó lentamente los botones de la camisa para deshacerse de ella, le alejé la mano.

Suspiró.
—Debería haber imaginado que no estabas a favor de esto... —Cogió el sujetador de la silla y me lo tendió—. ¿Me ayudas a ponérmelo?

—¿Qué?

—El sujetador... ¿Puedes ayudarme con el?

—Oh, por supuesto.

—En la tercera fila de corchetes, por favor. Y, para que conste, quiero quitarle a nuestra amistad la etiqueta de «con derecho a roce». No vamos a volver a follar.

—Genial —dije enganchando el último corchete.

—Estoy muy preocupada por ti. —Se dio la vuelta y me cogió la cara entre las manos—. Empiezas a asustarme.

—¿Porque no me apetece acostarme contigo? Puse los ojos en blanco.

—Porque no eres la Daniela que conozco. ¿Por qué no llamas a María José? No eres de las que se mantienen alejada cuando te gusta alguien. No eres así.

—¿Estás aconsejándome que llame a la mujer que rompió conmigo y me rogó que la dejara en paz?

—Solo quiero que...

—Ese no es mi estilo.

—Vale. ¿Cuánto tiempo deseas que me instale en la ciudad? —preguntó—. Tengo que avisar al dueño de mi apartamento.

—No mucho, pero eres más que bienvenida aquí o en una de las casas de la playa. —Me volví a abrochar la camisa—. Pero necesito que me acompañes al congreso de Juniper dentro de dos semanas. Necesito que alguien mantenga alejadas a las mujeres; no quiero que piensen que estoy disponible.

—No tendré que acompañarte a las sesiones de la mañana, ¿verdad? Sabes que me saca de quicio madrugar.

—No, a menos que quieras.

—¡No, gracias! Solo bailes y fiestas, e intentaré actuar como si fuera tu novia. Por cierto, dado que he venido a hacerte un favor y me has dejado con las ganas otra vez, me pienso ir de compras a tu cuenta. Mañana. En realidad, lo haré todos los días de la semana.

—Me parece justo. —Me puse en pie—. ¿Pasarás aquí la noche?

—Mmm... En realidad pensaba...

—¿Podrías, por favor?

—¿Por qué?

Suspiré.
—Necesito estar con alguien... —No tenía ganas de volver a ponerme a pensar en María José.

—Claro. —Se puso la camiseta y me besó en la mejilla—. Dormiré en el salón. ¿Quedamos para desayunar juntas?

—¿No podemos compartir la cama?

—No.

—¿Por qué? Solemos hacerlo.

—Daniela... —Suspiró—. Hoy no me has llamado Steffany, sino María José... Y desde que me recogiste en el aeropuerto. Ni siquiera me has preguntado qué tal estoy hasta que estábamos cenando. De hecho, después de que te lo dijera, me has preguntado sobre Andrea y Lucia... No quería decirte nada porque nunca te había visto así y no había necesidad de molestarte. —Me puso la mano en el hombro—. No quiero dormir contigo porque, de forma inconsciente, pensarás que soy María José, y no me parece bien. Quiero que arregles tu vida y que sepas a dónde quieres ir. Si me necesitas, estaré en el salón, ¿vale?

MI JEFA | PT1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora