60. Te felicito por tu boda.

6.1K 357 82
                                    

—Estás perfecta —dice mirando mi reflejo a través del espejo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Estás perfecta —dice mirando mi reflejo a través del espejo.

Alzo la mirada y la encuentro ahí, parada, arreglada, hermosa, y con una expresión de tristeza, parece que está en mi funeral y no en mi boda. Desearía darme la vuelta y saludarla como corresponde, pero no quiero arruinar el trabajo de las estilistas, me conformo con su reflejo.

Estoy sentada enfrente de un espejo gigante con tres estilistas, una me maquilla, otra prepara el cabello y la última me arregla las manos, pies y piel. Estoy usando una bata cómoda de seda y abajo llevo puesta la lencería nupcial.

—Tú también estás perfecta —le sonrío.

Grace tiene un vestido azul cielo precioso, es suelto, largo, con una falda plana, se ve sencillo y lujoso; todavía recuerdo el momento en que las tres entramos a la boutique y escogimos las prendas que ella y Carol usarían para este momento.

— ¿Has venido sola? —inclino el rostro intentando ver más allá de lo que me muestra el espejo, pero las tres estilistas me miran con horror, así que decido quedarme quieta.

—Carol no vendrá —y sonríe con tristeza.

Parpadeo varias veces e intento procesar sus palabras, al principio pienso que está bromeando, Carol usaría un conjunto que amó apenas observó, fue difícil convencerla de que los gastos corrían por nuestra cuenta, o, mejor dicho, la de Anderson. Si, no estaba muy contenta con este matrimonio, nadie lo estaba, pero ella prometió que me apoyaría.

—Paren —les ordeno a las chicas, todas obedecen y me miran esperando una indicación—, quiero estar sola con mi madre unos minutos.

Las tres asienten y salen en cola india de la suite, la última cierra la puerta para darnos privacidad. Anderson ha escogido el lugar para la boda, un hotel campestre precioso fuera de la ciudad, muchos empresarios pasan las vacaciones aquí, es más, yo ya he venido un par de veces, siempre me pareció un lugar mágico, tranquilo, encantador, ahora, después de hoy, creo que no volveré a pisarlo en la vida.

—No la juzgues, ha sido demasiado para ella —explica cuando me volteo en la silla giratoria, me levanto y me acerco a ella con los brazos cruzados y la mandíbula endurecida—. No deberías retrasar más esto, deja que las estilistas terminen su trabajo

—Quiero a Carol a mi lado —respondo malgeniada, sé que ella no tiene la culpa, pero hoy no amanecí con el mejor de los humores—, dijo que respetaría mis decisiones y estaría aquí.

—Y lo ha hecho, Amanda —ella también se levantó con el pie izquierdo hoy porque su tono de voz es demasiado serio—, las dos lo hemos hecho. Lo estamos intentando en tus condiciones y aceptando sin rechistar, pero no juzgaré a Carol por no poder ver como desperdicias tu vida casándote con alguien que no lo vale por una venganza.

—Esto no es lo que quiero, es mi única opción, tanto tú como ella lo saben, no seremos libres hasta que le quitemos el poder a Anderson —explico, odio tener que repetir las cosas tantas veces y que sigan con lo mismo.

Las reglas para amarte | 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora