1. ¿Por qué no puedes desaparecer de mi cabeza?

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—No me gusta esto Anderson, y mucho menos que me lo digas ahora, estoy agotada y te aprovechas —murmuro mientras leo los expedientes que tengo en las manos—, necesito que ella me lo confirme

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—No me gusta esto Anderson, y mucho menos que me lo digas ahora, estoy agotada y te aprovechas —murmuro mientras leo los expedientes que tengo en las manos—, necesito que ella me lo confirme.

—Grace ya acepto —tres palabras como explicación, tres palabras que salen fastidiadas por su boca, odia que lo cuestione.

—Anderson, quiero que todo esté en orden y quiero que ella me asegure que no hay nada malo en...

—No obligué a Grace a tomar esta decisión. Damián se lo ha estado pidiendo hace meses.

Agradezco que mis ojos estén en los papeles, escuchar su nombre todavía duele, no debería, pero duele. Es como una cicatriz oculta a los demás, yo sé que está ahí, en mi cuerpo, la siento todos los días, me impide olvidar. Mi vida ha dado muchas vueltas, he recorrido varios caminos y he aprendido demasiadas lecciones, pero nada me ayuda a olvidar a ese chico.

—Okey —respondo secamente, paso las hojas con rapidez leyendo superficialmente.

—Pensé que la descarriada siempre serías tú, nunca él, vaya sorpresa, mi hija se convirtió en mi orgullo y mi orgullo en mi decepción —bromea maliciosamente. Su broma no me hace ni pizca de gracia.

—Gracias por el cumplido —respondo indiferente.

Anderson es mucho más soportable, su comportamiento hacía mí ha cambiado considerablemente gracias a Grace. Ya no me humilla o degrada con trabajos irrespetuosos, ya no habla de mí como si fuera una muñeca, ya no planea intercambiarme como moneda.

Ahora me comporto, está feliz con mi trabajo, hago lo que me pide sin cuestionar. Me esfuerzo en cada trabajo, algunos son estúpidos y me siento como una especie de secretaría, pero al menos me permite entrar a Kn. Me cansé de luchas con uñas y dientes, así que ahora solo me dejo llevar y acepto sin pelear.

Soy su orgullo, pero ¿a qué precio? He perdido las ganas por absolutamente todo, vivo en la rutina, trabajo obedientemente, me la paso en casa sin ganas de salir, la Amanda de hace unos años desapareció al igual que el Damián que conocí.

Él no quiere nada con el mundo empresarial, descuidó completamente su legado familiar, ahora solo es experto en salir en chismorreos de revista y discutir con Grace cada que ella lo va a visitar.

¿Y si está así por mí? ¿Yo creé este nuevo Damián? ¿Le destruí su corazón de tal forma que se convirtió en una auténtica bestia? Niego mentalmente, no quiero seguir torturándome porque sé que las respuestas a todas mis preguntas es la misma: Si, yo hice eso.

—Organizaré el papeleo y hablaré con los abogados.

—Así me gusta, que me dejes de ver como el villano —sonríe y le tuerzo los ojos, siempre será el villano—, sé que has trabajado arduamente en los procesos de expansión, Marcos tiene una visión empresarial increíble, hacen un excelente equipo.

Las reglas para amarte | 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora