49. No es tu problema.

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Pasan dos semanas en las que mi vida se basa en sobrevivir día a día, el futuro dejó de ser mi prioridad y solo me preocupo en un respiro a la vez; paso todo el día y parte de la noche en el hospital, no confío en nadie, mucho menos en Laura, quie...

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Pasan dos semanas en las que mi vida se basa en sobrevivir día a día, el futuro dejó de ser mi prioridad y solo me preocupo en un respiro a la vez; paso todo el día y parte de la noche en el hospital, no confío en nadie, mucho menos en Laura, quiero enterarme inmediatamente si ocurre un milagro o una desgracia, solo me alejo para almorzar únicamente para no tener que aguantarme la lata de Damián o de Grace.

Casi no he podido pasar bocado, la he pasado fatal, estoy de mal humor todo el día, he discutido con todas las personas que se me acercan, tanto así que Grace se ha distanciado.

—Necesitas tu tiempo y te lo daré, no estás para que nadie te presione, pero mi niña, no nos alejes a todos —me dijo una noche.

—Okey —respondí sin siquiera mirarla, estaba fingiendo una concentración en la televisión de la sala de espera.

Y ya, con ella fue así de fácil, me ha dado mi tiempo, solo se dirige a mí cuando ve que no quiero comer, del resto solo se queda en un rincón. Se lo agradezco, cosa que no puedo decir de Damián.

—Mi madre quiere que volvamos a casa de Anderson, la he convencido de que lo mejor es estar solos, ella no sabe que Anderson está enterado de lo que teníamos —dijo en una de nuestras pocas conversaciones, no se me pasó por alto que hablara en pasado.

—Bien.

—Okey.

— ¿Cómo has hecho con el apartamento? —pregunté por cortesía y para rellenar el silencio.

—Camilo se está encargando —ni siquiera me miró, estaba concentrado tecleando en su celular—, se quedará con los muebles, me pagará su costo, pronto te traerá tus cosas.

—Okey —respondí.

— ¿Cómo haremos con Tobby? —preguntó.

—Déjalo contigo, no estoy para cuidar nada.

—Okey —respondió.

No nos hemos separado oficialmente, ambos seguimos usando nuestros anillos y de vez en cuando nos quedamos mirando desde la distancia, a veces me dejo abrazar, él deja que empape su camisa con lágrimas, hemos dormido un par de noches juntos, pero en ninguna de ellas lo he encontrado al amanecer.

Depende el día estamos juntos, depende el día nos queremos, y depende el día nos odiamos, todo siempre depende, no hay nada cierto ni aclarado, aunque a veces siento que lo mejor es dejarlo, últimamente solo discutimos muy feo, nos herimos verbalmente o pasamos sumidos en el silencio, las cosas no están bien, a veces exploto y a veces él lo hace.

Estamos cenando los dos solos en el pent-house, cada uno concentrado en su plato de comida, todavía no le he dicho sobre mis sospechas del embarazo, pero me prometo que no dejaré pasar más tiempo, he dejado de sentir nauseas, solo aparecen cuando tengo emociones muy fuertes, es raro. Tampoco he subido de peso, es más, creo que he bajado un par de kilos, y no tengo ni hambre.

Las reglas para amarte | 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora