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La última palabra que dijo antes de que su vista se nublara completamente fue:
— Kuroo..
Sus últimos pensamientos fueron Kuroo, no pensó en nadie más que el. Algo lamentable, después de todo, fue la persona que más daño le hizo en su vida, pero fue su primer y único amor, fue la persona con la que estuvo toda su vida, a pesar del daño causado. Detestaba eso, detestaba simplemente pensar en Kuroo antes de morir, pero fue inevitable esos lindos momentos que llegaron a su mente antes de morir. Recordaba un dulce momento en la nieve que pasaron.
— ¡Hace frío! — Se quejó Kenma.
— Después le diré a mamá que prepare chocolate caliente, ¡así nos calentamos! vamos a disfrutar la nieve. — Mostró una gran sonrisa, prácticamente arrastrando a Kenma.
— Ah.. quería seguir jugando. — Arrugó su nariz.
— Pasas todo el día ahí y ni me das atención.. ¡soy una persona que necesita mucha atención! o si no, me desintegraré en la nieve. — Luego de eso, se tiró en la nieve, comenzando a echarse a si mismo nieve encima.
— ¡K-Kuroo! te vas a enfermar. — Se acercó a él, intentando quitarlo del lugar.
— Es que.. — Abultó sus labios. — Ya no me prestas atención, entonces me estoy desintegrando..
— Ya, Ya.
Intentó sacarlo de la nieve, pero Kuroo simplemente lo tiró hacia el, dándole un fuerte abrazo, para luego así ambos reír.
Fue un dulce momento para ambos, uno de los momentos que pasaba por la mente de Kenma mientras la sangre corría por sus brazos, manchando aquella agua la cual poco a poco iba tomando un color rojizo con el paso de los segundos.
La decisión de Kenma estaba tomada hace meses, nada se lo impediría y aunque quisiera estar en ese momento con Okuro, seguir siendo feliz gracias a el, su decisión no cambiaría. Había escrito cartas para cada persona importante, las cuales esperaba que fueran entregadas a sus respectivas personas y esperaba que la carta de toda su historia a detalle fuera leída por Sugawara.
Kenma simplemente murió en ese lugar. Fue una muerte relajante para el, se sintió tranquilo, sintió la paz que tanto había querido, la amaba, amaba esa sensación de paz.. ahora, Kenma estaba descansando y nadie más lo dañaría nuevamente, estaría en paz.
...
Kuroo estaba acostado en su cama, de forma tranquila mientras miraba su celular, estaba hablando con una beta que había conocido por ahí hasta que sintió un fuerte dolor en todo su cuerpo, en especial en su corazón, como si estuvieran apuñalando su corazón prácticamente.
— ¡Kenma! Kenma..
Su lobo repetía constantemente el nombre de Kenma, dando fuertes dolores de cabeza a Kuroo quien estaba intentando aguantar las quejas de su lobo quien estaba prácticamente desesperado.