Damián.
Nunca pensé que amar a alguien fuera tan agotador, es como si cada paso que avanzáramos amenazara con destruir el mundo, o al menos así lo siento, ya que no encuentro una explicación lógica del por qué no podemos ser felices sin interrupciones, miedos o mentiras.
Temo que llegue el día en que ninguno pueda soportarlo más, porque no soy imbécil, el amor no siempre se siente igual, no siempre se vive igual. Mi negativismo no me deja pensar, en cualquier momento Amanda se dará cuenta de que está perdiendo demasiado por mí.
Jamás quise ser su obstáculo, mucho menos truncar sus sueños. Sí, viví un mundo de fantasías a su lado sin pensar jamás en la realidad, en lo lógico, nuestros padres jamás nos aceptarían y el mundo entero se pondría en nuestra contra.
Amanda cree que estoy dejándolo todo por ella, sin saber que también lo hago por mí, porque necesito escapar de tantos secretos que me están ahogando, secretos que no quiero pronunciar porque siento que se convertirán en algo definitivo, además, esos secretos no me pertenecen y juré no revelarlos.
Decido ir a su habitación con la intención de acurrucarme a su lado y dormir tranquilamente, sin embargo, me sorprendo cuando la encuentro con la cabeza apoyada en el escritorio, los ojos cerrados y un hilo de baba cayéndole por la barbilla. Sonrío, no quiero despertarla porque sé que han sido días muy duros.
Nunca quise hacerla infeliz, antes no derramaba ni una sola lágrima en mi presencia y eso me frustraba, ahora me frustra que derrama demasiadas.
He terminado de empacar lo necesario, también he armado unas cuantas cajas llenas de mis libros favoritos y algunos manuscritos; siento que me estoy apresurando demasiado, pero no tenemos todo el tiempo del mundo y quiero aprovechar las pocas semanas, e incluso si tenemos suerte, meses que nos quedan juntos.
No estaremos a una mano y media de distancia, y ella lo sabe.
Necesito cuidar a Amanda, no quiero que siga sufriendo, debo alejarla lo más posible de ese idiota. He colocado en una memoria todos los archivos importantes y planeo cambiar de número, no puedo arriesgarme, lo quiero lejos de nosotros, aunque sé que esto terminará mal, no me rendiré y lucharé por alargar lo que viviremos.
No hay imposibles cuando se está enamorado, no hay imposibles cuando el motor es una sola sonrisa que ilumina el rincón más oscuro, no hay imposibles cuando respiro por ella, cuando prefiero sufrir solo, quemándome por dentro, todo para que ella no experimente eso... al menos no otra vez.
Estoy muy frustrado, no sé cómo viviremos, la verdad mis libros se venden bien, pero el porcentaje que me corresponde es solo el 10% de las ventas, también gané muy poco dando clases en las universidades. A mí jamás me importó el dinero porque tenía de sobra, pero ahora no quiero pedirle ayuda a mi madre, ella está enceguecida por Anderson, tanto que vendió Marvella, ahora, su dinero, es dinero de él, y no quiero recibir nada que a Amanda le hayan quitado injustamente.
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Las reglas para amarte | 2.0
Teen FictionSegundo libro de las reglas del deseo Hay primeros amores que no son los destinados para ser los últimos. Hay corazones que merecen vivir rotos por haber lastimado a otros. Hay personas que están mejor separadas, pero que el destino decide juntarlas...