Segundo libro de las reglas del deseo
Hay primeros amores que no son los destinados para ser los últimos.
Hay corazones que merecen vivir rotos por haber lastimado a otros.
Hay personas que están mejor separadas, pero que el destino decide juntarlas...
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Intento concentrarme en trabajar durante el vuelo, necesito calmar un poco mi ansiedad y mantener mi cabeza ocupada. Liderar un proyecto es lo que siempre deseé, es la oportunidad que esperaba desde hace mucho y ahora que ya está en mis manos tengo un montón de trabajo por hacer. Tecleo como loca intentando buscarle coherencias a mis pensamientos cuando me quedo dormida.
No duro mucho tiempo sumida en mi inconciencia porque me levanto gracias a una pesadilla, gracias a la terapia y el acompañamiento de Grace, estas han disminuido hasta el punto de desaparecer, al menos ya casi no las recuerdo al despertar.
Estoy en estado zombi cuando decido no hacer nada más por lo que queda de vuelo. Tengo un mal humor asesino que creo que espanta a la azafata porque no vuelve a aparecer. Empiezo a maldecir en susurros, Grace definitivamente quiere acabar conmigo.
¿Por qué nadie piensa en cómo se siente Damián? Yo lo lastimé, lo rompí, hice que entrara a mi vida para luego sacarlo a patadas, me comporté de una forma infantil y egoísta, no quiero entrar en su casa y mucho menos inmiscuirme en su vida, si veo que sufre mucho con mi presencia pretendo hospedarme en un hotel y que arda el mundo. Intentaré no ser un peso para él.
He madurado un poco, ya no soy tan egoísta, ya pienso en el futuro y sé que mi decisión de dejarlo fue la correcta, nosotros jamás tuvimos una oportunidad, si mi padre se hubiera enterado, nuestras vidas hubiesen sido un infierno. Quiero tener claro todas las imposibilidades, yo estoy prometida a alguien más, aunque no sé cómo quedó mi relación con Marcos después de nuestra conversación, al final recurriré a él, al final seré su esposa.
Damián está mejor sin mí.
El vuelo finaliza y llego a mi destino, un auto negro y elegante me espera al bajar del jet, tendré un conductor asignado todo el tiempo que necesite, sigo sin poder conducir un auto, siempre que lo intento me quedo en una especie de shock extraño en el que no puedo controlar mis extremidades. Me concentro en mirar por la ventana y distraerme un poco, una parte de mi siente demasiada emoción y otra solo quiere huir y desaparecer, esta situación sin duda terminará enloqueciéndome.
Grace ha puesto todo su empeño para que esto salga perfecto, ella misma decoró la habitación en que me hospedaré, de vez en cuando pedía mi opinión, solo que yo no estaba interesada en el asunto, así que todo lo hizo ella sola. Sé que me colocó en una habitación alejada y con vistas preciosas, fueron mis únicas condiciones. La casa de Grace está fuera de la ciudad, según me comentó le gusta mucho más la tranquilidad y la soledad que el bullicio de la ciudad, aunque claro, es un barrio de personas prestigiosas muy acaudaladas.
Cuando el auto se detiene observo la hermosa casa que tengo en frente y una sonrisa entristecida surca mis labios. El jardín delantero es pequeño y acogedor, hay un par de árboles llenos de flores y un flamenco rosa barbie en una de las esquinas.
La fachada es un negro muy dominante y brilloso, tiene unos ventanales enormes, la luz debe iluminar de forma muy preciosa la casa cuando se abren las cortinas grises que ocultan lo que hay dentro de los ojos curiosos.
